Tradicionalmente el Banco de España ha sido reacio a la emisión de nuevas fichas bancarias. Los motivos pueden ser variados, pero creo que en buena medida la crisis bancaria de los 80 fue achacada por el supervisor a una proliferación de bancos sin estructuras sólidas, una maraña de entidades que dificultaban el control por parte del mismo, y que tuvieron su origen por la alegría de conceder dichas fichas allá entre los 60 y los 80. Quizás uno de los últimos muertos ilustres de esa generación bancaria es el bien conocido por estos lares Eurobank del Mediterráneo, que llego al s. XXI y todo. Además haciendo de la necesidad virtud, restringía la entrada de la banca extranjera en España, obligándoles a comprar dichos bancos quebrados o semi para poder hacerse con la ficha. Era el peaje que tenía que pagar el guiribanco para entrar en la piel de toro, cargar con los muertos nacionales. Citibank, Deustche Bank, Barclays conocen bien esta historia.
Dicho régimen restrictivo parece estar saltando por los aires: por la crisis financiera y la reorganización del sector en España, por los procesos de integración europea, la libre circulación de capitales y las nuevas tecnologías, etc...en definitiva, por un conjunto de situaciones que hace difícil mantener cerrada la frontera a la incorporación de nuevos agentes financieros, que ya aprovechaban las distintas opciones legales para desarrollar su negocio en España.
Una buena muestra es el celebérrimo ING Direct, operando como sucursal de un Banco europeo no español, sin ficha bancaria española, siendo quizás uno de los más destacados operadores extranjeros. O por ejemplo la reciente operación de Banco Popular con Credit Mutuel para dar salida a 123 sucursales de su red con la configuración de un nuevo banco en España, que entiendo operara bajo alguna de las fichas bancarias de las antiguas entidades regionales del Popular. Son ejemplos claros del desembarco 2.0 de la Banca Extranjera en España tras el fracaso sin paliativos de los 80s (en parte basado en la subestimación de la competencia española, en parte debido a tener que cargar con dichos jamelgos).
Todo ello puede resultar más o menos sorprendente. Pero creo que los cambios son de mayor calado cuando uno observa que el Banco de España no pone objeciones (aparentes) al desembarco de la Banca andorrana en España a través de la compra de entidades nacionales o no espanta directamente a postores por Cajasur que en otra época no hubiesen podido ni acercarse a la entidad (recordemos que no hace tanto el BdE le puso la proa a Carrefour en su intento de optar por una ficha bancaria, y es que es, o era, el exBanco emisor un regulador que tenía muy claro que no valía cualquier accionista).
Claro que si he de quedarme con una operación, con una noticia como piedra de toque, como símbolo del cambio de tendencia que vengo comentando es la concesión de la ficha bancaria al ecuatoriano Banco Pichincha, institución que contaba ya con una nutrida red de oficinas de representación. Se trata de un proyecto sumamente curioso e interesante, por su ambición, por el colectivo al que va dirigido, etc, todo ello inmerso además en tiempos de una crisis muy dura que afecta especialmente a los potenciales clientes de la entidad. Quien sabe, si el Banco Pichincha tiene éxito es posible que veamos algún otro que se anime, como el Banque Chaabi du Maroc, del grupo GBP
Nos esperan tiempos interesantes.