Asumiendo que las generalizaciones nunca son adecuadas, (ni tan siquiera para el caso de los expertos que parece que intentan aproximarse todos individualmente a sus caricaturas), lo cierto es que siempre tienen algo de verdad detrás. En el caso de los gallegos, uno de los rasgos que normalmente se nos adjudican es el de la “retranca”. Comoquiera que soy gallego y me cuentan que en esto soy muy gallego, me gustaría tratar de explicar un poco en lo que consiste esto y porque lo uso, y porque no lo uso normalmente en este blog. En estos fregados de definir palabras, me muevo fatal y en este caso, creo incluso que no tendría una traducción inmediata al castellano. Como quiera que los del senado no creo que me dejen el pinganillo, voy a tratar de explicarlo “a mi manera” a ver si logro que (con un esfuerzo del lector) se entienda.
La retranca en mi opinión es una especie de recurso que combina la ironía, (tratar de decir lo contrario a lo que se piensa), con la reducción al absurdo, (o sea tratar de exagerar la situación contraria para llevarla al ridículo). En definitiva, se trata de usar en cierto sentido el humor para dejar constancia del rechazo a una serie de argumentos o actuaciones.
De vez en cuando me sale algún post que vienen cargados de estos recursos. Y en general estos post tienen bastantes cosas en común: la primera es que responden a un estado de cabreo importante. No soy capaz de decir porque salto en determinadas ocasiones, porque puede ser por el día, porque las noticias del día son más absurdas de lo normal, (lo cual es un poco extraño y no acaba de encajar) o por los biorritmos. Pero lo cierto es que este recurso implica un cabreo importante con el tema tratado.
La segunda característica de estos post es que salen volando. Normalmente me cuesta mucho trabajo escribir un post, y sólo el hecho de que normalmente los tengo bastante adelantados y un buen número de ellos escritos en cada momento, me permite publicar de forma regular. Es decir, soluciono el problema de que un post me lleva días o semanas, manteniendo un stock de emergencia y bastantes empezados que voy acabando. Sin embargo, cuando me sale la retranca, son como vomitonas y son post que salen por sí solos, (supongo que enlaza con lo de cabreo), por lo que normalmente son además “bonus post”. Curiosamente son los post que más me gustan porque me parecen los más expresivos.
Y la tercera es que son muy útiles para extraer conclusiones sobre el estado de las cosas. En general los comentarios a cualquier post me sirven de mucho para hacerme pensar, reflexionar y avanzar. Cuando estamos hablando de un post “serio”, los comentarios sirven para avanzar en las “aristas” de este tema serio; y cuando se me va el freno, también me sirven para extraer ciertas conclusiones y buscar alguna forma de aclarar.
Si comenzamos con las conclusiones, la primera y más clara es que es muy difícil hacer estos post. Es difícil desde el punto de vista técnico, porque si estamos tratando de criticar unas declaraciones llevándolas al extremo para crear la sensación de absurdo, se necesita que exista cierto margen. Los expertos y políticos, nos sueltan sus declaraciones, que serán la materia prima para exagerarlas y llevarlas al absurdo, pero el caso es que si no hay margen suficiente, el problema es que pasan de proveedores a competidores, ya que dejan de dar material a competir. Este era el leiv motiv del post sobre el club de la comedia, donde trataba de explicar el problema que tenían los humoristas con esta competencia desleal, (digo desleal porque se supone que los humoristas se dedican al absurdo de tal forma que la irrupción de políticos y expertos no puede ser considerada otra cosa que intrusismo). Por ejemplo, para comentar las campañas de las elecciones catalanas, tuve que hacer un autentico malabarismo para exagerar la realidad, porque los anuncios y spots de los partidos ¡estaban líderes en youtube por ridículos!. ¿es eso justo?.
Muy relacionada con esta primera conclusión, nos encontramos con la segunda; si no hay demasiado margen para la exageración, corres un riesgo grave. En diciembre colgué un post acerca del balance con Rankia, balance que es claramente favorable, y como sea que no voy a perder mi imagen hablando bien de alguien, (esto es ironía, porque hablo bien de bastantes cosas, pero en general se publica sobre lo que está mal o hay que cambiar), he decidido enfocarlo desde la ironía; por tanto publiqué un post intentando usar la ironía llevándola al extremo pidiendo determinadas cosas que son absurdas. El problema es que con todo lo absurdo que era, y lo era mucho, lo cierto es que tuve que aclarar en los comentarios que era ironía. Como anécdota intenté expresar mi acuerdo con los planteamientos sobre internet de Fernan2, llevando al absurdo la posición contraria. De tal forma que surgió un comentario de una persona que discutía con Fernan2, que se lo acabó tomando en serio, y me acusó de “subirme al carro del mangoneo”.
Esto son dos problemas en uno, (a ver si no me pongo muy religioso). El primero es mío e intransferible. ¡lo reconozco!, nadie me obligó a tirar de ironía, y por tanto nadie me dijo que obligó a intentar exagerar unos argumentos absurdos. (¡manolete!, ¡si no sabes torear pa´que te metes!); el hecho de que los argumentos defendidos por ahí sean absurdos no es excusa suficiente porque los conocía. Pero más allá de este problema mío, nos queda un pequeño matiz, (una tontería, si se quiere);
¿Cómo pretendemos salir de esta crisis (o como pretendemos que no hayamos entrado) si somos incapaces de distinguir ironías absurdas de los discursos que escuchamos?. Que es posible que no tenga demasiada capacidad, y por supuesto que entiendo que mucha gente si pilló la ironía; pero la triste situación es que cuando llegamos al punto de dudar de si un absurdo es en serio o en ironía, es que hemos llegado a un punto en que el absurdo campa por doquier.
Que me lleva esto a otro problema de las ironías; ¿Qué ocurre si no se entiende?. Pues que hasta es posible que caiga en algunas manos y ¡se den ideas!. Lamentablemente entre el absurdo general, cierto cacao mental en las alturas y una necesidad de buscar ideas en algún lado el riesgo de que tomen cualquier post exagerado y absurdo y saquen ideas es brutal. Quizás la única cobertura es que no lean, lo cual es muy expresivo del punto en que estamos.
Pero lo que más me preocupa de estos post es que a veces, puedo cometer un error; en el post sobre la reforma de la seguridad social, he tratado de ironizar en una reforma que a mí en particular no me afectaba. El problema es que no había pensado en las personas a las que si afectaba. Espero que hayan entendido que era una crítica a la reforma, y me gustaría volver a dejar claro que este post recogía los elementos que he puesto antes; era fruto puro y duro del cabreo. En el fondo es lo mismo, usando el humor, vuelvo a parecerme a los expertos, de forma que al final el afectado directamente ve otra vez lo mismo, con el cachondeo montado. La conclusión que podemos sacar de esto es sencilla; ¿Cómo vamos a salir de la crisis si los expertos no se sienten mal con lo que dicen?. Es así de simple; ¿en manos de quien estamos que lanzan los mensajes que quieran sin importar los efectos?. Esto asusta y mucho porque realmente tengo la sensación de que estamos en manos de sociópatas, (esto ya lo había puesto en un post aunque no era de los irónicos).
O sea, que concluyendo, la ironía me sirve para comprobar que estamos en un mundo de informes, medidas y estudios absurdos que campan por doquier, hasta el punto de que mucha gente tiene que usar un “ironic mode on” para aclarar que está siendo absurdo adrede, (en lugar del natural), donde hay que tener cuidado con las tonterías que dices, que acaba en el boe, y donde te van a superar los serios sin problemas en cuestión de días, (es lo único en lo que destacan bastante: ¡un espíritu de superación acojonante!); y aún por encima sin el mínimo asomo de culpabilidad, arrepentimiento, empatía o incluso de pensar en que existen personas tras los números, medidas, propuestas o exigencias planteadas.
¿Cómo es posible que nos recuperemos así?. No lo es; tenemos que soltar lastre y dejar de hacer caso a todos los que hacen imposible distinguir el absurdo de la realidad.