La discusión respecto a si el PP va a subir o no el impuesto de sociedades me parece tan absurda que casi da hasta vergüenza entrar en ella. Pero ¿qué esperas de un país en el que te suspenden si no eres capaz de entender la trigonometría o memorizarte la tabla periódica, pero ni se acercan a explicarte cómo funciona el impuesto de sociedades, el IRPF o cómo se financian las cuentas del gobierno (ahora, con suerte, si escoges la rama adecuada lo verás por encima en segundo de bachillerato)?
Cada medio de comunicación y cada experto ofrece su "opinión", extraída directamente del gran libro del buen militante. Así tienes desde los que dicen que aún no ha formado gobierno y ya están subiendo impuestos hasta los que dicen que en realidad no es un subida de impuestos. Algo así como: de los asesores que aseguraron que todas las comunidades recibirán una financiación por encima de la media, tenemos la afirmación de que se va a recaudar más ceteris paribus, pero tranquilos que no lo va a pagar nadie porque es un lo cojo de allí para ponerlo aquí y luego lo devuelvo allá ¿dónde está la pelotita?.
La razón, como sabréis, la tienen los dos. Ni es una subida de impuestos ni las empresas pagarán lo mismo.
No es una subida del impuesto porque, tal como afirma Soraya Saénz de Santamaría "no supone ningún incremento en ninguno de los elementos determinantes del hecho imponible que afecta a la cuantía de la cuota a ingresar". Así, es algo que tiene que ver más con la gestión del impuesto, como explica aquí Daniel La Calle. Ahora bien, lo que no explica, sí aparece en el capítulo 1 de cualquier libro de Matemáticas Financieras, donde nos mostrarán que un euro hoy no vale lo mismo que un euro mañana. Los seres humanos preferimos tener liquidez ahora que la promesa de tenerla en el futuro y ese es el motivo por el que existen los tipos de interés y la fórmula del descuento (que por suerte sí vimos en sexto de EGB, aunque se nos haya ido olvidando). Por lo tanto, un adelanto del pago, sí es una subida de impuestos (aunque no técnicamente). Pero no lo voy a desarrollar más porque ya lo hace genialmente Juan Ramón Rallo aquí y lo amplía Juan Rosell en esta entrevista.
En resumen, es como en el IRPF, que cuando te sale a devolver no te están regalando nada. Te están devolviendo lo que te han quitado de más mes a mes. Has financiado al Estado a tipo 0. Si te aumentan sólo la retención, no te suben los impuestos (es una cantidad que te devolverán cuando hagas la declaración). Pero ese coste de financiación, no te lo paga nadie.
Pero esto es algo que no debería hacer falta explicarle a nadie, son temas básicos, que conciernen a todos y de los que todos deberíamos tener los conocimientos suficientes para poder formarnos una opinión. No entiendo por qué es más necesario memorizar los afluentes del río Ebro por la derecha y por la izquierda, o todas las capitales del continente de Lemuria, antes que la base imponible o el fraccionamiento del pago de un impuesto.
Por su parte, los otros aprovechan a salir a gritar que están de acuerdo con una subida del impuesto de sociedades, porque las empresas del Ibex sólo pagan un 3% (véase el mito del 3,5%), mostrando su enorme ignorancia al confundir resultado contable con base imponible del impuesto de sociedades. No hacen el ridículo, claro, porque tampoco muchos de sus votantes saben distinguir una cosa de la otra, por desgracia.
Pero en fin, cada vez es más complicado leer un medio de comunicación con una opinión objetiva, y lo cierto es que algunos de ellos se están radicalizando tanto en sus posturas como la propia sociedad. No voy a meterme en relaciones de causalidad ni voy a entrar a jugar a la historia del huevo y la gallina, por lo que la pregunta de si el periodismo refleja la opinión de la gente o la gente refleja la opinión del periodista, que la respondan los sociólogos.
Lo peor es que los partidos políticos están siguiendo el juego, aprovechando sus discursos demagógicos.
Me repugna que en cualquier tertulia política se divida a los "expertos" por bandos y que cada bando defienda siempre la postura del libro del buen militante. No hay lugar para reconocer que a veces unos tendrán razón y a veces la tendrán otros. Ni por supuesto hay lugar a tratar de encontrar una solución común, lejos de los extremos, que convenga a todos.
Para mí, democracia significa que tú tienes tu opinión, similar a la del 40% de la población, yo tengo la mía, similar a la del 39%. Y entre los dos decidimos una consensuada, un poco más cercana a la tuya, pero que moleste lo menos posible al 21% restante. A mí es que las democracias que suponen una dictadura de las mayoría me dan pánico.
Pero ya mi padre me lo decía siempre: "Tomás, no te desesperes porque los verdaderos partidos de centro nunca sumen votos. Es que las soluciones intermedias, que intentan contentar a todas las partes, no le gustan a nadie."
Además, para conseguir lo anterior es necesario para empezar una sociedad educada, capaz de votar por lo mejor para el bien común y no por unicornios.
Fuente: Freakonomics.com
En este contexto, ¿cómo pensar en la posibilidad de una gran coalición? En cualquier país civilizado, las cuatro cabezas de los principales partidos hubieran dimitido por vergüenza, al haber tenido que convocar nuevas elecciones.
No es el caso, lamentablemente, y aquí siguen, jugando al trilero con la gente. Y así seguirá, mientras la gente siga aplaudiendo el juego, aún sabiendo que es un timo, por si acaso se vuela algún billete de la mesa.