Año 2007. En uno de mis primeros posts le doy una vuelta al tema de la energía solar. O más concretamente a un nuevo producto financiero de de moda que bajo el lema, Pepe, invierte en mi huerto solar, se comercializaba en numerosas unidades de Banca Privada y Personal, destinado a aquellos clientes que querían darle un toque verde a su cartera. Un toque verde y un 10% anual de rentabilidad estimada.
Para alcanzar dichos dígitos, los electrofrutícolas o los hortafinancieros se apoyaban en un maravilloso marco normativo que obligaba a las Compañías eléctrica a adquirir dicha energía, amén de hacerlo a un precio subvencionado. Es decir, se garantizaba la compra de un X a un precio Y de lo más goloso. Y para alcanzar la mencionada rentabilidad, se hacía necesario apalancarse financieramente a través de un préstamo personal o hipotecario, en inversiones que superaban generalmente los 60/90 mil euros per capita si la memoria no me falla.
A mi me plantearon alguna operación y dije no. Otro tanto hice con algunas personas que me pedían consejos sobre si debían emplear sus fondos ahí. Mi mayor miedo era que, tal y como se reflejaba en el post, las dudas sobre el mantenimiento de ese mercado cautivo y goloso eran muchas. Mi lado racional no acababa de entender que no hubiese riesgos en un negocio que dependía al 100% del BOE. Sin embargo, la mayoría de los que me consultaron no lo vieron así.
A comienzos de 2009 asisto a unas conferencia en Forinvest sobre el tema. Expertos disertaban sobre la cuestión, destacando alguno especializado en la parte financiera del asunto. Ni una sola mención a los riesgos regulatorios, a la evanescente cimentación financiera de este prodigio financiero. Pero lo más sorprendente es que entre el público no había tampoco ni una pregunta. Pues nada, no iba a ser yo el paranoico el que hablase sobre el tema, y les chafase el negocio a los nuevos promotores, a las entidades financieras que encontraban un nuevo nicho de financiación y canalización de ingreso, ni a particulares ansiosos de encontrar la inversión sin riesgos.
Primavera 2010. Lo habréis leído en múltiples noticias, pero el Gobierno se esta cuestionando el tema de las primas a las renovables.Por supuesto lo hace con su estilo decidido (jajajajaja) habitual. Vamos, que no lo acaba de dejar claro. Pero que algo va a cambiar parece indudable. Y el gran miedo es que las nuevas tarifas, las nuevas primas se apliquen a instalaciones ya en vigor. Retroactividad, la vistan de un modo u otro. De hacerse esto, mucho me temo que financieramente se derrumbarían, el project finance sobre el que están montadas se caería totalmente, y el apalancamiento que ayer era motor se volvería un lastre definitivo. Por cierto, que la situación parece generalizada en el mundo, aunque la mencionada retroactividad indigne al Tío Sam.
Al hilo del tema se me ocurren varias preguntas:
- Frente al argumento de que si no hay subvención es imposible que esta industria se desarrolle, ¿nadie más cree que la subvención es un doping que impide el crecimiento natural del mencionado sector? Si, ya se que esto da para todo una ristra de comentarios acerca de las externalidades de otras fuentes de energía, de los costes que no se les aplique, de...pero si vamos a ese debate la pregunta sería si somos capaces de pagar la energía que consumimos. (y no pretender que la paguen otros vía impuestos)
- ¿A nadie le llama poderosamente la atención la diferencia de trato entre renovables?, ¿será debido ello a los distintos perfiles de inversores, y en algún caso a los nombres y apellidos de los que abandonaron la solar para pasar a la eólica? Muy curioso el debate que se plantea.
- El caso me produce una cierto stress. Por un lado me parece que este país debería tener claro que la seguridad jurídica, que el respeto a los inversores es sagrado. Por otro,.esto inversores maman de la teta pública, fueron advertidos (al menos los míos) de lo insostenible financieramente de su energía sostenible, y me parece patético que amenacen con miles de demandas (seguro que algún listo también pretende demandar al Banco) cuando se plantea poner fin a su chollo en forma de huerto solar. La verdad es que me cuesta calificarlos como tal, como inversores.