En el caso de DCVax‑L, la vacuna se elabora a partir de las propias células dendríticas del paciente, que se cargan con antígenos extraídos de su tumor. Esto permite que el tratamiento se dirija de manera concreta al perfil biológico y molecular del tumor individual, en lugar de utilizar una terapia estandarizada para todos los pacientes por lo que su escalabilidad y expansion comercial al ser una terapia personalizada, DCVax‑L requiere un proceso de producción único para cada paciente, lo que implica:
1. Escalabilidad limitada
No se puede fabricar en grandes lotes ni distribuir de forma masiva como una vacuna estándar.
Cada dosis debe ser producida individualmente, a partir de una muestra del propio paciente (células y tumor).
Esto limita la capacidad de escalar rápidamente la producción para cubrir grandes volúmenes de pacientes, como se haría con medicamentos genéricos o biológicos de amplio uso.
2. Infraestructura especializada
Requiere instalaciones de biofabricación con condiciones de laboratorio de alta seguridad y esterilidad.
Necesita personal altamente calificado para el manejo de células vivas.
Todo el proceso debe hacerse en un marco de tiempo estricto, ya que las células tienen una vida útil limitada.
3. Logística compleja
Las muestras deben ser transportadas de manera segura y rápida desde el hospital al centro de procesamiento, y la vacuna final debe volver al paciente.
Esto implica una logística tipo "cadena de frío" y protocolos biomédicos rigurosos.
4. Costos elevados y distribución geográfica restringida
Inicialmente, es probable que solo se ofrezca en ciertos hospitales o centros especializados.
La expansión a nivel global requeriría múltiples centros de producción descentralizados, lo cual implica inversiones grandes y coordinación internacional.