Esta es una frase comúnmente aceptada para explicar los mercados financieros, que se supone por algún lado que son mercados perfectos, sin manipulaciones y demás. La base de la frase es en realidad sencilla. En un mercado confluyen una oferta y una demanda con una serie de características, que al final pactan un precio en función de las circunstancias que imperan en el mercado. En consecuencia, al ser el precio el resultado final del mercado es sencillo encontrar las características del mercado.
Supongo que no costará imaginar un mercado en el que la oferta tenga el poder, y la demanda sea muy rígida o poco ajustable. En este caso la demanda se convierte en precio aceptante y por tanto los precios tienden a subir.
En cambio en el caso de un mercado con numerosas empresas compitiendo por clientes informados y exigentes, el precio de lo intercambiado tiende a bajar.
Pero hoy no voy a hablar de los mercados financieros, (esos que no son mercados sino casinos y no financian sino que tragan). Voy a hablar de otros mercados, por ejemplo el laboral.
Si hacemos caso a todos los organismos, bancos, empresarios y formadores de opinión, (es posible que aún pase, ya que no sé muy bien porque santa razón no somos capaces de aprender), llegamos a la conclusión de que el mercado es inflexible, rígido, sobreprotege a la oferta, (en este caso la oferta son los trabajadores que ofrecen sus servicios a cambio de un precio). De hecho se habla en todos los lugares de reformar la negociación colectiva, del poder de los sindicatos, de que el gobierno está en contra de las empresas. Bueno, supongo que todos tenemos claro todo lo que se dice.
En fin, lo que está claro es que en este mercado tenemos un número de agentes, que parecen las páginas amarillas, el gobierno que dice que no hay que abaratar el despido, (a pesar de que por ejemplo se haya permitido la medida de permitir que las empresas capitalicen el paro de desempleados para rebajar las cotizaciones sociales de la empresa que los contrate, que suena mucho a permitir comprar el empleo en una perversa subasta). Y luego tenemos los todopoderosos sindicatos que son los que realmente mandan y hunden el país, aunque con la que está cayendo a lo largo de estos años, en realidad solo hablan de responsabilidad, solidaridad y de que el gobierno está con los trabajadores.
Sin embargo, si asumimos que los mercados, y en particular el mercado de trabajo recoge toda la información sobre este, nos llevamos una gran sorpresa. Y es ver el precio del citado servicio, para el que uso los datos obtenidos en el post sobre la evolución de sueldos y gastos:
En ese post ya constan los datos de los precios de los bienes de la economía y parece que los sueldos no han subido tanto. Por lo tanto parecería que en este caso no se cumple la citada norma. O eso o realmente el poder en el mercado está en el lado de la demanda.
Por tanto podemos hacer el análisis al revés; y podemos hacer un esfuerzo por situarnos en una hipotética situación de que las cosas fuesen diferentes a todo lo que nos cuentan:
De esta forma podemos imaginar estuviésemos en una economía con una mayor concentración de la patronal, que de los sindicatos; (Vamos, que existiese digamos una organización patronal con gran representatividad y varios grupos de sindicatos). Pues el sentido común, nos llevaría a pensar que realmente el poder de negociación está en la organización única y por tanto en este caso en la demanda y por tanto los salarios y condiciones tendiesen a bajar. Pero afortunadamente eso no ocurre en España, aunque debo reconocer que el Sr. Díaz Ferrán me hizo dudar en el discurso de su nombramiento, (en la página 3) donde afirma que:
“La unidad empresarial, conseguida en España en los albores de la democracia, ha sido una de nuestras señas de identidad y quizás la clave de la capacidad de influencia que la CEOE ha logrado en España.
Nuestras homólogas europeas se asombran de esta unidad que engloba a grandes, medianas y pequeñas empresas de todos los sectores de actividad.
Y también, porque no decirlo, nos envidian esta unidad, que nos permite ofrecer un bloque compacto ante los sindicatos, para negociar y llegar a acuerdos, y ante las administraciones públicas, que tienen ante sí una organización absolutamente representativa a la hora de defender los postulados de la libertad de empresa y libre mercado”
¿y si aceptamos como válida la existencia de un bloque empresarial compacto que tuviese cierto poder en la economía?. La pregunta sería fácil. ¿Cómo lograría bajar el precio del bien que demanda en el mercado de trabajo?:
Lo normal sería buscar más ofertantes. Todo el mundo sabe que cuantos más ofertantes de un bien existan, más competencia habría y por supuesto podría darse el caso hasta de técnicas de dumping, (ventas por debajo de coste). Afortunadamente en España hace tiempo que no se habla del fenómeno de la inmigración, que ha provocado junto con la incorporación de la mujer al trabajo un incremento de la oferta que el propio Díaz Ferrán cuantificaba en pasar de 12.000.000 a 20.000.000 de personas, (mismo discurso). Por supuesto en 2007, el Sr. Díaz Ferrán pedía más.
Un segundo frente que tendríamos que abrir en ese hipotético caso sería el de lograr que la oferta sea más flexible, porque todo el mundo es consciente que desde la flexibilidad las capacidades de negociación se reducen. Por lo tanto, podríamos usar el poder para lograr “la reducción de la conflictividad laboral, la reforma paulatina del mercado laboral y una política salarial moderada y realista que nos ha permitido…”.
Un tercer frente que tendríamos que abrir, en ese supuesto caso es el del resto de los ofertantes en el mercado. Ya sabemos que el precio de un bien, en este caso el factor trabajo, depende del precio que puedan cobrar todos los ofertantes en ese mercado, por eso es muy importante conseguir que los trabajadores que vendan sus servicios a nuestra “competencia”, lo hagan a un precio que nos permita a nosotros negociar fácilmente con los nuestros. (¡Vamos el usar la frase “en otros lados pagan menos”!), En esto entraríamos en el tema funcionarios y tema pensionistas de forma que es importante contener las pensiones y sueldos públicos, para reducir la capacidad de presión de los sueldos privados. Si estos ingresos subiesen, tendríamos problemas para pactar moderaciones salariales, pero por supuesto si logramos que estos se contengan, el resultado sería muy apropiado. Afortunadamente en España parece que las congelaciones de funcionarios no existen y las pensiones son altísimas.
Por supuesto, deberíamos aprovechar las sinergias que encontramos aquí y nos encontraríamos atacando a nuestra competencia, tratando de desprestigiarla, porque como se sabe podríamos obtener beneficios de funciones que el estado realiza. De esta forma pues se podrían realizar privatizaciones masivas y por supuesto se podrían realizar gestiones privadas de servicios públicos, de forma que en ambos casos se daría lugar a beneficios increíbles porque cobrando más y pagando menos, podríamos generar muchos negocios que harían subir la riqueza de la sociedad, (porque nuestra cuenta corriente es parte de la sociedad, por lo menos la que está en España). Entre contratas, subcontratas y subcontratas de las adjudicatarias, el negocio que se abriría en el campo de la gestión eficiente de los recursos (véase inmigrantes), es casi ilimitada.
Otro punto a favor sería el establecimiento de un sistema redistributivo de la renta entre los participantes en el mercado, de tal forma que si logramos la unidad empresarial, se percibirían más subvenciones y se pagarían menos impuestos, logrando diferentes reformas fiscales.
Yo que sé podríamos decir algo así como “la mejor forma de solucionar las cosas es más iniciativa privada y más mercado, menos intervencionismo y más desregulación, y desde luego una menor presión fiscal”
Y con esto conseguiríamos que los sindicatos fuesen a los actos de los empresarios y dijesen de ellos: “Quiero aprovechar la presencia de los secretarios generales de UGT y CC.OO, para afirmar que seguiremos en la misma línea de trabajo que hemos mantenido en los últimos tiempos”. El placer que daría poder decir eso no tiene precio. Claro que esa situación es completamente imposible por que como todo el mundo sabe, los sindicatos son unos entes completamente irracionales que no dejarían pasar una sola oportunidad de defender los derechos de los trabajadores más allá de lo razonable.
Espero haber explicado como hubiese logrado explicar la situación de un mercado con la evolución a los precios del bien que en él se intercambian, por supuesto en el caso de que se hubiesen dado los condicionantes antes mencionados.