La salida recurrente a esta situación ha sido la idea de los eurobonos, sin embargo, esta opción no soluciona absolutamente nada, porque no es más que una forma de seguir endeudándonos. Ya en 2010, dejé preparado el post sobre los problemas y limitaciones del eurobono, ya que ya incluso en este año era la banca lo que lo pedía.
Sin embargo, ahora mismo, los países periféricos, toda la prensa económica, y en general todo el mundo reclama los citados instrumentos, de tal forma que Alemania es la que se niega a dicho proceso porque supone incrementar el tipo de interés que paga por su deuda.
La lección que no parecemos aprender es que siempre las medidas son todas perfectas, siempre tenemos el papel y los informes que demuestran que ganamos los periféricos y pierde Alemania, pero como siempre también luego resulta que Alemania, (o mejor dicho sus bancos) sale beneficiada, (aunque parezca una ONG), mientras nosotros quedamos arruinados.
Y es que como siempre nos la están colando pero a base de bien, con la oportuna colaboración u omisión de nuestro stablishment financiero que no para de enviar información falsa, manipulada e interpretaciones ridículas.
En este caso particular, debemos recordar que los títulos de deuda pública actuales (y las hipotecas) son títulos emitidos en “moneda nacional”, que se da la casualidad que es el euro. En consecuencia, cuando tengamos que devolver, tanto las hipotecas como la deuda pública tendremos que devolver deuda nacional. Es falsa pues la creencia de que si nos salimos del euro y devaluamos la nueva moneda, tengamos que devolver el doble de deuda.
En este sentido me gustaría recordar que en agosto salió una noticia que nos cuenta que los bancos extranjeros estaban empezando a preparar sus contratos de préstamo con empresas españolas con la previsión de salida del euro, modificando las cláusulas en este punto concreto).
Por tanto hasta ahora, la inmensa mayoría de la deuda que tenemos que devolver, tanto estados, como ciudadanos, como empresas está denominada en la nueva moneda, (llamémosle “nueva peseta”). En consecuencia una salida del euro, sería en principio no demasiado dramático para España. Además no tendría por qué afectar incluso demasiado a la capacidad de obtener fondos en los mercados, si se procediese a una devaluación extrema. (por que la inversión depende de las posibilidades de revalorización que serán mayores cuanto más devaluada esté la moneda).
Pero está claro que si la salida no es dramática para España, alguien pierde y en este caso serían las entidades extranjeras que cobrarían la deuda en una moneda devaluada, lo que significa que cobrarían menos “nuevos marcos”.
Este detalle es uno de los que se tienen en cuenta a la hora de calcular la Prima de Riesgo, y tiene un efecto curioso. Frente a lo que se nos vende tradicionalmente de que la Prima de Riesgo recoge únicamente la posibilidad de impago, en realidad recoge tanto el riesgo de impago, como el riesgo de que un país salga del euro y pague con una moneda devaluada. Lo curioso es que a medida que la posibilidad de salir del euro sea mayor, (porque los problemas de estar en esta moneda sean cada vez mayores), sube el riesgo de impago, (por el mayor coste y los problemas), lo cual a su vez empeora la situación en un círculo vicioso que sólo tiene una salida.
Pero volviendo a que la banca extranjera cobraría en “Nuevas Pesetas” devaluadas y que por tanto obtendría menos “Nuevos Marcos”, es lógico que tendría una pérdida importante, (por esta razón no interesa que salgamos). Ya que la banca extranjera empieza a aplicar las salvaguardas, los gobiernos deben hacer lo mismo y se ha de buscar una salvaguarda para los títulos de deuda pública. Y esta salvaguarda son los eurobonos.
La diferencia para España entre las emisiones de deuda actuales, y el sistema de eurobonos, es que en la actualidad emite títulos, (y por tanto los paga en la moneda propia), mientras que con los eurobonos, será un ente europeo, (en el caso de Grecia, domiciliado en Luxemburgo), el que emite los bonos, para luego prestar el dinero a los países. La diferencia es fundamental, ya que no estaríamos hablando de emisiones nacionales (que pueden comprar extranjeros), sino que estamos hablando de préstamos formalizados en la moneda de Luxemburgo. (que hoy será el euro, pero mañana puede cambiar).
En consecuencia, la salida del euro, implicaría en la nueva situación que el importe a pagar por la deuda se dispararía. Los cálculos son sencillos, y si la “Nueva Peseta” se devaluase un 50%, la deuda que tendríamos que pagar se multiplicaría automáticamente por dos. En este sentido, la gran ventaja que tiene España (si nuestros políticos pensasen en nuestros intereses y no en los de la banca, que a su vez está alineada con los intereses de la banca alemana) es que aunque no hubiésemos hecho esta reflexión, tenemos el caso de Grecia que ha ido primero, y ya en este año cuando se rumoreo con la salida de Grecia del euro en mayo, el ministro de Finanzas alemán se encargó de recordar a Grecia los inmensos costes que supondría tal operación, precisamente porque Grecia ya está funcionando con un sistema exactamente igual al de los eurobonos, (aunque no tenga tal nombre).
Pero si el caso no nos llega de ejemplo, en España también hemos tenido el caso de las personas que se han hipotecado en yenes, debido a que Japón lleva décadas con los tipos al cero, (tras la explosión de su burbuja inmobiliaria en al final de los 80), de tal forma que los tipos de interés de estas hipotecas japonesas eran mucho más baratas. Cuando los bancos cobraban un 3% en España, si se formalizaba en Japón el tipo de interés ascendía a un 1%, por lo que la gente picaba con el “pagas un tercio de los tipos de aquí”, cuando en realidad ahorraban un 2% del préstamo. El problema es que dicho ahorro se convirtió en drama cuando la moneda japonesa se revalorizó, (el euro se devaluó) y en consecuencia, el importe del préstamo y todas las letras en euro se disparó.
Por tanto, con los eurobonos, los países periféricos estamos asumiendo una rebaja que no va a ser demasiado grande de intereses sobre la deuda, a cambio de que tendremos que pagar el doble. Que nadie pique con el juego de mitad y doble, porque resulta que por ahorrarnos la mitad de intereses, no podemos pagar el doble del préstamo, que es un negocio ruinoso absolutamente, (sobre todo porque la mitad de intereses sobre el doble de deuda es exactamente la misma cantidad a la que debemos sumar el doble de la deuda).
Por lo tanto, la ventaja de los eurobonos es clara y no es precisamente para nosotros, y en tal sentido hemos de encajar la hoja de ruta marcada en los últimos acontecimientos del euro.
Alemania con sus mensajes de víctima expresando que tendría que pagar más por su deuda, (cierto porque Alemania paga menos cuantos más problemas existan), y vendiendo su responsabilidad y la de los demás, impone las reformas en la constitución y la pérdida de soberanía fiscal para hacer el favor de aceptar los eurobonos.
Y nosotros aceptamos una modificación de la constitución en la que aceptamos la pérdida de soberanía económica, (y en realidad de toda la soberanía porque sin soberanía económica no la hay en realidad), y en la que damos más garantías. Y en esto llegamos a otro aspecto del punto 3 del nuevo artículo 135 propuesto para la constitución europea.
En nuestra constitución aparecerá que el déficit será el máximo establecido por la Unión Europea, (en el 135.2), y además que los gastos de intereses se entenderán siempre reconocidos en todo momento en los gastos. En consecuencia, si devaluamos la moneda, la constitución diría que ¡aún saliendo del euro! debemos reflejar en nuestras cuentas la deuda a su valor en cada momento y los gastos en cada momento, y por tanto reducir el resto de gastos en la cuantía necesaria para alcanzar el punto máximo.
En este sentido debemos tener en cuenta que la garantía de tener los costes de la deuda automáticamente incluidos en los gastos, tan solo tiene sentido en el caso de deudas que sean a coste variable, (porque en otro caso no sería precisa actualización), y dado que las deudas públicas se emiten a coste fijo, lo que está claro que está protegiendo esta garantía es la salida del euro y que las entidades extranjeras mantengan su coste siempre, a costa del resto de gastos que podamos tener.
Y aquí encontramos la urgencia de modificar la constitución, y que además sea la constitución de los países que han sido rescatados, sin ser rescatados. España e Italia, deben atarse inmediatamente porque se está minimizando el impacto sobre los bancos Alemanes y Franceses a costa de los países.