En los últimos días estamos asistiendo a toda una suerte de declaraciones de todos lados pidiendo al Banco Central Europeo que actúe contra la deflación, contra el riesgo de deflación o contra el riesgo de inflación baja, (cada cual dice lo que le da la gana).
También he escuchado a algunos economistas defendiendo que la deflación, (y sus sucedáneos), no son problema en el caso de un entorno de crecimiento o recuperación, (que sólo ellos ven).
Con estas dos cosas, lo primero es aclarar, (y quedará pendiente), que lo que se pide al banco central europeo no sirve para evitar la deflación. Lo segundo es tratar de recuperar un post del 2010 en el que trataba de explicar los efectos que tendríamos en la situación de deflación, (en la que defendía y defiendo), ya estábamos en ese momento.
Para inducir un poco a la lectura de aquel post, voy a recordar que explicaba el proceso sobre la actividad productiva de la deflación, para llegar a una recopilación de los efectos que encontraríamos:
“Y por último, me gustaría hacer una recopilación de los efectos que he puesto en este post: bajada de los precios de los bienes, caída de los márgenes, caída de las empresas, un cierto caos entre la necesidad de producir más y la reducción de stocks, la caída masiva de pymes, la necesidad de crear empresas con mayor tamaño, tipos oficiales cada vez más bajos que conviven con tipos reales cada vez más altos, caídas dramáticas de las inversiones, inversiones que dejan de ser rentables,…”.
Por lo tanto, hoy me gustaría volver a remitirme a este post, para tratar de explicar un poco el por qué se llega a esta situación; van siendo horas de que algunas perogrulladas se entiendan.
El post se llamaba: “Deflación, (o cómo se llame ahora), tipos de interés y otros efectos”.