Hoy espero colocar un post doble, ya que la velocidad de los acontecimientos esta vez me ha desbordado; De esta forma, tenía un post (no demasiado antiguo), sobre una noticia del grupo fomento intentando salvar a los de siempre que decía así:
El 10 de noviembre de 2010, nos cuenta que rescatar a un grupo de sociedades concesionarias de autopistas en quiebra, nos costará a los españoles un total de 1.400 millones. Otra cosa es que intenta dejar claro que la culpa de esto es del Partido Popular.
En fin, lo primero que se me ha venido a la cabeza es acabar la carrera de derecho cuanto antes, ya que según parece los honorarios por los procedimientos concursales se están disparando. Esto viene derivado de lo único que tiene cierto sentido que nos cueste dinero en una quiebra de una empresa privada es el coste de la asistencia jurídica gratuita y quizás los gastos y costas judiciales.
Pero parece que no es este el caso, y lo que se plantea como inevitable es el rescate de estas sociedades privadas que se han presentado a unos concursos públicos, se supone han estudiado unos negocios, y sí ahorran dinero, o logran unos rendimientos más altos, no van a repartirlos nunca.
Aún no acabo de entender los razonamientos de esta persona, (que créanme no es representativa del gallego común), cuando nos cuenta que la mala planificación del gobierno Aznar, al igual que la ley del suelo de 1998 ha ocasionado estos problemas.
Y no lo acabo de entender porque por un lado, no hay obligación alguna de rescatar a empresas constructoras en quiebra, y que si están en tal situación deberán acudir a un procedimiento concursal donde se solucione o liquide el asunto como si fuesen una mercería. Por supuesto, las carreteras seguirán ahí, y el estado ha de pagar lo que tenía estipulado en el contrato. Pues que pague eso, y si no llega, pues que los acreedores discutan sobre el reparto de esto; y que los accionistas pues tendrán que asumir que corrieron un riesgo, en base al que han recibido unos dividendos. Y estas son las consecuencias y ya está.
Lo que propone Pepe Blanco de meter 1.400 millones en las sociedades concesionarias de las autopistas es un despropósito tal como si yo llego un acuerdo con un concesionario para la compra de un coche determinado. Entregado el coche, yo voy haciendo pagos de acuerdo a un contrato, y resulta que en un buen momento, me cuentan que el concesionario pierde dinero y busca que le pague una cantidad adicional, ¿Por qué?.
¿Ha sido un problema de planificación del Partido Popular?; Pues independientemente de que las medidas y la planificación económica que ha realizado el partido popular en su época hayan sido desde luego culpables de los gérmenes de muchos males de los que nos encontramos ahora, en este caso en particular, el PSOE ha tenido 6 años para arreglar el tema, sin que nos costase este dinero. Por supuesto, las empresas, (esas que en teoría son tan eficientes), debieron planificar también de forma correcta y sobre todo no tirarse unos cuantos años hablando de la economía de la champions o de que las empresas españolas son líderes en la construcción de infraestructuras.
En todo caso, tenga la culpa, quien la tenga, lo que tiene que hacer Pepe Blanco ahora, es tomar una decisión que es simple; o bien se inyectan los 1.400 millones en las concesionarias o bien no se inyectan. Y para tomar una decisión lo suyo está en analizar las dos opciones.
Si se salvan a los concesionarios, se está salvando a las empresas que se suponía iban a hacer más baratas las obras públicas, (¿no se defendió esto durante muchos años para justificar la iniciativa privada en las infraestructuras?), que por otra parte están sufriendo las consecuencias de las caídas del tráfico, (lo que viene a ser el efecto del riesgo empresarial que es inherente a la actividad empresarial). Por tanto, lo que ocurre si se se rescatan estas empresas es lo que en su día expuse en el post de bienes públicos y bienes privados. Aparte de un robo, es simplemente un despropósito.
Pero si no se salvan las concesionarias, ¿Cuáles serían los efectos?. Pues sencillo, tendríamos un concurso de acreedores, en los que los acreedores y los accionistas de estas empresas perderían, y los activos los recogerían nuevas empresas. Así de simple. Claro que como siempre en esto tenemos que mirar la letra pequeña y de esta forma tenemos que tratar de entender a quien estamos salvando realmente, y no es complicado entenderlo.
Con esta y otras medidas, resulta que la sociedad en conjunto, estamos rescatando al sistema financiero, (acreedores), que ha prestado ingentes cantidades de dinero de tal forma que tenemos aquí a otros que, a lo que se ve, tampoco se han lucido en lo de la planificación y tampoco están por la labor de asumir el riesgo de la caída de los tráficos.
Esta es la razón por la que nuestro gran ministro de fomento ni se plantea la decisión; racionalmente es un desastre sin paliativos, pero lo que ocurre es que aquí tenemos que salvar a la banca, a pesar de todo, con una demagogía que llega a tal nivel que tenemos que salvarlos, de forma que se piense que estas empresas y entidades son todo un prodigio de buen hacer, cuando en realidad lo que mejor se les hace es compadrear con políticos de tres al cuarto para saquear el país.
Y claro, esto viene a cuento del otro gran robo que es el de la colaboración público privada.