Si nos preguntasen, seguro que todos tendríamos problemas para conseguir una definición de cualquier término económico; eso no esconde que sin embargo que casi todos podemos intuir lo que esa palabra significa. De esta forma, si nos referimos por ejemplo al “poder adquisitivo”, muy poca gente podrá dar una definición exacta, pero todo el mundo sabrá que tal termino se refiere al valor de nuestro dinero, desde el punto de vista de los bienes que se pueden adquirir.
El poder adquisitivo es por tanto, lo que nuestros sueldos, rentas, pensiones, o ahorros pueden comprar. No es más complicado que esto.
El mismo razonamiento lo podemos aplicar a los conceptos PIB, Renta disponible, Productividad y en general a cualquier definición económica.
Por supuesto, existen definiciones para cada uno de los conceptos referidos, definiciones que tratan de ordenar los conocimientos intuitivos. El problema surge cuando tratamos de determinar el valor de esa variable. Siguiendo el ejemplo de la variable poder adquisitivo, es evidente que el poder adquisitivo de una economía, de un país o de un colectivo es la suma aritmética de los sucesivos valores para cada uno de los agentes. Es aquí donde nos encontramos con los problemas, ya que es imposible conocer la realidad de cada una de los agentes.
Entramos pues en el campo de la medición, que se centra en la estadística o en la econometría;
Hemos pasado pues a asumir en algún momento que la estadística y el análisis es el instrumento necesario para obtener un diagnóstico de la situación de una economía o de los agentes que en ella se encuentran.
A tal efecto es muy importante disponer de múltiples fuentes estadísticas.
Por tanto volviendo al poder adquisitivo, surgen numerosos índices de precios, encuestas de salarios, encuesta de presupuestos continuos, de condiciones familiares, y unas cuantas variables que en su conjunto nos ayudarán a descubrir que ha pasado con lo que realmente nos importa: ¿Cuál es el poder de compra de los consumidores?.
El problema es que en algún momento, hemos perdido el punto de vista en el manejo de estadísticas y hemos pasado a identificar el resultado de una variable estadística con el diagnóstico. O sea, que en algún momento, en lugar de analizar la evolución de sueldos, la evolución de presupuestos familiares, la evolución de los precios de primera necesidad y unos cuantos datos más que afectan a la capacidad de compra, hemos pasado a comparar poder adquisitivo con el IPC, que es una medida muy apropiada para entenderla situación de las familias.
Por tanto, al final hemos llegado a la situación de que se equipara mantener el poder adquisitivo con subida de sueldos por encima del ipc, (o congelación para el caso de ipc negativos).
Pero es que el gobierno, los analistas y los sindicatos, han olvidado que:
- El ipc tiene las limitaciones, (como cualquier herramienta), que ya he desarrollado en estas páginas.
- Por otra parte al poder adquisitivo, también afectan los impuestos, de forma que una subida de impuestos afecta reduciéndolo.
O dicho de otra forma, que sabemos que los peajes, la factura de electricidad, las tasas públicas, el transporte público, y en general los precios fijados por el gobierno subirán. Los precios de los bienes básicos subirán en un porcentaje inferior. Y el poder adquisitivo, que es la renta que nos quedará después de pagar lo anteriormente citado será cada vez menor.
En consecuencia y al final de todo. Los gobiernos deberían tener cuenta, que pueden usar las estadísticas para dos cosas: O conocer la realidad (y tenemos todos los datos), o bien tratar de convencer a la población de que nuestro poder adquisitivo se va a incrementar o mantener el año que viene.
Sé que se usará la estadística y el indicador del IPC, para demostrar que se ha ganado o recuperado poder adquisitivo, pero olvidando que ya sea por olvido o por una manipulación, esto no será cierto. Y lo que parece no entender nadie es que el mercado de las empresas es el poder adquisitivo de los consumidores, (lo que pueden vender es lo que los consumidores podemos comprar, no lo que los gobiernos quieren hacernos creer que podemos comprar).
Algo muy parecido pasa con todos los índices, y es un proceso que se observa muy bien en el uso e interpretación del PIB o PIB per capita, que es el valor usado exclusivamente para determinar el crecimiento o decrecimiento de un país determinado, así como su grado de desarrollo. Claro que luego nos encontramos con que el país con mayor PIB per capita del mundo es Qatar y toda nuestra creencia se desmorona como un castillo de Naipes.
Hoy no podemos seguir simplificando análisis, ni torturando estadísticas. Al final nos encontramos con la situación de ahora. Nadie conoce la realidad de las cosas, y los ciudadanos simple y llanamente no se creen las estadísticas oficiales, que por otra parte son ciertas.