Una de las implicaciones de la explicación del shock, basada en la teoría de la manipulación, está en que la crisis es una excusa perfecta para que la sociedad acepte de buena gana cambios que en otros momentos no aceptaríamos. De hecho este es el principal móvil que pudiera tener una clase dirigente oculta para forzar una crisis y cargarse todas las prebendas del estado del bienestar.
Es fácil entender que en la crisis, los ciudadanos estamos perdiendo por todos lados, tanto en renta, como en derechos, y por tanto puede tener sentido establecer una relación causa efectos en el sentido de que si la crisis provoca unos efectos, es posible que estos efectos sean el objetivo de la creación de una crisis.
Sin embargo esta teoría, tiene unos cuantos fallos que la hacen inviable. A pesar de que exista la tendencia de que nos la creamos y que además tiene todos los argumentos para que tenga éxito, no es demasiado realista. El primer fallo es establecer la crisis como el medio para que la sociedad acepte cambios fundamentales en sus derechos y renta. Esto no es cierto, ya que es mucho más sencillo introducir cambios que erosionen la situación de los trabajadores y las familias en épocas de bonanza que en épocas de crisis. Si bien es cierto que en épocas de crisis o de shock las personas podemos aceptar muchas penalidades, la realidad es que en épocas de bonanza, los mismos cambios pasan completamente desapercibidos.
Si nos damos cuenta a esta crisis hemos llegado por que a lo largo de unos cuantos años nos han colado toda una serie de pequeñas reformas que han conseguido que los sueldos se hayan contenido, que la especulación haya campado por todos los bienes básicos, que los impuestos de las rentas altas sean algo de ciencia ficción, que hayan surgido las empresas de trabajo temporal, de tal forma que los contratos basura sean la inmensa mayoría de estos. En definitiva se han tomado a lo largo de los años toda una serie de reformas que han conseguido finalmente que los mercados financieros tengan el poder que tienen. Y toda esa serie de medidas y decisiones se han tomado sin que la sociedad ni tan siquiera se haya enterado.
Es cierto que estas medidas, se siguen tomando en la crisis y en estos momentos la sociedad acepta, aunque a regañadientes, lo que significa es que la sociedad es en estos momentos cada vez más consciente de las decisiones que se están tomando, que lejos de ser una ventaja para los supuestos “amos del mundo”, en realidad es un gran problema, ya que es mucho más difícil desarrollar estas supuestas medidas de expolio de la sociedad cuando todos los ojos están mirando que cuando no se mira.
En definitiva, la realidad es que la sociedad tiene un gran aguante, tiene mucha inercia y desde luego depende de políticos y sindicatos para su organización. Destrozados estos sistemas, las posibilidades de organización y defensa ante los cambios son mínimos, (con crisis o sin ella), y realmente las sociedades aguantarán hasta que lleguen a un límite de sostenibilidad; limite que para conocer habría que entrar en el mundo de la sociología. No tengo la más remota idea de dónde está este límite, pero no hay que ser sociólogo para entender que este límite está hoy más cerca que en 2006.
Pero es que además de que la situación cada vez más grave entre los ciudadanos es algo que llama la atención de estos, lo cual lleva al riesgo de los movimientos sociales, el problema más grave es que esta situación es en definitiva el riesgo más grave para el sistema económico, para el sistema financiero y en definitiva para los que se supone son los “amos del mundo”. La inmensa mayoría de las inversiones en el planeta dependen de la existencia de una clase media, que es la que ha de comprar los bienes y pagar los servicios que se producen y que son la base de todos y cada uno de los negocios planteados.
En esta teoría, estamos ante otro gran olvido que es aquel que los trabajadores somos los clientes de los productos y servicios de las empresas, de tal forma que sin clientes, no hay ventas y sin ventas no hay negocios. Es difícil defender que un plan, tan magistralmente ejecutado, ha sido pensado obviando este pequeño detalle.
El problema es que todas y cada una de las empresas ha buscado la forma de incrementar sus ingresos, consiguiendo incrementar los precios durante una buena temporada. Al mismo tiempo se han tomado una serie de medidas que han supuesto reducir los salarios, de tal forma que los beneficios se han maximizado. Desde luego esta medida no responde a un plan determinado, sino a una constante huída hacia adelante en un contexto en que las burbujas son cada vez menores.
El más que evidente desequilibrio de este modelo, supone que poco a poco se va generando un endeudamiento cada vez mayor. Desde luego este endeudamiento, no es tampoco una trampa para lograr que las personas sean esclavizadas. Aunque pensemos que es una forma de generar esclavos para el sistema, olvidamos el grave problema que amenaza al sistema económico, (tanto a los supuestos amos, como a los esclavos), ya que los esclavos son necesarios cuando se les puede sacar rendimientos y esto supone que alguien va a comprar y pagar lo que estos producen. El endeudamiento, tanto de las empresas, como de las personas, como ahora de los estados no son más que una sucesión de salidas hacia adelante intentando retrasar el final de un proceso desquiciante que no lleva a ningún lado. ¿Esto es coherente con la defensa de que esto es un plan?.
En definitiva, no creo plausible las teorías de la manipulación, sino que creo que la situación es que por una manifiesta ceguera, a lo largo de bastantes años, se han sucedido toda una serie de cambio en las relaciones laborales, empresariales y el papel de los estados, que han acontecido a la sombra de un período de bonanza, de tal forma que la mayor parte de la sociedad ni se ha enterado de los cambios y aunque alguien se hubiese enterado hubiese sido despachado sin problemas porque en medio de toda una serie de burbujas es imposible convencer a nadie de la existencia de estas, (aunque el mero hecho de que exista la discusión es la primera prueba de su existencia).
En todo caso, lo que me gustaría dejar claro es algo inquietante; podemos pensar que estamos ante un plan diabólico y magistral, o podemos pensar que esto no es más que una gran chapuza. Supongo que todo el mundo creerá que la situación es peor en el caso de que esto sea algo premeditado, pero ya que estamos planteándonos preguntas, ¿Seguro que es mejor que esta historia sea un plan, en lugar de una gran chapuza en la que cada vez cuesta más encontrar una forma de dar una patada a seguir?. Quizás sea esta la razón del éxito de las teorías de la conspiración; siempre es mejor estar bajo un plan, (que necesita que las cosas no se derrumben para que el sistema se mantenga), a estar bajo una improvisación continua en un modelo que ha sufrido tantas mentiras que ya nadie conoce. En este caso, la duda no es el derrumbe, sino el cómo y cuándo.