El 20 de septiembre de 2010, se conoce una noticia que parece que no ha llamado la atención ni de Expansión, ni El Economista, ni Cinco Dias, ni Cotizalia, ni tan siquiera de Invertia. Puede que no sea importante, o bien puede ser que los anunciantes no estén demasiado por la labor que determinadas cosas se sepan.
La cuestión es que las autoridades de competencia francesas has cascado una multa de 385 millones de euros a 11 entidades financieras por pactar unas comisiones que aún por encima fueron declaradas ilegales.
La historia es que resulta que en el año 2000, las autoridades francesas, se dieron cuenta que en el proceso de los cheques bancarios existían ciertas ineficiencias, que hacían que los usuarios de la banca perdían dinero. Cuando se paga un cheque el pagador entrega el cheque al cobrador que a su vez lo lleva a su banco. El banco del cobrador lo entrega a una cámara de compensación que a su vez reclama el dinero al banco del pagador, que a su vez hace el cargo en la cuenta del pagador.
Hasta aquí todo normal, pero sin embargo, alguien se preocupó allá por el año 2000, que existía un período en el que las entidades disfrutan de liquidez extraordinaria. Es decir, desde que el dinero sale de una cuenta hasta que ingresa en la cuenta del cobrador ese importe está en manos de los bancos, de forma que consiguen una liquidez diaria que no es desdeñable. (pensemos que todos los días se cargan cheques en todos los bancos de forma que los retrasos de uno o dos días generan un colchón de liquidez gratuita a las entidades).
Pues en el 2000, resulta que alguien pensó en limitar este tiempo y reducir los tiempos, lo que generó un ¿coste? a las entidades, ya que resulta que reducían su liquidez, o mejor dicho, incrementaban la financiación que tenían que pagar, a cambio de la que obtenían de forma gratuita mediante los retrasos en el proceso.
Como tenían un coste, (si se puede llamar coste al hecho de perder un beneficio extraordinario), se les ocurrió inventarse la comisión por pérdida del “float”. La comisión no es que fuese gran cosa ya que ascendía a 4,3 céntimos de euro por cheque pero en todo caso parece que no ha gustado mucho a las entidades galas.
¿Por qué no sale en los periódicos económicos?. Pues se me ocurren dos opciones; la primera es que una multa de casi 400 millones de euros a bancos, no es algo que sea noticiable, (o no tanto como el hecho de que en Belgrado haya marcha nocturna y viajes organizados por Spainair); o la segunda opción es que resulta que mejor que no se nos ocurra pensar en lo que ocurre en España, tanto con los cheques como con las transferencias y otras operaciones bancarias. Esta segunda opción tiene a favor el hecho de que ni se me había ocurrido pensar en ese beneficio que tenía la banca. Como todos, sé que realmente existen ciertos desfases entre que alguien tiene el cargo en la cuenta, y otro tiene el ingreso en la suya, pero desde luego no se me había ocurrido que eso pudiera generar un beneficio a las entidades. Por supuesto olvido tonto, porque desde luego es más que evidente. Simplemente no había caído. En consecuencia, es normal que a las entidades no les interesa demasiado que tengamos más ocurrencias que las necesarias.
Por supuesto, ante una noticia como esta, es posible que a alguno se le ocurra comparar la situación con España. Y evidentemente las diferencias son abismales. No tengo muy claro si he de reír o si he de llorar, pero el caso es que o me río mucho o lloro mucho.
De hecho, la historia completa tiene cierta pinta de ciencia ficción en lo que es el entorno español. Lo primero es que las autoridades francesas obliguen a los bancos a acelerar las transacciones para evitar perjuicios a los usuarios. En España cuando hacemos una transferencia, llevamos un cheque o lo que sea en un banco, la frase es “lo normal es que…”. Pero vamos, que me cuesta y mucho al banco de España presionando por esto.
¿Qué después resulta que las entidades imponen una comisión de 4,3 céntimos de euro por cheque y alguien la declara ilegal?. Esto simplemente es de otro mundo ya que aquí el banco de España es capaz de saltarse todas las normativas que hagan falta para llegar a la conclusión de que ¡si se pacta así!. Ya puede ponerse quien quiera a reclamar la justicia de determinadas comisiones, llamar al defensor del pueblo o a los periódicos que va a dar exactamente igual. En caso extremo, se le dice al usuario que reclame y si las entidades tienen a bien, contestan. En caso de que no contesten, pues ya sabemos… ¡al juzgado!.
Pero en Francia, después de anular la comisión de marras, (en el 2007), van y multan a las entidades con 385 millones, lo cual contrasta con las multas de competencia en España que son mucho más comprensivas, (recordemos que en el post sobre las indemnizaciones punitivas ya me hacía eco de la sanción a las petroleras por pactar precios la sanción que ascendió a 7,9 millones de euros; y seguro que la coña tenía más impacto que los 4 céntimos por cheque).
Y tengo que tirar de ejemplos en las petroleras, porque ni en mi peor borrachera soy capaz de soñar con una multa a las entidades financieras por llegar a acuerdos. ¡ni tan siquiera se investiga!. Es más, curiosamente en España, lo que hacemos con las entidades financieras es subvencionar que se unen o asocien para reducir la competencia y aprovechar sinergias. (¿o no es cierto que resulta que los de la subasta de depósitos van a ver bastante reducidas las ofertas que van a tener que pedir, cuando se unan todos?).
¿Qué las autoridades protegen a los usuarios de las entidades?. Recordemos que la CNMV y el BDE sacaron una campaña para adoctrinar convenientemente a los usuarios de los bancos.
De ahí que desde el punto de vista de un español, solo podemos parafrasear a Asterix y decir aquello de “Estos galos están locos”.