Como sabéis, estas navidades vamos a repetir el curso de bolsa solidario: más de 10 horas online (con los vídeos disponibles después de cada clase), durante 5 días, con 10 grandes profesionales, por un precio simbólico. Todos los beneficios serán para ONGs.
Yo me centraré en la parte de Psicología de los mercados financieros (o mejor dicho, finanzas conductuales o behavioral finance). Creo que es una parte muy interesante y fundamental a la hora de invertir.
No soy psicólogo, ni un gran erudito en el tema. Ni mucho menos soy coacher, ni nada parecido a uno de estos curas modernos de los mercados financieros, que pretende meter en el confesionario al trader después de cada sesión y cobrarle bien la penitencia.
De hecho, aborrezco ese término acuñado los últimos años como "Psicotrading", que adornado de frases mágicas a lo Coelho, trata de convencerte de que si lo deseas con todas tus fuerzas, el universo conspira para que se forma un hombro cabeza hombro invertido. No, no me va nada ese rollo.
Yo soy un sufridor. Un cuidadoso y matemático doctor Jekyll cuando analizo las inversiones que se dio cuenta que cuando pone la orden se convierte en Mr Hyde.
Un inversor más, vamos, que se asusta, se alegra, sobre confía, se llena de esperanza... Y que se dio cuenta de que era una persona diferente con una orden puesta en el mercado que sin ella, y que decidió entender por qué. Y encontré la respuesta en la Behavioral Finance.
He leído mucho sobre este tema, pero sobre todo lo he experimentado en mí mismo y lo he visto después en amigos y en clientes. Por eso me veo capaz de compartir mis apuntes de todos estos años con vosotros, de igual a igual, de sufridor a sufridor. Mis apuntes y mi experiencia, porque es algo que me sigue afectando y que sigue provocando errores en mi operativa. Soy consciente de ello, por eso es una parte que sigo trabajando.
Si no fuera consciente, es que no habría aprendido nada.
Me explico mejor:
Hacer esta operación es sencillo, ¿verdad? Todos podríamos hacerla sin pensar. De hecho, la hacemos pensando de forma automática, con una respuesta instintitiva, que viene sóla a la cabeza. Decir una respuesta diferente a 4 requeriría de un esfuerzo mental.
Sin embargo:
Ahora la cosa no es tan fácil, ¿eh? El resultado de esta operación no viene directo a la mente y requiere de un esfuerzo.
En su imprescindible libro "pensar rápido, pensar despacio", Daniel Kahneman (del que en tantas ocasiones hemos hablado en este blog), describe dos sistemas o dos modos en los que los seres humanos procesamos la información que recibimos.
El sistema 1, que solemos llamar "emocional", es rápido. Es también intuitivo, automático, inconsciente. Por otro lado, el sistema 2 es el que catalogaríamos como "racional". Es lento, basado en la lógica y requiere de esfuerzo.
Yo, aunque respeto muchísimo a Kahneman, encuentro que los nombres de sistema 1 y sistema 2 (o rápido y lento) son un poco sosos. Ya sabéis que soy bastante friki, y por eso los llamo sistema Homer y sistema Spock.
Lamentablemente, el sistema Homer es que el que llevamos activado por defecto para las actividades del día a día.
Por ejemplo:
¿Cuál es la línea más larga? Todos conocemos esta vieja trampa visual. Aunque la línea de abajo parece más larga, se trata de un efecto óptico. Ambas líneas son iguales.
Sin embargo, por mucho que sepamos que son iguales, nuestra mente nos asegura que son diferentes porque se ven diferentes. Es decir, el sistema 1 (Homer) que va activado por defecto, nos asegura que son diferentes. Para poder cambiar de opinión necesitamos un esfuerzo extra, no automático. Es decir, necesitamos al Sr. Spock (señor Spock, y no Dr. Spock como mucha gente erróneamente dice. El doctor Spock es un pediatra).
No podemos hacer nada por evitar esto.
Es más, ¿si te dijera que tu respuesta está condicionada por la de los demás si tuviera que responder un grupo antes que tú? Si no lo crees, echa un vistazo a este vídeo:
En resumen:
Llevar activado el sistema Homer por defecto es lo que nos hace caer en errores y en trampas mentales. Spock puede solucionar estos errores, o ayudar con ello pero no puede ni quiere evitar que Homer los cometa.
Así que de todo esto hablaremos a partir del 21 de noviembre. Y de muchas otras cosas, con otra gente también con experiencia en lo que va a hablar y con experiencia en contarlo. ¡No te lo pierdas!
Tomás García-Purriños, CAIA
@tomasgarcia_p