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Una de las grandes sentencias que venimos sufriendo a menudo es la relación entre i.p.c y competitivad. Es comúnmente aceptado que la subida del IPC implica una pérdida de competitividad para el país.

Lo primero que me gustaría aclarar es que I.P.C. e Inflación no son términos equivalentes, (como ya he expuesto en el post sobre el cachondeito que nos traemos con la definición de deflación). Hablaba en ese post que el I.P.C. es el índice de productos de consumo en España, mientras la inflación sería la subida de precios de los bienes y servicios que se producen en España.

Por otra parte también he comentado que el I.P.C. no es valido para medir por sí sólo la evolución del poder adquisitivo.

Es completamente normal, ya que al final las estadísticas son los medios para conocer una realidad compleja, de tal forma que no tiene el mínimo sentido conocer como es el mundo económico usando dos variables como el PIB y el IPC. Sin embargo, la inmensa mayoría de los expertos, asumen que conociendo el PIB y el IPC ya tenemos toda la información, y supongo que el resto de todos los indicadores que aparecen todos los días sólo deben ser para tener entretenidos a los de estadística.

En resumen, al final se nos dice que la subida del IPC recoge la competitividad de la economía en el mundo y a mi me surgen unas cuantas preguntas:

El otro día ya hice una pregunta, que me gustaría que algún experto contestase:

¿Usamos el precio del pollo en un supermercado de Madrid, para analizar si una empresa puede colocar sus productos en Londres?.

Pero es que nos encontramos con muchas más preguntas que nos debemos plantear para analizar la realidad de esta afirmación:

Imaginemos que una empresa determinada, logra un avance técnico impresionante o hace un producto que tiene una gran aceptación por el público. Imaginemos por tanto que los clientes están dispuestos a pagar algo más por un artículo. Supongo que la empresa ya que ofrece algo más, puede pedir un precio mayor. En este caso tenemos una subida de precio. ¿Significa menor competitividad?. Parece que esta en una mejor situación competitiva la empresa que puede conseguir precios mayores, por lo tanto el mero hecho de subir los precios, y que el mercado lo acepte es un indicativo de competitividad. Hombre. El IPC subirá.

El grupo VW, acaba de sacar ahora el SEAT EXEO que básicamente es una copia del A4, pero a un precio significativamente inferior. Como quiera que SEAT es capaz de poner en el mercado Español un coche a un precio inferior, es de suponer que la competitividad de SEAT es muy superior. ¿O no?. El hecho de que los precios bajen, ¿no se supone que los productos de la economía son menos competitivos y que por lo tanto los clientes están dispuestos a pagar menos?.

La primera gran burrada es que relacionamos los precios con la competitividad, pero no nos damos cuenta que implícitamente, estamos olvidando que las empresas o países compiten en costes. Cuanto más barato sea un producto, más competitivo; sin embargo esa afirmación es olvidar que hay muchas formas de competir. Entre ellas diferenciarnos.

Pongamos otro ejemplo: El otro día en un programa de televisión que nos cuenta la vida de españoles en el mundo, nos cuentan que un queso Español en Canadá podía costar en torno a los 200 euros. Por supuesto en España el coste es infinitamente menor. Desde luego está claro que las queseras Españolas en ese país son muy competitivas. ¿Y si en España subimos el precio de los quesos?. ¿Habremos perdido o ganado competitividad?. Pues mire, la verdad es que los precios en España no tienen nada que ver con los precios en Canadá porque los precios no son los que la empresa ponen, sino que salen de un mercado con unos clientes y otras empresas. Si el mercado Canadiense se derrumba, o si nos toca la lotería a todos los españoles los mercados cambian, los precios cambian pero la capacidad de competir de las queseras Españolas no varía en absoluto.

Si nos damos cuenta, en este caso, olvidamos que los precios en cada mercado, dependen del mercado en cada país.

Más curioso puede ser el suponer que en España tengamos un mercado con características de oligopolio en España, como por ejemplo la electricidad o las telecomunicaciones. Esto significa que las empresas en estos sectores serán enormemente competitivas en España, (y en muchos casos con la mejor ventaja competitiva que es la posibilidad completa de bloquear la entrada de competidores). Esta gran ventaja, permite que las empresas nacionales en estos sectores sean enormemente competitivas, líderes en beneficios, y por supuesto en precios. Lo malo es que si Iberdrola sube los precios, el IPC sube; pero ¿y la capacidad de Iberdrola para competir en el mercado?. ¿Nadie se pregunta porqué las subidas de IPC vienen siempre derivadas de productos en mercados cautivos, y que además se corresponden empresas que triunfan fuera?.

Lo podemos mirar al revés, si queremos. Recientemente se han rifado a Endesa varias compañías, E-on, Enel… Si la tarifa eléctrica de España es mayor que la italiana, Eon pone la tarifa en España igualita a las demás. Los precios serían por tanto los mismos, y en el IPC no observaríamos ni un solo detalle. ¿Qué concluimos con la competitividad italiana?.

Podemos preguntarnos que ocurre si en España sube el IVA. ¿seremos más competitivos o menos que los alemanes?. Pues dado que a los alemanes no les vamos a cobrar el IVA resulta que a pesar de que suba el IPC, (En España si subirían los precios de venta al público de los bienes), es posible incluso que mejore la competitividad porque las empresas se verán obligadas a ajustar más los costes al no poder repercutir el IVA totalmente a los clientes.

En fin, nos estamos perdiendo demasiados matices en la palabra competitividad, y además tenemos un problema porque resulta que por un lado, parece que las empresas que más suben los precios, (Eléctricas, Entidades Financieras, Constructoras de Obras Públicas, Petroleras), son las que mejor compiten fuera.

De todas formas, vamos a pensar un poco en el sentido de competitividad en costes. O sea que vamos a suponer que nos olvidamos de cómo crear barreras a la entrada, diferenciarnos, segmentar mercados, y vamos a suponer que vamos a competir en costes puros y duros. En este sentido adquiere la mayor importancia la productividad, como se puede ver en el ejemplo de la automoción; El trabajador de ferrari, sacará muy poquitos coches al año, porque trata de crear valor añadido, y en marcas aún más exclusivas, incluso el coche se hará casi artesanalmente, de tal forma que se sacan muy poquitos coches por trabajador. Esto será impensable en la fabricación del Clio.

En este sentido la productividad al final es el resultado de un modelo productivo, (lo expliqué en este post), en el que las condiciones determinarán si producimos usando intensivamente en mano de obra o usando intensivamente bienes de equipo. Para entendernos, si producimos como China o como Alemania. Para tomar la decisión de cómo producir tenemos que tener en cuenta los sueldos y el coste del capital, (regla básica de economía que nos dice que la productividad depende de los costes de los factores y no al revés, como he tratado de explicar en este post).

El caso es que tal y como es lógico, la productividad alemana será mayor que la española, porque al tener unos sueldos más altos, (el sueldo medio duplica el sueldo medio español) y además con un mercado laboral más rígido, (En Alemania no existe despido libre), la teoría y la práctica nos dicen que en sus métodos productivos se usará mucho más intensivamente el factor capital, (expresado a través de inversiones en bienes de equipo e innovaciones). En un primer momento, España puede producir más barato compensando la menor productividad de los trabajadores con los costes laborales a la mitad. Sin embargo en un entorno en el que la tecnología se abarata, mientras los costes laborales tienden a subir, la capacidad de producir a menor coste, se va escorando lentamente hacía la economía que usa más intensivamente el factor que se abarata. Por supuesto la única forma de recuperarla es invirtiendo, pero en estas condiciones no se sabe si invertir es de héroes o de locos. Suponiendo que se consiguiese financiación, (que ya es suponer), para maquinaria, tendríamos que hacer una inversión en bienes de equipo e innovación importante, teniendo la oportunidad de producir con trabajadores desesperados por trabajar, con contratos temporales, (lo cual supone un coste relativamente bajo para la empresa), en mercados de bienes muy protegidos y con una demanda que difícilmente puede asumir bienes de valor añadido. En este panorama, ya me contará alguien como se invierte y sin eso, como se mejora la productividad.

La triste realidad es que la relación entre IPC y competitividad no es real, sino que se trata de la adaptación de una relación que puede parecer similar, pero si tenemos en cuenta los matices, comprobaremos fácilmente que no lo es: Estoy hablando de la relación entre IPC y competencia.

En este caso si es una relación que se cumple pero a la inversa. No es que la subida del IPC nos lleve a una menor competencia. Simplemente el grado de competencia en una economía, define los niveles de precios de esta, de tal forma que cuanto mayor sea la competencia entre las empresas, menores serán los precios y en consecuencia menor será el incremento del IPC. En España la situación de la competencia es completamente desoladora lo cual ha llevado al IPC a ser mucho mayor que en la UE hasta casi igualar los precios de la eurozona.

Por supuesto, esto cambia rápidamente cuando se derrumba la demanda, debido a que la necesidad de las empresas, si que pasa a ser un elemento que desarrolla la competencia de las empresas españolas por clientes cada vez más escasos, siendo este el proceso que al final desencadena la bajada de los precios y que desencadenará también las mejoras de productividad, (apoyadas por otro lado en la caída del empleo, ya que al caer más el empleo que los bienes producidos, la productividad automáticamente sube).

Por cierto, no explique la diferencia entre competitividad y competencia. Pues lo voy a poner con un símil. Mi coche puede ir a 200, pero yo por autopista voy a 120 por las condiciones del tráfico, el radar y el consumo. Las empresas españolas y la economía en general pueden ser muy competitivas, y de hecho cuando salimos fuera competimos con bastante éxito. Sin embargo, en España, el problema no es competitividad. El problema es competencia.

Y las subidas en los precios pueden indicar dos cosas: o alta competitividad que permite cobrar a las empresas un precio mayor porque ofrecen un bien con alto valor añadido, o baja competencia, que permite que las empresas aprovechen mercados cautivos para incrementar sus precios.

Por supuesto todo ello asumiendo los ingresos de los clientes constantes. En el caso de las variaciones, el análisis afecta a la situación.

Y recomiendo pensar que ha pasado con los precios de los sectores en los que hay competencia, (por ejemplo casi todo el industrial, textil, electrónica), y aquellos en los que no existe en la práctica, (energía, telecomunicaciones, obra pública, renovables…). Piensen en los precios, en las condiciones, y luego piense en las compañías si están teniendo problemas para competir con empresas en exterior.

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  1. Top 100
    #2
    06/11/09 16:34

    Si, te entiendo. Comparto bastante tu concepto.

    Se trata al final de que el mejor recurso somos nosotros, (como han perfectamente entendido los japoneses, que sin otra cosa que ellos mismos han logrado ser lo que son).

    El concepto competitividad se usa demasiado alegremente, cuando al final es lo que tu dices: "capacidad para crear valor". Creo sinceramente que los españoles tenemos de eso. Lo que no tenemos es competencia. Podemos crear y mucho, pero la verdad es que en las condiciones actuales simple y llanamente lo que hacemos es inventarlo, que es mas sencillo.

  2. #1
    Anonimo
    06/11/09 15:03

    Lo peor de todo es que hay incluso profesores de universidad que plantean cosas como la que comentas.

    Recuerdo una épica discusión en la que, tras el comentario de un profesor, yo levanté la mano y le pregunté cómo de fiable era la referencia del IPC a la hora de valorar la evolución de los precios si quería usarse como indicativo de la "competitividad" de un país. El pobre señor no lo pensó dos veces antes de que sí era válido el IPC.

    No era mi intención contradecirle (menos aún faltarle al respeto, de hecho fui muy educado), pero no me costó demasiado desmontar la burrada que acababa de decir, con argumentos similares a los tuyos y mirando, específicamente, como funcionaba la economía española... pero lo que más impacto causó fue lo primero que le dije; algo así como:

    "Si nos fijamos en los precios al consumo y estamos considerando la competitividad desde un punto de vista comercial en un entorno internacional, estamos suponiendo entonces que las exportaciones de un país se llevan a cabo por ciudadanos que compran bienes de consumo cotidiano y se los llevan en una maleta a otro país?"

    Efectivamente, en lo que habría que fijarse, en todo caso, es en los costes, los precios industriales... En el caso de los precios de los servicios, también hay que matizar y mucho. Aunque en realidad seguiría sin estar de acuerdo, porque en un mundo realmente globalizado y no pensando en el comercio internacional del siglo XIX, las cosas no son tan sencillas.

    En cualquier caso, soy más partidario de entender la competitividad como la capacidad de generar valor, de sumar, no sólo de reducir costes respecto al vecino. Y no se trata sólo de "chines", sino de capacidad de generación de capital humano y de activos intangibles. Y, de hecho, creo que la competitividad pasa más por la capacidad de adaptación que otra cosa... Y para eso hay que apostar por modelos que generen un mayor capital humano que, de manera más o menos directa (siempre que se apoyen con recursos de capital), son el origen de la generación de activos intangibles...

    No sé si me explico.


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