Menuda la que se ha liado en Madrid. Resulta que uno de los más veteranos examinadores de procedimientos judiciales se acaba de jubilar. ¿he dicho uno de los más veteranos? En realidad es el último que quedaba de una profesión que en Madrid ya esta extinguida (gracias a él) pero que con su jubilación va a provocar que resurja. Y con mucha fuerza.
Me explico: En los años noventa cada subastero tenía a uno o a varios empleados que se dedicaban a recorrer todos los juzgados de la provincia viendo expedientes de subastas. Esa situación a cambió en el año 2.000 cuando unos hermanos que eran ex-subasteros tuvieron la iniciativa de contratar a un par de personas y vender la información que obtenían. Aquí es importante señalar que se trataba de ex-subasteros, porque si hubieran seguido en el negocio su iniciativa hubiera estado condenada al fracaso dado nadie nos hubiéramos fiado de la información comprada. Si un subastero en ejercicio te vende info de subastas puedes apostar a que se ha guardado la mejor para su uso exclusivo.
Pero aquél no era un buen momento para nuevos proyectos en las subastas judiciales. España iba bien y apenas se celebraban subastas. Muchos subasteros dejaron de visitar los juzgados y finalmente aquellos hermanos emprendedores cambiaron el chip y acabaron dedicándose a otra cosa.
Sin embargo, su iniciativa no cayó en saco roto y uno de los pocos examinadores de expedientes que quedaban tuvo el acierto de llenar el hueco y empezó a vender la info mediante suscripción mensual. Como los subasteros que quedaban en activo se habían acostumbrado al sistema, se suscribieron con él y la cosa siguió rodando sin problemas... Hasta ahora en que nuestro protagonista ha decidido jubilarse y la ha liado parda.
Ayer estuve viendo expedientes y donde antes éramos dos o tres, ahora somos tropecientos para ver los mismos expedientes. Por ejemplo en el juzgado nº31 solo hay una silla para verlos y está en la entrada al juzgado, en un espacio de dos metros cuadrados. Naturalmente ayer ese espacio estaba petado y no era nada fácil entrar al juzgado y aún menos acceder a los expedientes. Incluso ví a un subastero enseñar a su futuro empleado los arcanos de la profesión, que tampoco es tan difícil y ni siquiera hace falta haber estudiado Derecho.
Conclusión, que me consta que el ejemplo empieza a cundir y pronto veremos a los nuevos empleados de los subasteros madrileños yendo de juzgado en juzgado. Tendremos overbooking garantizado.
¿Cómo lo tenéis organizado en otras comunidades autónomas, cada uno por su cuenta o hay empresas que dan ese servicio?