Hoy "Miguel", mi mejor amigo, dormirá en una celda acompañado de cientos de personas más. Me lo imagino durmiendo a pierna suelta y sonriendo como siempre. Es libre, quizás por primera vez a sus 30 años, es libre.
Y es que hay celdas más libres, que vivir en un país sin futuro.
Miguel hoy dormirá tras barrotes, pero su mente ya puede soñar; ya puede imaginar el futuro que podrá darle a su hija, esposa y familia.
Hoy Miguel ha cruzado la frontera de Estados Unidos en busca del sueño americano o mejor dicho huyendo de la pesadilla cubana.
Hay historias que merecen ser contadas y la de Miguel es una de ellas.
Hoy te rindo homenaje y le doy voz a tu historia, la historia de una amistad, de un hermano y la de un país que prefiere decir adiós a sus mejores hijos, antes que renunciar a sus consignas.
Espero que algún día, como me prometiste, escribas aquí las memorias de tu travesía, desde nuestra tierra de Cienfuegos al desierto de Arizona.
Y es que hay celdas más libres, que vivir en un país sin futuro.
Miguel hoy dormirá tras barrotes, pero su mente ya puede soñar; ya puede imaginar el futuro que podrá darle a su hija, esposa y familia.
Hoy Miguel ha cruzado la frontera de Estados Unidos en busca del sueño americano o mejor dicho huyendo de la pesadilla cubana.
Hay historias que merecen ser contadas y la de Miguel es una de ellas.
Hoy te rindo homenaje y le doy voz a tu historia, la historia de una amistad, de un hermano y la de un país que prefiere decir adiós a sus mejores hijos, antes que renunciar a sus consignas.
Espero que algún día, como me prometiste, escribas aquí las memorias de tu travesía, desde nuestra tierra de Cienfuegos al desierto de Arizona.
"Marineritos del Sur"
No puedo recordar el día que lo conocí, era demasiado pequeño. Al pasar de los años supe que coincidimos en nuestra primera guardería cuando teníamos 3-4 años.
Me lo imagino como el líder del "círculo infantil Marineritos del Sur" (Nombre de la guardería), con todos los niños alrededor, dando dolores de cabeza a los profesores y siendo el jefe de todo lo que se moviera.
De lo que sí me acuerdo es que comenzamos siendo casi los únicos chicos de 6-7 años que asistían a las catequesis los sábados.
En mi caso obligado por esa abuela religiosa que tenía por norma que todos sus nietos tenían que ir a misa hasta la comunión, lo cual se encargaba de vigilar cada sábado y domingo, desde su ventana, situada estratégicamente enfrente de la puerta de la iglesia.
En su caso imagino influenciado por su padre y su padrino trabajadores del obispado de la ciudad.
De ahí surgió una amistad que 25 años después es inseparable.
No teníamos nada que ver. Yo el típico hijo de mami, que no salía de mi barrio céntrico y que tenía miedo hasta de hacer una cola. Miguel el típico niño de barrio, educado como ninguno, pero sin miedo a nada ni a nadie.
No íbamos al mismo colegio, pero cada sábado coincidíamos en misa y el domingo con suerte mi madre me dejaba irme con él a jugar pelota a casa de su padre, que aún estando a 3 calles de mi casa, para mí era como ir a otro país.
De esos días recuerdo que ya se notaba mis pocas aptitudes para cualquier deporte, opuesto a las ganas que le ponía y a mis conocimientos sobre cualquier práctica deportiva. Parecía que se me daba mejor ser narrador deportivo que practicarlos ;)
Me lo imagino como el líder del "círculo infantil Marineritos del Sur" (Nombre de la guardería), con todos los niños alrededor, dando dolores de cabeza a los profesores y siendo el jefe de todo lo que se moviera.
De lo que sí me acuerdo es que comenzamos siendo casi los únicos chicos de 6-7 años que asistían a las catequesis los sábados.
En mi caso obligado por esa abuela religiosa que tenía por norma que todos sus nietos tenían que ir a misa hasta la comunión, lo cual se encargaba de vigilar cada sábado y domingo, desde su ventana, situada estratégicamente enfrente de la puerta de la iglesia.
En su caso imagino influenciado por su padre y su padrino trabajadores del obispado de la ciudad.
De ahí surgió una amistad que 25 años después es inseparable.
No teníamos nada que ver. Yo el típico hijo de mami, que no salía de mi barrio céntrico y que tenía miedo hasta de hacer una cola. Miguel el típico niño de barrio, educado como ninguno, pero sin miedo a nada ni a nadie.
No íbamos al mismo colegio, pero cada sábado coincidíamos en misa y el domingo con suerte mi madre me dejaba irme con él a jugar pelota a casa de su padre, que aún estando a 3 calles de mi casa, para mí era como ir a otro país.
De esos días recuerdo que ya se notaba mis pocas aptitudes para cualquier deporte, opuesto a las ganas que le ponía y a mis conocimientos sobre cualquier práctica deportiva. Parecía que se me daba mejor ser narrador deportivo que practicarlos ;)
El Ángel de la Guarda
También apareció una cierta habilidad para meterme en problemas (generalmente por contestón) a pesar de que se me podían contar los huesos, de lo flaco que era.
Ahí siempre estaba Miguel para protegerme, nadie se metía conmigo sabiendo que él estaba allí para repartir hostias, a cualquiera que estuviese dispuesto a levantarme la mano.
El procedimiento era el habitual:
El procedimiento era el habitual:
- Jugábamos a algún deporte
- Se me daba mal pero picaba a los rivales
- Se enfadaban y medio equipo contrario quería pegarme
- Daba yo el primer golpe
- Intervenía mi amigo y me libraba otra vez de recibir mi merecido
Fuimos creciendo y llegaron las primeras "descarguitas". Fiestas de cumpleaños con música, de compañeros de clase, donde aparecía la flor y nata de tu colegio.
Allí descubrí otra de las características de cada uno. Las descarguitas en casa del padre de Miguel (Tío Tony) eran de las más populares y con mejor música. La fiesta que con 10-11 años no podías perderte.
Miguel arrasaba, si ya era gracioso y ocurrente, hubo que sumarle que destacaba como uno de los mejores bailando de mi generación. Mientras, yo esperaba en un rincón a que llegara la canción "suave" para poder desplegar mis fortalezas en las distancias cortas.
Uno era más de acción y otro más de teoría, enamoramientos o poesía.
Todavía recuerdo cuando con 12 años cansado de ver nuestras limitaciones en el baile, decidió que era hora de enseñarnos a mí y a mi amigo Antonio (otro protagonista de nuestra historia).
Aquella clase era la más surrealista que se recuerde y todavía me muero de la risa recordando los pasos que en nuestros cuerpos no se parecían ni de cerca a como los hacía Miguel.
Allí descubrí otra de las características de cada uno. Las descarguitas en casa del padre de Miguel (Tío Tony) eran de las más populares y con mejor música. La fiesta que con 10-11 años no podías perderte.
Miguel arrasaba, si ya era gracioso y ocurrente, hubo que sumarle que destacaba como uno de los mejores bailando de mi generación. Mientras, yo esperaba en un rincón a que llegara la canción "suave" para poder desplegar mis fortalezas en las distancias cortas.
Uno era más de acción y otro más de teoría, enamoramientos o poesía.
Todavía recuerdo cuando con 12 años cansado de ver nuestras limitaciones en el baile, decidió que era hora de enseñarnos a mí y a mi amigo Antonio (otro protagonista de nuestra historia).
Aquella clase era la más surrealista que se recuerde y todavía me muero de la risa recordando los pasos que en nuestros cuerpos no se parecían ni de cerca a como los hacía Miguel.
El Equipo Cuba y un mar de hostias
Llegaría la secundaria (ESO) y nuestros padres acertadamente movieron los hilos para que coincidiéramos en la misma clase. Durante tres años estuvimos Miguel, Antonio y yo sentados juntos en el aula, lo que nuestra profesora no tardaría en denominar el EQUIPO CUBA.
El primer mes de clase recuerdo cómo fuimos los dos elegidos como los vanguardia del aula (reconocimiento a los más aplicados o integrales).
Una pena de que no nos duraría ni un día el reconocimiento, ya que una ausencia masiva al turno de tarde organizada por Miguel y yo, terminó explotándonos, al tener toda la clase la misma excusa de dolor de barriga.
No habíamos pensado en eso. Fuimos reconocidos cómo los instigadores y en ningún mes más, durante lo que duró la secundaria, nos dieron ese reconocimiento.
No aprendimos mucho en esta época, fuimos las cobayas de un experimento, ordenado por Fidel de sustituir profesores por clases televisadas (Esto mejor lo cuento en otro artículo).
No fuimos malos estudiantes, de forma autodidacta y con los grupos de estudio, tuvimos una formación que nos permitió pasar sin muchas dificultades de curso.
Sin embargo esa profesora marcaría nuestras vidas.....
El primer mes de clase recuerdo cómo fuimos los dos elegidos como los vanguardia del aula (reconocimiento a los más aplicados o integrales).
Una pena de que no nos duraría ni un día el reconocimiento, ya que una ausencia masiva al turno de tarde organizada por Miguel y yo, terminó explotándonos, al tener toda la clase la misma excusa de dolor de barriga.
No habíamos pensado en eso. Fuimos reconocidos cómo los instigadores y en ningún mes más, durante lo que duró la secundaria, nos dieron ese reconocimiento.
No aprendimos mucho en esta época, fuimos las cobayas de un experimento, ordenado por Fidel de sustituir profesores por clases televisadas (Esto mejor lo cuento en otro artículo).
No fuimos malos estudiantes, de forma autodidacta y con los grupos de estudio, tuvimos una formación que nos permitió pasar sin muchas dificultades de curso.
Sin embargo esa profesora marcaría nuestras vidas.....
El día que perdí una pelea y casi un hermano
Era habitual que terminando las clases fuésemos a mi casa a jugar ajedrez, fútbol o pelota en el patio. No sé porque ese día nos lo tomamos demasiado en serio y el cabreo me dio por lanzarle varias veces la pelota a golpear a Miguel intencionadamente.
A esto siguió mi habitual altanería, pero claro no contaba, con que Miguel agotase su paciencia.
De pronto me vi en la piel de mis enemigos y a pesar de que otro compañero estaba por medio, me dieron hasta en la foto del DNI. Mi reacción fue tirarlo de mi casa y decirle que no lo quería volver a ver. Me dolía más el orgullo que las hostias que me habían dado.
Miguel bajo las escaleras y no habían pasado 5 minutos tocaba la puerta a pedirme perdón, pero mi imbecilidad y orgullo, hizo que le cerrará la puerta y me reafirmase en mi postura.
Durante días se dio la situación rara de que íbamos a la misma clase, pero había bandos. Él rodeado de las chicas guay de clase y yo de mis libros. Como 10 días duro así la tensión hasta que la profesora se daría cuenta y decidió resolverlo con un truco fuera del manual de pedagogía.
"O arreglaís lo vuestro, o les daré de golpes hasta que prefieran arreglarse. De aquí no se mueven". Era orgulloso, pero no tonto y en el fondo no aguantaba más sin mi amigo. En unos días había aprendido lo que valía nuestra amistad.
Desde entonces siempre le hago la broma de que todavía me duelen los golpes y él se defiende en que yo también le di y nunca lo cuento.
En aquellos días se uniría Daniel a nuestro grupo de amigos. Siempre necesitas una cuarta pata para una buena mesa y coño que buena elección nos permitió hacer la vida.
A esto siguió mi habitual altanería, pero claro no contaba, con que Miguel agotase su paciencia.
De pronto me vi en la piel de mis enemigos y a pesar de que otro compañero estaba por medio, me dieron hasta en la foto del DNI. Mi reacción fue tirarlo de mi casa y decirle que no lo quería volver a ver. Me dolía más el orgullo que las hostias que me habían dado.
Miguel bajo las escaleras y no habían pasado 5 minutos tocaba la puerta a pedirme perdón, pero mi imbecilidad y orgullo, hizo que le cerrará la puerta y me reafirmase en mi postura.
Durante días se dio la situación rara de que íbamos a la misma clase, pero había bandos. Él rodeado de las chicas guay de clase y yo de mis libros. Como 10 días duro así la tensión hasta que la profesora se daría cuenta y decidió resolverlo con un truco fuera del manual de pedagogía.
"O arreglaís lo vuestro, o les daré de golpes hasta que prefieran arreglarse. De aquí no se mueven". Era orgulloso, pero no tonto y en el fondo no aguantaba más sin mi amigo. En unos días había aprendido lo que valía nuestra amistad.
Desde entonces siempre le hago la broma de que todavía me duelen los golpes y él se defiende en que yo también le di y nunca lo cuento.
En aquellos días se uniría Daniel a nuestro grupo de amigos. Siempre necesitas una cuarta pata para una buena mesa y coño que buena elección nos permitió hacer la vida.
Separando los caminos: Uno al monte y el otro al mar
Llegó el bachiller y en los exámenes de acceso llegó una dura realidad. Tocaba separarnos:
- Antonio y yo ingresábamos en un internado del que he hablado en otras ocasiones
- Miguel y Daniel iban a la escuela deportiva (Kayak-Béisbol). Casi la única vía de quedarte en casa haciendo el bachiller y no estando en un internado a 50 kilómetros de la ciudad.
Seguíamos coincidiendo cada 15 días, que salíamos de permiso y volvíamos a la ciudad. Viernes y sábados de salidas adolescentes al lugar donde salíamos los que no teníamos un duro: el malecón.
La rutina era sencilla. Te ponías tus mejores galas, preguntabas hasta que hora tenías permiso de llegar y salías a andar al malecón. Allí te encontrabas con tu grupo y podías estar horas hablando hasta que llegaba el toque de queda de los padres. Por suerte si ibamos juntos podías aplicar técnicas de negociación con los padres para ampliar el horario.
No hacía falta mucho para pasarla bien. Ni mucha bebida, ni discotecas caras.
Que complicado a veces lo hacemos hoy en día todo, cuando al final ser feliz, muchas veces solo se trata de eso. Un buen grupo de amigos y una buena conversación.
El amor hizo que nos encontraramos más a menudo. Daniel y Miguel encontraron pareja en nuestras compañeras de colegio y nos hacían la visita cada tres días junto a nuestros padres.
De ese entonces tengo quizás una de las pocos fotos que tenemos juntos los cuatro amigos.
La mili o servicio militar cambiaría los papeles. A mi me tocaría una unidad militar en la ciudad, mientras que a Miguel le tocaría trabajar durante un año recogiendo café en las montañas.
- Antonio y yo ingresábamos en un internado del que he hablado en otras ocasiones
- Miguel y Daniel iban a la escuela deportiva (Kayak-Béisbol). Casi la única vía de quedarte en casa haciendo el bachiller y no estando en un internado a 50 kilómetros de la ciudad.
Seguíamos coincidiendo cada 15 días, que salíamos de permiso y volvíamos a la ciudad. Viernes y sábados de salidas adolescentes al lugar donde salíamos los que no teníamos un duro: el malecón.
La rutina era sencilla. Te ponías tus mejores galas, preguntabas hasta que hora tenías permiso de llegar y salías a andar al malecón. Allí te encontrabas con tu grupo y podías estar horas hablando hasta que llegaba el toque de queda de los padres. Por suerte si ibamos juntos podías aplicar técnicas de negociación con los padres para ampliar el horario.
No hacía falta mucho para pasarla bien. Ni mucha bebida, ni discotecas caras.
Que complicado a veces lo hacemos hoy en día todo, cuando al final ser feliz, muchas veces solo se trata de eso. Un buen grupo de amigos y una buena conversación.
El amor hizo que nos encontraramos más a menudo. Daniel y Miguel encontraron pareja en nuestras compañeras de colegio y nos hacían la visita cada tres días junto a nuestros padres.
De ese entonces tengo quizás una de las pocos fotos que tenemos juntos los cuatro amigos.
La mili o servicio militar cambiaría los papeles. A mi me tocaría una unidad militar en la ciudad, mientras que a Miguel le tocaría trabajar durante un año recogiendo café en las montañas.
De abogados, telecos y la madre patria
Llegamos a la universidad y el croquis de esta historia quedaría distribuido de la siguiente forma:
- Antonio abriría la senda migratoria y se iría a vivir a España donde estudiaría Teleco
- Daniel seguiría su senda deportiva y estudiaría Preparación Física (IMEF en España)
- Miguel estudiaría Derecho (siempre fue mejor de letras el cabrón)
- Yo luego de mi fracasado intento de ser diplomático, me iba a la ciudad de Santa Clara a estudiar Teleco.
- Al año pediría un permiso para viajar a España y nunca más volvería pero esa es otra historia
Vivimos juntos el primer infarto de mi tío Tony (al que quise como un padre) y unos años después me tocó despedirme del siempre querré como un padre en la distancia desde España. Ese día aún lleno de dolor escribía
Juro que nunca me acostumbraré a este contrato que firme por el cual tengo que despedirme de las personas que más quiero sin poder mirarle a la cara, sin poder sostener su mano cuando nos dejan, sin poder agradecer con un gracias todo lo que han hecho por mi. Tendré que confiar o tener eso que se llama fe por el cual más tarde o más temprano nos volveremos a ver en un lugar mejor. Quizás entonces Tío tony pueda darte las gracias por todo lo que me diste en esta vida, no solo por ser el padre de mi mejor amigo sino por ser como un segundo padre para mí. Adiós o mejor hasta pronto Tio Tony, desde hoy todos los que te queremos definitivamente estamos un poco mas solos
A pesar del golpe Miguel siguió cuidando de mi madre (casi su segunda madre) ante mi ausencia y llenando ese vacío que habíamos dejado al marchar.
La reunificación española frustrada
Logramos coincidir dos o tres veranos de estos últimos once años.
Llegaron las sobrinas, hijas de Daniel y Miguel. A veces pasa el tiempo cambian las circunstancias pero la esencia sigue ahí. La situación en Cuba era cada vez más desesperante. La isla se ha convertido en una prisión donde pasan los años pero no se avanza; solo está la misma gente, un poco más vieja.
Nos tocaba a los afortunados del grupo intentar ayudar a los que se quedaron.
Crecer profesionalmente, tener sueños y poder ayudar a los que no tuvieron tanta suerte, es un bonito aliciente y da fuerza para sobrellevar todo lo que genera emigrar lejos de tus raíces.
De una conversación cotidiana, surgió la posibilidad de intentar que cursarán Miguel y Daniel un máster acá en España y venir con sus familias a empezar de cero con nuestro apoyo.
La vida es del carajo. Luego de tener todos los papeles, el dinero y la admisión al máster, tocaba enfrentarse al Consulado Español de La Habana y su arbitraria política de visados.
El resultado fue 50-50%. Daniel vendría con su familia y Miguel recibía el rechazo a su visado. Cubo de agua fría de los que cuesta recuperarse. Todavía le doy vueltas de sí podría haber hecho algo mejor, si me falto algo.
Llegó la pandemia y con ello las prioridades cambiaron. Ya no se hablaba de volver a intentarlo o vernos. Casos, contagios, confinamientos encerraron en el cajón los sueños de una vida mejor.
En el medio llegaría mi boda y cómo no allí estarían de una forma u otra. A mi izquierda Daniel, su familia, junto con otros amigos de la infancia y en un vídeo sorpresa la felicitación de Antonio y Miguel. Momento de pañuelos y lágrimas que no olvidaré.
En busca del sueño americano
Volvería a Valencia, luego de la luna de miel por África, me sorprendería una llamada, en un domingo cualquiera de paseos por el río.
Era Miguel, me contaba que había tomado la decisión de emigrar vía Nicaragua y recorrer la peligrosa ruta desde el país de los volcanes hasta tierras de Estados Unidos. Si queréis haceros una idea de esta ruta, os dejo este video.
Pusimos todo lo que teníamos. No le podíamos fallar esta vez. Era un cargo de conciencia de saber que quizás estábamos colaborando con poner el riesgo la vida de nuestro hermano y de saber que era una oportunidad para cambiar su vida.
Desde el día que subió al avión, no he vuelto a dormir bien. Vivo pegado a la pantalla de una aplicación viendo su ubicación, celebrando cada paso, cada frontera cruzada y sufriendo cada día sin avance.
Los sueños también me jugaban una mala pasada, anunciando que sería el 4 de abril cuando llegaría a la tierra prometida y aunque faltaban muchos días para ello, sabía que así sucedería. Algo que evidentemente no le hizo gracia
A miles de kilómetros y sin saberlo mi madre soñaba algo similar
La historia de su travesía, dejaré que sea él, cuando esté recuperado, quien decida contarla.
Anoche hablé con él por primera vez en videollamada, luego de un mes. Sabía que esa noche sería la noche del último paso, de cruzar ese muro que separa el pasado y su futuro.
Estaba igual que siempre, con mucha barba, luego de casi un mes de travesía, pero con el ánimo intacto.
Horas interminables de espera, terminaron con esta frase esta mañana con esta frase (yuma= extranjero, país que no es Cuba, etc)
Y de pronto, todo ha tenido sentido.
El emigrante en busca del sentido
Siempre me he sentido en deuda por lo tanto que me ha dado y lo que me ha cuidado. Hoy me siento en paz de haber podido devolverle la ilusión y le he encontrado el sentido a todo por lo que he pasado estos casi 12 años fuera de mi casa. Poder ayudar a las personas que quieres a cumplir sus sueños es una sensación que no puedo describir con palabras y que vale la pena cualquier esfuerzo o sacrificio. Mi reto era estudiar, trabajar y crecer para ayudarlos, el de ellos ha sido sobrevivir a un país en decadencia, miles de carencias y una travesía peligrosa rodeados de mafias, narcos y policías corruptos.
Hoy está incomunicado, pero seguramente en unos días cuando salga y lea estas letras me gustaría que se quedara con esta frase: "gracias a ti por darme la oportunidad de ser TU AMIGO"
Hoy Miguel duerme en una celda siendo libre. Hoy brindo como te prometí por ese sueño y abro esa botella.
Miguel no es uno cualquiera, sino uno más de los 40.000 cubanos que en tres meses han hecho la travesía de Nicaragua-Estados Unidos huyendo de la miseria. Te mereces un futuro mejor y estoy seguro que harás todo por conseguirlo y estaré si dios quiere ahí para verlo.
La amistad es una semilla
Que brota en cualquier lugar
Y cuando sientas frio
Cúbrete con las ramas de mi destino
Donde te lleven los pasos
Te encontrarás mi te quiero y mi abrazo
Hay amor en todas partes
Y en cada rincon del mundo
Y todos buscando un sueño
Cambiamos así de rumbo
… Si profunda es la distancia
Profunda es la lejania
En un alma peregrina
No existe ciudadania
La bandera es un dilema, la patria y la geografía
Donde quiera que me encuentre
Yo siento que es tierra mía
Yo siento que es tierra mía
Tuya y mía
Profunda es la lejania
En un alma peregrina
No existe ciudadania
La bandera es un dilema, la patria y la geografía
Donde quiera que me encuentre
Yo siento que es tierra mía
Yo siento que es tierra mía
Tuya y mía
… Yo quiero ser tu abrigo
Si te hace falta el consuelo mio
Yo quiero ser tu nido
Si necesitas cariño mio
No quiero ser tu olvido
Si en todas partes yo estoy contigo
Yo quiero ser tu abrigo
Si te hace falta el consuelo mio
Yo quiero ser tu nido
Si necesitas cariño mio
No quiero ser tu olvido
Si en todas partes yo estoy contigo
Yo quiero ser tu abrigo
… En Madrid o en Nueva York
La Habana esta en todas partes
Porque la llevas contigo
Sin miedo a desarraigarte
Yo sé que existen fronteras
En todos los continentes
Un sólo sol y una luna te ciudan y alumbran siempre
Quisiera ser la mañana y entonar la melodia
Esa que te hace crecer cada día
Caminos que me separan
Y te obligan a escondidas
A ser cautivos de idiomas e ideologías
No seas cautivo de idiomas e ideologías
La Habana esta en todas partes
Porque la llevas contigo
Sin miedo a desarraigarte
Yo sé que existen fronteras
En todos los continentes
Un sólo sol y una luna te ciudan y alumbran siempre
Quisiera ser la mañana y entonar la melodia
Esa que te hace crecer cada día
Caminos que me separan
Y te obligan a escondidas
A ser cautivos de idiomas e ideologías
No seas cautivo de idiomas e ideologías
… Yo quiero ser tu abrigo
Si te hace falta el consuelo mio
Yo quiero ser tu nido
Si necesitas cariño mio
No quiero ser tu olvido
Si en todas partes yo estoy contigo
Yo quiero ser tu abrigo
Aquí mismito yo estoy contigo
Aquí mismito yo estoy contigo
Si te hace falta el consuelo mio
Yo quiero ser tu nido
Si necesitas cariño mio
No quiero ser tu olvido
Si en todas partes yo estoy contigo
Yo quiero ser tu abrigo
Aquí mismito yo estoy contigo
Aquí mismito yo estoy contigo
PD: Aquí va foto de la celebración