aqui te dejo este regalo, para que te pongas al dia. Lo uncio que siento es que hay tantas cosas que enseñarte y tan poco tiempo....
http://www.elmundo.es/nuevaeconomia/2004/227/1087815641.html
LA RUEDA DE LA FORTUNA
Señora rica, con empresa apetitosa, busca socio dócil
Dos grandes familias, dos grandes grupos, se disputan el destino de FCC, una de las mayores empresas españolas de la construcción. Esther Koplowitz, accionista mayoritaria, se niega a bajar el puente levadizo para que penetre en la fortaleza la familia Entrecanales, dueña ya de un 15% del capital. Nunca como ahora las relaciones personales interfirieron de tal modo un gran negocio.
Por JESUS CACHO
Henry Proglio y Esther Koplowitz. EL MUNDO
Esta es la peculiar historia de una empresa apetitosa, una señora rica, una corte de aduladores, unos franceses pobres, un heredero prepotente y un organismo regulador inútil. Esta es la historia de FCC, una empresa producto de las fusiones ocurridas en el sector de la construcción en la década de los noventa, y de la habilidad de dos primos que, listos como el hambre, lograron casarse con dos hermanas tan ricas como desconocedoras del mundo de los negocios. Esta es la historia de cómo, bajo la batuta de esos primos, la empresa, que este miércoles celebra una de las Juntas Generales más controvertidas de su historia, llegó a construir el rascacielos más alto del país y a convertirse en el oscuro objeto del deseo de todo el sector.
Por culpa de los líos de faldas ocurridos en la época en la que «España era el lugar del mundo en el que era más fácil hacerse rico en menos tiempo», los primos se vieron obligados a abandonar la dirección del imperio, lo que forzó a las hermanas a convertirse en «empresarias» por arte de birlibirloque, mujeres hermosas rodeadas de pronto por una cohorte de expolíticos, meritorios, aduladores y también de algunos de los mejores profesionales del sector, un tanto apabullados ante la impronta de ese nueva corte en la que nadie osaba decirle a la reina que caminaba desnuda.
Y resultó que las dos hermanas, Esther y Alicia Koplowitz, acostumbradas a la paternal sombra del fundador de la mayor empresa de distribución comercial de ese país, un Corte Inglés donde efectivamente nunca se pone el sol, decidieron un buen día seguir caminos distintos.Esther compró a Alicia. Y Alicia decidió, de la mano de un Oscar Fanjul al que paga su precio en oro, convertirse en financiera, mientras Esther optó por seguir al frente de una empresa que crecía como la espuma en la época del boom, los PAUS, la vivienda cara y las infraestructuras pagadas con fondos de cohesión.
Y ocurrió que Esther, más pendiente del modisto que del balance y cuenta de resultados, se encontró de repente con una deuda inasumible, unas acciones pignoradas, y un séquito de cobistas y alabanceros. Hasta que un banquero ávido de comisiones y un abogado de Garrigues tan hábil como inmisericorde decidieron que había que poner orden y buscar una respuesta a un problema que crecía y crecía. La solución, voilá, estaba en convencer a unos quijotes franceses para que acudieran en socorro de una Dulcinea castellana, sin reclamar siquiera el premio a una noche de verano en la torre almenada de la fermosa dama.
Los gabachos, dueños de un imperio multinacional llamado Vivendi, entraron a formar parte minoritaria de una empresa instrumental llamada B-1998, que era dueña del 52,5% de FCC. Es decir, compraron el equivalente al 25% de FCC, y ayudaron a la española a repagar su deuda. Pero, ¡oh sorpresa!, por culpa de un acuerdo rescatado por los abogados de Esther de la biblioteca de Maquiavelo, pronto se vio que no iban a pintar absolutamente nada. ¿Por qué lo hicieron? Afán de protagonismo, dijeron unos. Creencia de que, pese a los acuerdos firmados, Esther les permitiría participar en la gestión futura, dijeron otros. Orgullo rancio y complejo de superioridad, apuntaron los más, convencidos los galos de que, con una dama indefensa en f