Ojalá esté equivocado, pero me gustaría explicar en este post que el acuerdo al que llegó el viernes el Eurogrupo no es lo que parece; En mi opinión estamos simplemente ante un (en lenguaje del PP) desacuerdo en diferido a unas horas de duración.
¿Sorprenderá a alguien que comience este post afirmando que, en todo este vodevil de la negociación de Grecia, absolutamente todo el mundo está mintiendo? Cualquier persona informada sabe que lo único que puedes creer es lo “de tu bando”; parece claro que tienes que creer a los que defienden lo más aproximado a tus intereses precisamente porque te viene bien, no porque sea verdad.
El que asuma que estamos en un juego en el que la única sinceridad que se pueden permitir los participantes es la que le conviene a efectos tácticos ¿cómo se explica que se cuestionen las verdades oficiales tan sólo superficialmente?.
Antes de nada me gustaría dejar el peculiar disclaimer que estoy poniendo estos días: Aquel que no dude de nada y aquel que no se crea nada de un bando y lo crea todo a pies juntillas del otro deberían dejar de leer aquí.
El 5 de febrero colocaba un post en el que explicaba que Grecia no iba a ceder porque en realidad no había negociación. Y lo veía claro porque había muchos indicios que me llevaban a pensar que en esta ocasión el plan no era ese. El plan era desde el principio tumbar a Grecia y creo que toda la negociación de estos días fue un gran paripé en el que todo el mundo está representando un papel de acorde a ciertos intereses.
El fracaso del primer eurogrupo se manifestó en el hecho de que ni tan siquiera lograron pactar un comunicado conjunto; en la cumbre de los jefes de estado se aprobó un comunicado conjunto. De las crónicas de las distintas reuniones queda claro que se han pasado horas discutiendo sobre las redacciones de los acuerdos. Si nos damos cuenta, nadie ha hablado en ningún momento sobre las condiciones que parece que no se trataron. Sólo importaban los mensajes.
De haber existido negociación, esta hubiese sido la más patética jamás contada. El ministro alemán llamando irresponsables a los griegos y cargando contra los ciudadanos; los griegos disparando contra todo y contra todos mientras envían mensajes continuos de que el acuerdo es posible. El Eurogrupo buscando la forma de humillar a Grecia mientras Juncker reconoce que se atentó contra la dignidad de los países en el pasado y los países que se podrían beneficiar de un cambio de rumbo disparando sin cesar y sin disimulo.
Por otra parte, debemos entender que Grecia sabe que el rescate le ha llevado al desastre y que no puede hacer cambiar a la Unión Europea. También debemos tener claro todos que la salida de Grecia supone un coste ínfimo para los distintos países de la UE (al estar aparcado el riesgo en “el futuro de los bancos centrales”), mientras que supondrá un coste salvaje para Grecia (corralito, hiperinflación…). Las ventajas de la expulsión de Grecia son evidentes para la eurozona y el hecho de que Grecia no puede seguir es evidente para el ministro de economía griego.
Por fin, tras innumerables discusiones sobre la necesidad de concreción en un documento, nos encontramos con un comunicado en el que todos ven exactamente lo que quieren ver porque, asumámoslo, en realidad no dice absolutamente nada. Es cierto que Grecia reconoce la existencia de la deuda y que va a cumplir con ella (siempre lo ha manifestado) y que renuncia a introducir unilateralmente medidas que pongan en riesgo la recuperación y las cuentas públicas. Perfecto; un gobierno no introducirá “medidas para destrozar la recuperación y las cuentas públicas”.
O sea que a estas alturas debemos entender que el acuerdo consiste en una carta (que se vende de todas las formas que se quieran) que no dice nada (¿Qué se ha acordado?) en la que la UE dice que no paga mientras no se acaben de cumplir unas reformas que parece que no se van a hacer (según las declaraciones de Varoufakis en las que niega las subidas de IVA, bajadas de pensiones…), en el que se repatria el dinero del fondo de recapitalización de la banca y se acuerda no transferir el importe restante, (me gustaría recordar el post en el que explicaba que en realidad la “factura” se podría ver reducida respecto a los costes generalmente aceptados precisamente en estos dos aspectos). Y todo ello después de un proceso en el que todo el mundo negoció fatal sobre aspectos superficiales. Debemos entender que todo el proceso de la deuda y las negociaciones se basan en lo realmente importante: Los ajustes; que son la fuente de obtención de rendimientos para uno y lo que están llevando a la ruina a Grecia.
Ahora bien, hay una forma más sencilla de entender todo esta historia y es la siguiente. Imaginemos que la decisión de que Grecia salga del euro está tomada por la Unión Europea y asumida por Grecia. En esta situación el problema que hay (además de los obvios que vendrán después) es el aspecto político del asunto.
Determinados países tienen que dejar claro que la culpa de la salida de Grecia del euro, (y de los procesos que van a ir a continuación) es haber votado a Syriza. Alemania tiene que dejar claro que nadie se va a poder mover, y que la razón de la salida será haber planteado unas medidas que le vienen muy mal a Grecia; y Syriza ha ganado unas elecciones diciendo que va a mantener el país en el euro y que iba a cambiar la eurozona.
Por tanto, entramos en un baile en el que todo el mundo tiene que esforzarse en dejar claro que todos han ido a una negociación de buena fe en la que han puesto toda la solidaridad posible, pero que se han topado con una intransigencia supina que, en definitiva, ha hecho imposible el acuerdo.
La cartita del viernes hace referencia a una nueva carta de Grecia que se remitirá el lunes 23 de febrero. En esta carta deben aparecer las reformas que piensa implementar Grecia que, en realidad, es lo que supuestamente debió haberse tratado en el eurogrupo. Sin embargo, son precisamente las medidas para recuperar la economía (y, por tanto, las cuentas públicas) donde están las diferencias.
Por tanto, mi interpretación sobre el acuerdo del viernes es el siguiente; En el eurogrupo no se escenificó un acuerdo, sino que se ha manifestado un desacuerdo profundo. Sin embargo, se ha dejado la ruptura para un momento en el que no estuviesen los ministros de la eurozona reunidos. Se condiciona todo a una carta en la que el ejecutivo griego proponga las medidas que estime oportunas. El lunes los griegos enviarán las medidas y el eurogrupo las valorará.
Si Grecia remite las reformas que han defendido para sacar a Grecia de la situación en que está, estas serán rechazadas por parte del eurogrupo por ser manifiestamente irresponsables y se desencadenaría el proceso. Cada parte podrá el martes acusar a la otra parte del fracaso; todos podrán decir “habíamos llegado a un acuerdo sobre esto, pero ahora se han echado atrás”; alemanes, españoles y demás países optarán por el argumento de que Grecia cedió pero ahora envían un documento inaceptable y los griegos en base a que Alemania manifestaba que existía posibilidad de cambio de giro en las medidas, siempre que Grecia pagase y cumpliese los compromisos previos, y que ahora dice que no.
Además a los griegos les dan la coartada para defender la salida del euro (que hasta ahora negaron, a pesar de que Varoufakis sabía perfectamente que era inevitable); la coartada para la restricción de movimientos de capitales y el corralito (la situación generada y la retirada del fondo de capitalización de la banca helena); y, sobre todo, la calificación de “inaceptable” dentro de la unión europea de un documento que explica las necesidades de los griegos.
En definitiva, tendremos una ruptura por carta después del “vamos a tomarnos un tiempo” (reunión del viernes) y argumentos por las dos partes para decir aquello de “hice lo que pude, pero el otro no quiso y no quedó más opciones”.
La gran ventaja de esta explicación de lo que ha ocurrido es que explica perfectamente todo lo acontecido estos díasen los. No ha sido una partida de poker; en realidad creo que tan sólo ha sido un teatro en el que tan sólo se ha negociado en base a las palabras de los documentos, que sólo son mensajes para transmitir a la opinión pública los intereses de cada uno. Si todo el mundo va poniendo pegas a las redacciones es única y exclusivamente porque cada parte tiene que defender ante sus electores su cambio de posición ante una ruptura, ya que todo el mundo apostó (en el caso de Alemania con un discurso eterno de “hemos puesto dinero para salvar la UE” y en el caso de Syriza con una campaña de Grecia dentro del euro) por lo que no va a ocurrir.
Si el viernes hubiésemos estado ante la enésima cumbre en la que alguien cede y se da una patada para adelante, hubiésemos tenido un resultado de madrugada con todas sus condiciones atadas. Hemos tenido un acuerdo que no dice nada a media tarde llevándolo todo a unas reformas del lunes que son la clave de la ruptura. De hecho, nada indica que dichos aspectos se hayan discutido jamás, porque todo el mundo parece conocer el escenario.