- Financiero: Debe ser de los pocos sectores con un periodo de maduración negativo. O traducido al cristiano. Que cobra la mercancía mucho antes de la que lo paga. Son auténticos maestros en conseguir e imponer los mejores plazos de pago a sus proveedores, así como claúsulas que hacen que, muchas veces, la mercancía en la práctica este en mero depósito. Los centros comerciales cuentan con ingentes cantidades de dinero fruto de estas técnicas. Dinero que les permite autofinanciarse, dinero que les permite emitir sus propias tarjetas de crédito al amparo sus propias Entidades de Financiación al Consumo. Tanta liquidez tienen que han pasado a ofrecer directamente préstamos al consumo desligados de la financiación a sus propios productos. Tanta liquidez atesoran que han intentando conseguir fichas bancarias. En España la respuesta del regulador ha sido negativa.
- Inmobiliario: Los centros comerciales crean tejido comercial allí donde apenas había un páramo o ruinas industriales. Los terrenos son relativamente baratos en comparación con lo que costaría el equivalente en el centro de la ciudad. Las grandes firmas se hacen a bajo coste (relativo) con los mismos, y dan lugar a autenticas avenidas comerciales, con plazas de parking y mil y un servicios. Todo ello, ayudado por el efecto motor de la gran superficie de alimentación que es el corazón del sistema, genera tráfico de clientes. Muchísimo tráfico. Se convierte así en el sueño de muchas franquicias. Miniciudades con un ambiente controlado, clónicas, donde poder expandir su modelo de negocio sin las limitaciones derivadas de la naturaleza de los cascos urbanos. Evidentemente, todo ello se cobra a precio de oro. La explotación de esos centros comerciales, los ingresos generados por los alquileres y otros conceptos complementarios que se cobran a los comercios arrendados, son un un caramelo golosísimo.
- La información: Y me refiero a la información en materia de consumo. Los centros comerciales, utilizan tarjetas de crédito, o de fidelización, que les permiten, con modernas técnicas estadísticas (el término clave es data mining) realizar retratos robots de los distintos tipos de consumidores, de sus hábitos de consumo, y a través de ellos de su modo de vida. Así como los dos primero tipos de negocio están sobradamente explotados por las Grandes Superficies, este último aún se encuentra en los umbrales de su explotación comercial. Tiempo al tiempo.
Por tanto, reducir el negocio de la gran distribución a un tema mercantil es algo que, en mi opinión, pertenece al pasado. Lo mercantil, en ocasiones, es una excusa. ¿Qué es Carrefour, una empresa de distribución o financiera?, ¿o quizás inmobiliaria?
No es el único sector donde se están produciendo estos cambios. Otra tendencia imparable es la conversión de las empresas industriales en empresas de servicios. Un ejemplo se puede observar en la web de Renault. Tradicionalmente el negocio de esta firma podría resumirse en vender coches. Y sin embargo, si examinamos con detenimiento su oferta (como la de otros fabricantes), lo que nos están prestando es un servicio de movilidad. Se trata de que siempre tengamos a nuestra disposición un medio de transporte, que nunca nos quedemos parados. Todo ello materializado en un objeto (o más de uno) pero donde lo que importa es el servicio para cubrir este fin último. Los tradicionales optarán por la propiedad y los contratos de servicios ad hoc. Los más extremos por el renting. Puede parecer una broma, pero la tendencia hacia la desmaterialización, hacia la desindustrialización esta ahí. Y es que en la medida que se incorporen los chinos y otros países en desarrollo, competir en producto industrial carecerá de sentido. La clave es servicio, más allá de la mera venta de coches.
¿Y la Banca? Lo dejaremos para un próximo post. Y es que ya le dije a Gurus que su post me había dado una idea para una continuación en mi Blog. Post que tiene una relación íntima con el tema tratado.