La Bolsa es así: un océano de riesgos. Siempre hay algún motivo para no dormir bien. El último ha sido el famoso Carry Trade. He de confesar que no tengo muy claro qué es eso del Carry Trade. Como me paso el día leyendo balances, estudiando o disfrutando de mi cuarto de siglo recién cumplido, no he encontrado tiempo para enterarme. Dicho de otra forma, me importa un pimiento qué es el Carry Trade. Sin embargo, el nacimiento y posterior atrincheramiento del Carry Trade en el subconsciente de los inversores me parece uno de los fenómenos bursátiles más interesantes.
La primera vez que oí hablar de el Carry Trade fue ojeando uno de mis blogs favoritos y que ya nombramos por aquí alguna vez: CrossingWallStreet. Leí el artículo por encima y mis conclusiones fueron “bla, bla, blan no-sé-qué-del-yen”. Pensé que iba a caer en el olvido como otros tantos peligros de la Bolsa. Qué sorpresa cuando en el foro de Invertia se empezó a hablar de ello. Empezaron a aparecer enlaces a comentarios de una legión de analistas que por todo el mundo hablaban del Carry Trade. Mi excusa para disimular la pereza que me daba leer el tocho de artículos es que “lo que sabe todo el mundo ya no sirve para nada”. Así que pasé olímpicamente del tema. Las bolsas caían. “Coño con el Carry Trade (lo que quiera que eso sea)”. A día de hoy, cerca otra vez de los 15.000 del Ibex y de los 1.460 de S&P, sigo sin tener ni pajolera idea de lo que es el Carry Trade y me temo que voy a terminar mis estudios sin saberlo.
Sé que mi actitud de pasotismo respecto del Carry Trade puede parecer irresponsable. Me ocurrió lo mismo con el Patrón de Tres Picos y Casa Abovedada. No tengo ni idea de qué es eso. Sólo sé que el nombre me recuerda a Heidy y que durante unos meses sólo se habló del dichoso patrón. Por lo que me enteré es que es un patrón técnico en el que la Bolsa sube y, sin embargo, recomienda vender renta variable.
Así podemos hacer una lista interminable de peligros que se van sucediendo unos a otros y que nos quitan el sueño a los alcistas. Siempre hay peligros, siempre hay motivos para vender. Si no, ¿cómo vamos a poder comprar? Hagamos memoria. Cuando empezó el mercado alcista en 2003 recuerdo la expresión “cierre de cortos” que me dejaba impresionado. Teníamos una Triple Divergencia bajista en MACD semanal que comentó Carlos Doblado en Intereconomía que me dejó temblando (en aquellos tiempos yo empezaba con el Análisis Fundamental y tenía una cartera llena de small caps). Las ya clásicas: curva de tipos invertida, burbuja inmobiliaria y precio del crudo. Hablamos hace poco tiempo de los márgenes de las empresas. Subidas de tipos y proximidad de un ciclo económico bajista. ¡No olvidemos las palabras de Greenspan! Ya llevamos unos cuantos y eso que no les suelo prestar mucha atención. Cualquiera que siga el mercado más al día podría añadir 50 argumentos bajistas (razonables) que hemos soportado desde 2003.
A esos tenemos que añadir los argumentos bajistas microeconómicos. Los inversores value de corte contrario invertimos en empresas con problemas. Esos problemas hacen que los precios caigan y que las valoraciones se pongan atractivas. Sin embargo, la parte negativa de esos problemas es el acoso mediático y el consiguiente canguelo que nos entra.
Cualquiera que mire mi cartera sabrá de lo que hablo. En los semiconductores encabeza la lista de malas noticias INTC y le sigue LLTC. El pesimismo reinante en DELL es similar al de HPQ de hace unos años. PFE y sus patentes. KO y WMT y su incapacidad para seguir creciendo (aunque llevan siendo incapaces de crecer más casi una década y, sin embargo, siguen creciendo). JKHY está bien pero tiene un PER muy alto (problema casi endémico de mi cartera). Mi última venta MSFT y su Vista es un fracaso y es mucho mejor Linux... Mil problemas. Artículos en blogs cuyo encabezado es “Dead Money” (dinero muerto). El sentimiento contrario mola mucho en los libros pero, cuando lo llevamos a la práctica, es un coñazo. A toro pasado y con dinero de Monopoly es todo tan fácil. Y es que el toro (bueno, en este caso el oso) no da tanto miedo desde la barrera.
Siempre hay motivos bajistas reales tanto en el plano global como en el particular. Cada año tiene su propio Carry Trade y cada empresa tiene su AMD. Ninguna de nuestras inversiones está exenta de motivos para estar preocupados. Es el estado normal de las Bolsas y es el que estado en el que tenemos que aprender a invertir. Siempre hay problemas.
Lo que debemos reflexionar (que es para lo que estoy escribiendo esto) es cómo actuar en un entorno siempre-hostil. Si he comprado acciones de XXX, que es una empresa de bajo riesgo operativo y financiero, líder en su sector, con fuertes ventajas competitivas y a un precio históricamente bajo, ¿debo preocuparme por el Carry Trade de turno? ¿La inversión de la curva de tipos hace que tenga que comprar una put o salirme de esa empresa tan bien comprada? ¿Las palabras de Greenspan me impiden comprar Semiconductores a unos precios históricamente bajos?
El quid está en pensar a largo plazo. Lo que siempre hemos hablado: actuar como verdaderos empresarios, como gestores de un holding de empresas y no de una cartera de acciones. Como siempre vamos a tener motivos para temblar a corto y medio plazo, la única solución para no dejarnos llevar por el pánico es actuar a largo plazo, donde el único factor que decide es la valoración y la estrategia competitiva de nuestra empresa.
En un entorno cortoplacista y hostil, sólo podemos aspirar a tener éxito si nos salimos del caos del corto plazo y actuamos con el sentido empresarial que tanto ha pregonado Buffet. Analizar empresas y olvidar todo lo demás. Nuestro deber es comprar una buena empresa a un gran precio con vistas al largo plazo. Cómo se ha de comportar nuestra empresa en el corto y medio plazo es labor de los directivos. Ellos se preocupan de los plazos temporales menores con sus decisiones tácticas. En una empresa así, no hay Carry Trade ni put como cobertura. Hoy mismo me preguntó mi madre que “qué tiene que pasar para que una empresa como Telefónica suba”. Yo le respondí: “el tiempo”. Eso es lo que un inversor value busca.
Centrémonos, por tanto, en las cuentas anuales, la estrategia competitiva y actuemos como verdaderos empresarios. Tenemos que actuar con profesionalidad y las emociones no tienen cabida en esta profesión.