Pero lo cierto es que las tarjetas no son sólo una herramienta que nos permite bien pagar, bien financiar nuestras compras. Tienen muchos más usos. Y entre ellos, y el marketing de las entidades lo explota adecuadamente, la posibilidad de generar ingresos a favor de causas u organizaciones con las que simpaticemos o de las que seamos miembros. No es algo novedoso, pero no esta nunca demás recordar la progresiva extensión de esta modalidad, incluso en ambientes que, inicialmente, parecerían poco propicios. Tengo que reconocer que me ha sorprendido gratamente el lanzamiento de la tarjeta de crédito Visa The Linux Foundation.
Como avanzaba se trata de una tarjeta Visa Platino de las denominadas affinity, o de marca blanca. Las emite una entidad financiera, en este caso a través de UMB Bank, para residentes en Estados Unidos. Las únicas marcas reconocibles en la tarjeta son las de la propia VISA y las de The Linux Foundation, sin rastro de la de la entidad que la emite y gestiona. La Fundación Linux recibirá una comisión de 50 dólares por cada tarjeta activada, y un porcentaje de las comisiones generadas en pagos y disposiciones de efectivo.
Me parece una acción interesante. La Fundación consigue financiación de aquellos que simpaticen con ella. Y a estos, al menos formalmente no les supone un sobrecoste aparente, como mucho de oportunidad. Y consiguen generar una fuente recurrente de ingresos mediante una de las conductas más representativas de la sociedad norteamericana: el consumo.
El operador financiero, a su vez, capta un colectivo curioso, con matices que lo pueden hacer muy interesante para trabajar con el en materia de innovaciones financieras, tanto respecto a acanales como en productos. El branding de The Linux Foundatión se lo pone en bandeja, y luego ya será cosa suya el poder maximizar la venta cruzada, el beneficio.
Como es fin de semana, y uno tiene ya las pilas bajas, se me ocurre una idea tal vez peregrina. Siendo consciente de que, posiblemente, el defensor de Linux no sea muy amigo del tratamiento comercial individualizado de sus datos, me pregunto si la Fundación no podría convencerles a ellos de poder trabajar sobre dichos datos, con finalidades no comerciales. Se trataría de aprovechar información sobre las pautas de consumo, de financiación de la comunidad Linux, de cara a prestarle un mejor servicio, un mejor desarrollo de su producto. Se que suena raro, pero creo que quizás podría ser otra manera de interesante de "financiar· dicha iniciativa. Que conste que hago esta afirmación bajo la lectura de un post muy interesante de Iuris Data sobre el proyecto ciudadano Askatu Datuak.