Este tipo de operaciones me molesta mucho pero cuando hay que hacerlo, hay que hacerlo. En primer lugar, es la primera operación negativa en cuatro años y aunque no tiemble el pulso a la hora de meter la orden, a nadie le gusta cerrar con una pérdida. En segundo lugar, no me gusta cerrar una operación 11 meses después de haberla iniciado ya que mi horizonte temporal es mucho más largo. Y en tercer lugar, a mí lo que me gusta es comprar y mantener, no vender.
Lamento enormemente tener que vender FII porque me gusta su negocio. La gestión de activos me parece uno de los negocios más rentables y que menos capital necesitan. Por otro lado, en tiempos de incertidumbre los fondos monetarios van a recibir mucho capital, por lo que Federated es una clara empresa anticíclica, que aportaba mucha tranquilidad en la cartera. Era una de mis favoritas.
Sin embargo, creo que un inversor value de perfil conservador debe basar sus inversiones en la confianza. Confianza en el negocio, confianza en la valoración y confianza en la directiva. Si alguno de estos tres puntos falla, todo se viene abajo. Y así ha sido con Federated.
No puedo mantener acciones de una empresa cuya exposición a activos de riesgo era teóricamente nula, para descubrir meses después que hay $1.800 millones dudosos. Es cierto que no es más que un 0,70% del total de activos gestionados, pero si ya hemos encontrado un primer “renuncio” de la directiva, no podemos confiar en que no haya un segundo y un tercero que puedan desembocar en algo más serio. La directiva, la familia Donahue, ya ha tenido algún problema con la SEC así que prefiero prevenir que curar.
Comprendo que haya lectores que no estén de acuerdo con mi punto de vista y que piensen que no es para tanto. Es muy probable que efectivamente así sea. A estos lectores sólo les puedo decir que el negocio de FII es anticíclico, su valoración muy atractiva y que si el tema de los $1.800 millones no va a más, creo que es una de las claras ganadoras en una posible recesión. Por eso era una de las favoritas de mi cartera y por eso me ha dado tanta rabia venderla. Ahora bien, no podría dormir tranquilo con ella en cartera por mucho potencial de revalorización que piense que tiene.
La confianza mutua es la base de cualquier negocio y mi confianza en la familia Donahue ya no es la que era. Por eso, aun sintiéndolo mucho, aun pensando que puede ser una gran inversión y aun siendo de mis favoritas, me he visto obligado a vender y así ha sido. Es lo que los técnicos llaman “disciplina”. Yo prefiero llamarlo “coherencia”. Pero llámese como se llame, desde ayer FII no cumplía con mis requisitos de inversión, por mucho potencial alcista que crea que tiene.
Me equivoqué al confiar en el equipo directivo. Me equivoqué al comprar una empresa que, aunque entiendo perfectamente el negocio y sabiendo que es fantástico de cara al accionista, por la opacidad de los productos y del balance es muy difícil estimar correctamente el riesgo. Hasta ayer, las perspectivas anticícilicas y lo atractivo de la valoración y del negocio compensaban la opacidad, pero con la noticia de ayer la balanza riesgo/beneficio quedaba muy descompensada (siempre desde el punto de vista de un accionista conservador).
Dicho esto, no sé qué podrá hacer el precio. ¿Subirá, bajará, se quedará plano? Ojalá suba y estos $1.800 millones no vayan a más para que nadie tenga problemas con FII. Pero desde ayer esa posible revalorización ya no es mía. Ese no es mi juego.
Como veis, tanto el motivo de compra como el motivo de venta es totalmente fundamentalista. No pienso en el precio sino en los riesgos del negocio. Una pena, aunque ojalá que suba y mucho. Ya aparecerán otras oportunidades con binomios rentabilidad/riesgo que sean de mi agrado.
De momento mantengo la liquidez. Es una cantidad pequeña de mi cartera (un 6,32%) por lo que probablemente busque promediar en alguna de las otras empresas que mantengo. Descarto WMT y JNJ porque entre las dos casi casi llegan al 50% de la cartera y ya está bien. Descarto también PFE porque entre JNJ y PFE ya tengo más de un 32% en el sector farmacéutico. Quedan JKHY, DELL e INTC. La primera es de riesgo operativo medio-bajo mientras que las dos últimas son cíclicas puras.
La que más me gusta es DELL. Tras la venta de FII es mi posición más pequeña. De hecho, la compra de FII la realicé con un dinero que saqué de DELL a $25,37. No sería mal negocio recomprar en la zona de $19. A $19 DELL me parece una buena oportunidad. Es una empresa en pleno turnaround, con deseo y capacidad de cambiar. Acaba de salir de una investigación de la SEC que duró año y medio, por lo que estoy seguro que su balance es lo que es (una roca, por cierto).
Hay otras empresas que me gustan fuera de la cartera. CEMEX es una de ellas. Si sigue bajando con fuerza me puede parecer interesante Ryanair (sí sí, una aerolínea!!! – aunque para que me decida por la compra de una aerolínea me voy a pasar meses analizándola y no es el caso todavía). Hay varias empresas de maquinaria industrial con muy buenos balances y a buenos precios... En fin, que aun no tengo nada decidido. Lo más probable es que termine siendo DELL (ya que así concentro la cartera y además es una empresa que conozco bastante bien) y lo que es seguro es que esté en dólares (de hecho, la liquidez de FII la mantengo en un fondo en dólares).
Cuando inviertes a muy largo plazo, tanto la compra como la venta son procesos muy largos y llenos de dudas. De hecho, creo que si no se duda es que algo se está haciendo mal. No debemos olvidar que para que yo venda FII hay alguien que me lo tiene que comprar y para que yo compre DELL hay alguien que me lo tiene que vender. Perder la humildad y creerse más listo que la contrapartida es muy peligroso. Por eso la duda es buena: es señal de respeto hacia la contrapartida, es señal de haber valorado los riesgos y es señal de haberte puesto en lugar del “contrario”. La duda, como representación de respeto hacia el mercado y de la humildad imprescindible del inversor, es una de las piezas clave de mi forma de entender la Bolsa.
No me gusta tener liquidez pero por lo mismo que soy riguroso para la venta, también lo soy para la compra. Como siempre, en cuanto haya algún cambio en la cartera se os avisará puntualmente.
NOTA: Por cierto, hoy cumplo 26 años. Hace nada, cuando salía por la noche y entraba en un bar en el que había gente de 26 años, decía que era "un bar de viejos". Como dicen en mi tierra: "¡al platu vendrás, arbeyu!" Ha llegado mi San Martín.