Estos días hemos estado asistiendo a una discusión semántica sobre la operación del fin de semana. Está claro que no es un rescate del país, porque resulta que directamente el país no es rescatado. Pero todos los analistas están intentando vender que esto es un rescate de las cajas. Sin embargo esto no es del todo exacto. Ya he estado diciendo a lo largo de estos días que esto es un rescate de los bancos y jamás un rescate de las cajas. Lo he justificado de diversas formas, pero creo que la mejor forma es tirar del pasado y ver la diferencia entre lo que es un rescate de verdad.
Y el mejor ejemplo es el que tenemos con nuestros dos grandes bancos que fueron rescatados en 2008 y 2009 por la Reserva Federal, (tampoco es mucha novedad el hecho de que existan rescates desde el extranjero). Estamos hablando del programa TAF que se instauró en 2007 y del que se obtuvieron datos en 2010, en virtud de una obligación de un tribunal estadounidense que obligó a facilitar los datos de préstamos, tipos y beneficiarios facilitados en este programa de préstamos de emergencia.
Las claves del programa las explica la propia Reserva Federal en la web, en la que aparecen los datos, nos cuenta que en 2007, comenzaron los problemas de liquidez para las entidades financieras, y la ventanilla de descuento se mostró ineficaz.
“…muchos bancos se mostraron reacios a pedir prestado a la ventanilla de descuento por temor a que su endeudamiento se conocería y sería erróneamente tomado como un signo de debilidad financiera. Para satisfacer las demandas de financiación a largo plazo de manera más directa, la Reserva Federal estableció la Term Auction Facility (TAF) en diciembre de 2007”.
No deja de tener un poco de guasa el hecho de que nos suelten lo de “impresión equivocada” de debilidad financiera. Es guasa porque luego no paran de decir que los mercados valoran todo bien y luego se dice aquello de que valoran mal; pero es que además es difícil malinterpretar la necesidad de acceder a financiación con los mercados financieros; si esto no es la definición de debilidad financiera, no tengo claro que es.
Por tanto, lo que la reserva federal entiende es que la primera característica de una ayuda a la banca está en la discreción. De hecho, esto también ha ocurrido en España en determinados casos, como en el FAAF, donde no se conocieron los beneficiarios hasta que la información ya no era actualidad. Respecto al Banco Central Europeo, directamente no da información alguna sobre las operaciones, de forma que no se puede saber la información de las entidades; y el problema es que la razón principal es que esta información puede afectar a las decisiones de invertir. Es decir, se nos oculta determinada información en base a que si la conociésemos tomaríamos otra decisión, (¿no será esta la definición de manipulación?).
Sin embargo, lo que está claro es que directamente el Banco Central Europeo, la reserva federal y algunos de los banqueros de referencia manifestaron en 2008, la necesidad de no estigmatizar; por ejemplo Botín manifestaba cuando se hablaba de las inyecciones de 2008 que “para ser transparentes "no hace falta dar nombres", y agregó que hacerlo podría infligir daños innecesarios a la reputación de las entidades”; mientras que Goirigolzarri, (en aquellos momentos al frente de BBVA), “subrayó la necesidad de evitar que la publicación de los nombres de las entidades se convierta en un motivo para "cebarse" en las que acudan a las medidas articuladas por el Gobierno para aumentar la liquidez.”.
Por tanto, lo que todo el mundo entiende es que la discreción, hasta el punto de privar a todo el que quisiese obtener datos como requisito para analizar una inversión, ha sido un aspecto clave de unas operaciones que han evitado los desplomes, lo cual es algo muy parecido a rescatar. Evidentemente en el caso de las cajas el criterio no ha sido este y se han publicado todo tipo de datos, incluso con análisis y requerimientos superiores a los de la banca. Es decir, es difícil considerar lo acaecido con las cajas como un rescate cuando se ha obviado la principal características de un verdadero rescate.
Es claro que las pérdidas de las cajas están publicadas en todos lados y tanto BBVA como SANTANDER han estado presumiendo todo el tiempo de aquello de “no hemos recibido ayudas”, cuando en realidad han sido las entidades que más fondos han obtenido en España, (aunque desde la Reserva Federal), como se puede comprobar en el Excel publicado por el banco central estadounidense en diciembre de 2010, y como se puede comprobar en un artículo de cotizalia, que es de los pocos que ha hablado de este tema.
Hoy en día seguimos a vueltas con los temas de confianza, que se usan para ocultar todo lo que sea. En este sentido, es casi imposible encontrar una opinión negativa o un error de un banco y ni tan siquiera un elemento negativo, incluso en el caso de bancos que han obtenido pérdidas ingentes o déficits astronómicos en sistemas de pensiones privados o similares. Es especialmente llamativo el caso de las cajas, donde no solo se expone lo que sea, sino que se usan criterios diferentes para determinar las pérdidas.
El otro punto importante en un rescate es el acceso a financiación barata. Es decir, cuando se rescata a una entidad estamos dando préstamos a tipos reducidos, que no obtendrían en el mercado. Recordemos que en el caso que nos ocupa estamos hablando de que se van a cobrar a las cajas unos tipos superiores al 8,5% por los préstamos necesarios para salir de esta situación. Esto evidentemente contrasta con los tipos que la reserva federal impuso en el programa de préstamos de emergencia a las grandes entidades; como representantes españoles tenemos a BBVA, (directamente y a través de su filial Compass), Santander, (directamente y a través de su filial Sovereign) y a mucha distancia CajaMadrid; los datos están el Excel de la reserva federal, que he trasteado un poco para presentar tan sólo los datos de estas operaciones y son las siguientes:
Como se puede comprobar, los tipos de interés son bastantes asequibles y desde luego resaltan con cualquiera de los tipos de la época, y en todo caso, están demasiado lejos de los tipos cercanos al 8,5% que se establecen en un rescate. A fin y a cuentas, la diferencia entre cobrar un 0,25% y un 8,5% está en intentar salvarlo o intentar que se hunda.
Como se pueden ver las diferencias entre una cosa y otra son más que evidentes, pero sin embargo, lo que no parece tan intuitivo es que al final se acaba concluyendo que las condiciones de discreción, facilidad y tipos de interés claramente ventajosos y mucho mejores que el mercado que han obtenido las grandes entidades no fueron un rescate, pero sí lo son unas condiciones que directamente suponen la puntilla final a unas entidades que no han obtenido estas condiciones.
Por esta razón sigo diciendo que a lo que hemos asistido es a un rescate de bancos y no de cajas y mucho menos del país.