Estoy seguro que todos los lectores son conocedores de los eventos del pasado 6 de Mayo cuando una ola de órdenes electrónicas envió a los principales índices de bolsa Norteamericanos a bajar cerca de los dobles dígitos en cuestión de minutos. Esto es lo que pasa cuando la mayoría de las operaciones de bolsa son hechas por ordenadores/computadoras que más o menos tienen los mismos algoritmos.
La pregunta es, ¿se deben tomar medidas para que este tipo de cosas no vuelva a ocurrir?, son varios los que están proponiendo medidas como los conocidos "Circuit Breakers" en donde el mercado se suspende al caer un X%, entre otras medidas.
Pudimos ver cómo valores de reconocida solidez cotizaron con importantes descuentos durante unos pocos minutos (¿segundos?). Para los que cazamos gangas, la respuesta es obvia: No a los "circuit breakers" u otras medidas para "ralentizar" el trading durante períodos de pánico.
La comparación que un lector de Benjamin Graham haría (y con razón) es que si vas al mercado, y de un día para otro ves que los tomates están a mitad de precio, esto no es una mala noticia, por el contrario es una muy buena noticia. Pues con el mercado de valores es igual, si durante unos minutos ves que Procter and Gamble está más de un 25% más barata ¡vaya suerte, a comprar P&G!.
He leído que las operaciones hechas durante cierto período de tiempo fueron "canceladas", es decir, si tuviste la suerte de encontrarte un ordenador estúpido que te vendió accenture a 1 céntimo , pues resulta que tu compra fue cancelada. Así es nuestro mundo, si la cagas tú te jodes, si la caga el ordenador también te jodes.
Todos aquellos que usan como argumento cosas como "los ahorros de los pensionistas", o "estabilidad del sistema" o vaya usted a saber, sufren la enfermedad (muy común) de confundir precio con valor. Se olvidan que una acción no es un papel que sube y baja en un ticker, es una empresa que opera con una mayor o menor rentabilidad. Por más que Procter caiga a 1$ por acción, la gente va a seguir comprando sus pañales, detergentes, shampoos, afeitadoras, perfumes, y un largo etcétera de productos.
La ineficiencia en los mercados ha existido y existirá siempre (espero). La diferencia hoy en día es que la ineficiencia ya no sólo viene de la mano de la euforia o pánico de las personas, ahora también viene de la euforia o pánico de las máquinas.
Lo único que espero, es que los genios que programan estas máquinas, entre sus algoritmos de compras y ventas, no se les ocurra programarles las 3 leyes de Asimov, no vaya a ser que un día se les ocurra eliminarnos.