Hoy es uno de estos días en los que cambio el post sobre la marcha y a última hora me toca hablar de la noticia que ha surgido. En este caso estamos hablando del plan de Bankia que acaba de anunciar 6.000 despidos, amparado en la reforma laboral, (mejorando un poco las condiciones).
Desde luego esto se suma a los 4.500 de Iberia, a los que se piden en las administraciones públicas y a los casos que todos los días vemos en los periódicos, sin olvidar que no son más que la punta de iceberg, (llamativos al igual que lo son las víctimas de un accidente de avión), de una larga lista de personas que pierden su empleo todos y cada uno de los días sin que salgan en ningún medio porque tan sólo son parte de una larga lista encaminada a la cola del SPE o incluso integrantes de un ERE de 100 o 200 que antaño salían en la prensa y que hoy difícilmente serán noticias.
Lo primero que me gustaría señalar es que me decepciona profundamente el tono de los comentarios que están apareciendo en las noticias en las que se menciona este tema y lamentar que no hemos aprendido demasiado. Es cierto que las personas que han trabajado en la banca han acabado involucradas en numerosas prácticas que directamente son estafas. En fin, cualquiera que lea mis post entenderá que no soy precisamente sospechoso de defender a la banca.
Es cierto que hay muchas personas en la banca que no sabían (y deberían saber) lo que estaban vendiendo. Estoy seguro, (y es una intuición más que una constatación), que sin tener claro lo que estaban vendiendo y la situación en la que dejaban al país y a los ciudadanos, tenían los elementos suficientes para saber que sufrían bastantes costes.
Estoy completamente de acuerdo en que las personas que trabajan en banca tienen un perfil muy determinado que les ha llevado a ciertos errores personales. Por mis estudios y por mi trabajo, conozco a bastantes de estas personas, (algunas de las cuales son mis amigos y por tanto aprecio), y tengo la sensación de que realmente no se han enterado de que va esta misa. Son personas con un perfil muy comercial, y por lo tanto con unas determinadas características, que son las que las entidades buscaban. Ni son mejores, ni peores a todos nosotros que tenemos también otras características que no siempre son entendidas, aunque tengo que decir que hace años tuve algunas discusiones con alguno de estos amigos cuando se cachondeaban de los clientes, sobre todo de aquellos que habían caído en este proceso. En este punto algo ha avanzado la cosa ya que hace tiempo que no veo ciertas actitudes y ciertos comentarios. También he notado cierto cambio en los que conozco. Hace tiempo se cachondeaban directamente cuando hablaba. Es difícil expresarlo, pero yo sentía que me veían como un loco. Hace tiempo que esto ha cambiado.
¿Han metido la pata?. Pues muchos, sí. Han equivocado sus percepciones, al igual que los empleados de Iberia, los funcionarios, los economistas, los albañiles… ¿Se han comportado correctamente?. Pues al igual que todos nosotros, la respuesta es un no rotundo. Todo ha sido un engaño tan profundo que ha arrastrado a la inmensa mayoría de nosotros. De hecho, mucha gente ahora mismo está intentando entender lo que está ocurriendo y sobre todo lo que ha ocurrido.
Lo que estoy intentando decir es que hoy me encuentro con la alegría de que se despida a 6.000 trabajadores y se rebaje el sueldo brutalmente de los que queden y me pregunto: ¿Tan poco hemos aprendido?. Esto no se trata de alegrarse de los despidos; no se trata de alegrarse de las bajadas de sueldo. La situación sería cómica, sino fuese dramática. Si hace tiempo usaba el argumento de “cuidado que cualquier día nos vemos en esta situación cuando alguien se alegraba de que alguien cayese”, hoy lo tengo que volver a usar.
Son trabajadores, que han cumplido órdenes; son trabajadores que han creído los mensajes que les llegaban, son trabajadores que han tratado de hacer lo que su empresa o sus directivos pedían, (ciertamente en muchas ocasiones hasta unos puntos en los que no se debería y en la mayoría de las ocasiones engañados y autoengañados), que a su vez creían que no iban a tener problemas y que se han encontrado con una bomba encima. No hay ya estabilidad en el empleo, (no es de ahora, pero los 6.000 despidos juntos son un poderoso foco), tampoco hay estabilidad en los ingresos, no hay prejubilaciones; no hay nada de lo que se esperaba, lo que por cierto es exactamente lo mismo que tenemos para absolutamente todo el mundo que esté en España. ¿Que tenían ciertos privilegios que ahora se han perdido?. Vamos a ver si entendemos que no existen trabajadores privilegiados en España; existen trabajadores que tienen unas condiciones mucho peores que otros. Cada uno de nosotros o pide mejorar o pide que empeoren los demás, pero si opta por lo segundo ha de atenerse siempre a las consecuencias.
Se han colocado preferentes, se ha colado de todo y se ha mentido cuando se repetían ciertos mantras que incluso ahora mismo seguimos escuchando en todos los medios económicos y análisis. Es cierto que muy pocos cuestionaron lo que las circulares ponían y se limitaban a recitar como si fuesen estudios de eruditos lo que no era más que el argumentario comercial para lograr vender estafas.
Ahora nos encontramos con los afectados de las preferentes enfadados, (y sabe Dios que con razón), con los de las sucursales que les causaron graves perjuicios o que incluso destrozaron su vida, mientras que los empleados de las sucursales tienen que cambiar de domicilio y ahora van a tener también unos graves perjuicios. ¿Se lo han ganado?. Pues quizás debamos entender que tanto como nosotros.
Es cierto que opino que no han estado a la altura, como tampoco han estado los periodistas, (otro colectivo que se está desangrando), o los funcionarios o los comercios y taxistas que pedían bajadas de sueldos a sus clientes y que estos fuesen más precarios. Y ya persona a persona, yo tengo que decir que me encantaría decir que yo sí he estado a la altura; pero no sería cierto. Soy el primero en no explicarme como no he logrado entender antes cosas que eran demasiado obvias; reconozcámoslo, aprendamos y tiremos para adelante.
Hoy no toca alegrarse por estos despidos; de hecho no hay absolutamente nada bueno en esto, ya que los que han engañado siguen igual, los directivos siguen con sus blindajes, (ellos caerán también), y lo que tenemos es 6.000 personas más en la calle, con sus hipotecas, con sus hijos, sus familias y desde luego con la continuación de unos efectos devastadores en la economía.
Deberíamos recordar que la economía se está desangrando porque los ingresos de los trabajadores se están reduciendo mientras además somos menos los que quedamos para pagar los pelotazos de los demás, y la noticia de hoy no sólo no ayuda, sino que es algo que contribuye más a una espiral devastadora.
Se trata de que todos entendamos que hay que buscar la forma de evitar despidos, (que por mucho que algunos piensan y defiendan, no es abaratar y facilitarlo), de conseguir que los trabajadores recuperen poder adquisitivo y de que la economía circule. Todo el mundo, antes de alegrarse de tan sólo un despido, debería dar una vuelta por su ciudad y ver la casi inexistencia de árboles de navidad, incluso en comercios y recordar que no se va a vender porque unos no tienen extra, otros no tienen ni tan siquiera ordinaria y absolutamente todos estamos en el aire, sobre todo los empleados de los comercios, y los de las fábricas de juguetes y de coches, y los que trabajan en las asesorías de estos…
No se puede entender que pretendamos salir de esta situación empobreciendo y sacando de la circulación a más gente, por mucho que siempre encontremos motivos para alegrarnos de la caída y de la situación de cualquier colectivo, (que no sea el nuestro). Ya vale del “se lo han buscado” que se ha usado absolutamente a todo el mundo y que no ha servido para otra cosa que para dar alas a una teoría en la que supuestamente vamos a salir de esta haciendo pobres a todo el mundo.
Hoy 6.000 trabajadores se van a la calle, y nadie tiene más justicia; y en el fondo lo que necesitamos es más justicia y menos parado, por lo que hay pocos motivos para alegrarse. Y sí, estoy seguro que en los 6.000 trabajadores, (al igual que entre los millones que se han ido al paro y los que ahora temen), habrá personas de todo tipo y pelaje. Estoy seguro que en muchos casos estará más que merecido. Pues particularmente ni de estos me alegro.