Como este blog debe dar un giro importante hacia la formación y la información al consumidor en materia de seguros, dejando los aspectos propios de la profesión en manos de un nuevo blog de Rankia titulado MEDIADORES DE SEGUROS pues me voy a ceñir a dicho enfoque.
Seguro que Ud, como consumidor, ya tiene el gorro caldeado de tanto anuncio de seguros. Porque yo sí lo tengo. Pones la radio, la tele o te asalta un pop-up en mitad de un crucero por internet y ¿qué encuentra uno? ¡Publicidad de seguros!
Entre teléfonos rojos, gusanitos, perros salsicha, centralitas robotizadas y un sinfín de grandes campañas gestadas por sesudos publicistas nos pasamos un buen rato cada día. Lo normal es que acabemos saturados, pero seguro que el resultado es alucinantemente rentable. O no.
¿Para qué se hace tanto ruído? Según ICEA la venta telefónica de seguros en España ya cuenta con un brutal 2,19% de cuota de mercado. La venta on-line de seguros llega a un abrumador 0,51%.
¿Cómo? Resulta que estas entidades se dedican a tirar los precios por la borda, arrastran al mercado a una auténtica guerra de precios en la que algunas van a perder hasta el último céntimo, ofrecen (dicen) lo que el cliente necesita: un precio tirado con la facilidad de trato que solo se obtiene llamando a un Call-Center y repitiendo hasta la saciedad la misma historia cada vez que cambia la operadora. Y tras tanto esfuerzo y tras más de una década en el mercado ¿aún no alcanzaron un 2,71% entre teléfono e internet?
Curioso.
Tal vez, al final, el consumidor prefiere un rostro atento y experto a una voz de cliché que repite mensajes que le aparecen en su pantalla como resultado de la implantación de un circuito normalizado de respuesta. Tal vez aún nos interesa que las cosas que amamos nos las traten personas de esas que permanecen junto a uno especialmente en los momentos más difíciles.
Con algo de suerte los consumidores aún creen en el valor como argumento de decisión.
En ese mismo estudio se advierte, no obstante, cómo la banca va absorbiendo negocio en detrimento de agentes y corredores. No ha sido una sorpresa y si Ud, amigo lector, es uno de aquellos a quienes se le obligó a contratar el seguro de la casa, el de vida y el plan de pensiones solo por hipotecar o renovar una cuenta de crédito ya sabe cómo se logra eso.