Llevo bastante tiempo con un débito contraído que hoy cumplo gozoso: el comentar mi lectura del libro de Pau en el que colaboro, La banca culpable. Hoy, unos cuantos meses después de haberlo terminado de leer, y tras borrárseme dos veces el post que había escrito, por fin consigo liquidar mi deuda.
Uno de los motivos del retraso, además de la falta de tiempo, estribaba en las dudas sobre como enfocarlo. No le veía mucho sentido a volver a repetir todos y cada uno de los argumentos que expongo en mi colaboración. Entre otras cosas, ya que cualquiera que haya seguido nuestros blogs desde hace años, cualquiera que haya estado al quite de nuestras conversaciones en la blogosfera, difícilmente encontrará nada nuevo.
Veamos, el libro de Pau es un excelente Bestiario de productos y prácticas financieras. Con independencia de que no comparto su interpretación de muchos hechos, ni el enfoque de las soluciones a las que apunta, como documento de partida creo que es muy bueno, muy a pie de calle pero con un rigor mínimo a partir de cual se puede iniciar un camino de conocimiento financiero o un debate con terceros. Y eso que la portada tiene su aquel
LA BANCA CULPABLE
TESTIMONIO DE UN EXEMPLEADO SOBRE LAS MALAS PRACTICAS COMERCIALES Y COMO PROTEGERSE DE ELLAS
No entres en tu sucursal sin haber leído este libro: tu bolsillo te lo agradecerá.
Si me pusiese purista, diría que le falta una coma al título: la banca, culpable. De no hacerlo así parece que hubiese una banca inocente. Y es que a pesar de que Pau lo suele desmentir, y también lo hace en el propio libro, su mensaje es de una condena generalizada. Toda la banca culpable. Y reconozcamos que el papel de villano, de chivo expiatorio, lo luce mejor que nadie.
No es de extrañar que le compren este mensaje a Pau, ya que por una lado permite a muchos reclamar ante los Tribunales y la Administración sin hacer asomo de autocrítica. Además, permite a muchos autoconvencerse y dormir por las noches pensando en que ellos no tienen nada que ver en el desaguisado en que se han metido (y en mucho muchos caso, son los principales responsables).
El problema es que si se compra ese mensaje estaremos otra vez en el punto de partida. No habremos aprendido nada. Habremos trasladado la idea de que es el estado, o los Tribunales o el sunsuncorda el responsable de velar por nuestras finanzas. Y que si nos equivocamos, alguien pagará por nosotros, que para eso están los contribuyentes. Después de todo habremos dejado la solución, una vez más, en las mismas manos de aquellos que estuvieron detrás del la expansión hipotecaria, de la emisión de preferentes, de...en definitiva, de nuestros políticos.
Lo que resulta curioso es que el propio Pau esta desempeñando una labor pedagógica con sus intervenciones y su libro contraría a esta tesis proteccionista. Bienvenida sea.
He disfrutado mucho con la la lectura de las colaboraciones de Lacalle (el más próximo a mi ideológicamente), Garrigasait o Remo(compañero de batallas del que discrepo a propósito de su propuesta sobre la dación en pago y las hipotecas a más del 80%), sin duda un excelente acompañamiento y contrapunto a la tesis general del libro.
Suele decir Pau aquello de que un director de banco no es un asesor, es un vendedor. Y yo siempre le digo que por supuesto, ya que el cliente nunca ha pagado por asesoramiento. Hoy voy un poco más lejos: si el director es un vendedor, el cliente es un comprador, esto es un mercado y al mismo se viene aprendido.