Me he quejado en muchas ocasiones de los demandados marrulleros que hacen mil barrabasadas inútiles con tal de permanecer en sus viviendas subastadas todo lo que la anquilosada maquinaria judicial les permita. Algunos incluso tienen la desvergüenza de pedirme que les asesore sobre cómo alargar los plazos.
Incluso he elaborado un ranking sobre la honorabilidad de estos demandados:
- El honesto e inteligente: Como su casa va a salir a subasta, la abandona unos días o semanas antes de la misma y entrega las llaves en el juzgado. Su buena acción es premiada con pujas más elevadas y un precio de adjudicación que aminora su deuda y que incluso puede dejarle algo de sobrante
- El honesto: Como su casa se ha subastado, la abandona en los días inmediatos a la subasta y entrega las llaves al juzgado.
- El honesto ingenuo: Sabe que su casa se ha subastado y es consciente de que la casa donde vive ya no le pertenece, pero decide esperar a que el nuevo propietario se ponga en contacto con él con la idea llegar a un acuerdo sobre plazos. Pero si se tiene que ir se va sin poner problemas. Es un inocentón y alberga la secreta esperanza de que el adjudicatario sea aún más inocente que él y le alquile la casa, pero... ¿quién le alquila la casa a un moroso manifiesto?
- El listillo aprovechado: Es consciente de que está viviendo de prestado en una casa que ya no es suya, pero tiene intención de aprovecharse de la oxidada maquinaria judicial y su intención es aguantar en la casa hasta que el juzgado le notifique la fecha de Posesión. Se suele ir unos días antes de dicha fecha.
- El moroso marrullero: Este es un moroso profesional y ha caído tan bajo que ya ni le queda honorabilidad ni honradez ni respeto a la palabra dada. Se siente a gusto en el Lado Oscuro de la Fuerza y considera que el resto de los ciudadanos somos unos "pringaos" y existimos solo para correr con sus gastos. Prepara mil marrullerías para retrasar en lo posible el Lanzamiento Judicial y cuando le sale mal, que suele ser casi siempre, se hacen las víctimas y claman contra la injusticia de su situación.
Ya he hablado bastante sobre los dos últimos clasificados y no quiero darles más espacio. A lo largo de la Historia siempre han existido en nuestras sociedades parásitos de esta especie y siempre existirán. No creo que haya solución al respecto (lo malo es que vamos a peor). Esta misma mañana he lanzado a uno de ellos y hacía muchos años que no me obligaban a llegar hasta el final. Pero ha sido para bien porque he demostrado estar en plena forma.
Lo que hoy quiero sobre todo es elogiar a los tres primeros tipos de demandados subastados, los honestos que, cada uno según su carácter, son las verdaderas víctimas de la crisis económica, que no son responsables de su propia ruina sino más bien de su mala cabeza y de su excesivo optimismo y que cuando las cosas se les tuercen se comportan como lo que son, ciudadanos honrados, pobres pero honrados, que asumen las consecuencias de sus actos con la cabeza bien alta y que sabiendo lo que tienen que hacer, lo hacen aunque no les guste o incluso aún más, aunque se les parta el corazón en ello. Gracias a Dios, hoy por hoy, aún son la mayoría.
Con algunos de estos "honestos subastados" he llegado a congeniar hasta el punto de considerarles amigos e incluso en alguna ocasión les he convertido en clientes. Que vueltas da la vida.