Siguiendo con el balance de mi legislatura, voy a intentar exponer las cosas que no he conseguido. A fin y a cuentas, debemos tener en cuenta que a veces aprendemos más de los fracasos que de los éxitos, y además nos va a ilustrar en algunos casos muy claramente la situación de España y parte de las razones de la situación económica y por ende, de la crisis.
Una de las ideas más obvias y a priori menos complicada, era el tema de las líneas de teléfono de los ascensores. En el edificio tenemos tres ascensores funcionando, cada uno con su línea de teléfono, con una factura de 17 euros mensual para cada uno de ellos, con una compañía de fibra óptica.
Por supuesto, lo primero que tocaba hacer era dejar de pagar dos de las tres líneas, porque es del todo ridículo estar pagando tres líneas de teléfono en el mismo edificio, cuando se pueden interconectar los tres ascensores a la misma línea. A fin y a cuentas, en mi casa tengo dos teléfonos, (dos aparatos por los que hablar) y una misma línea y ni se me ocurre poner dos líneas.
Ya ni sé la cantidad de reuniones en las que se conminó a la administración a arreglar esa situación, sin que lo haya conseguido. Curiosamente, en una de las ocasiones me expusieron los graves problemas que podría ocasionar mi propuesta. Las razones para negarse a tramitar dicha operación eran básicamente dos de seguridad. La primera es que si conectábamos los tres ascensores a la misma línea, cuando desde uno de ellos se pulsase el pulsador, resulta que en la centralita de la compañía de mantenimiento no identificarían exactamente el ascensor. El problema a priori no parece demasiado grave, porque en todo caso sabrían el edificio en el que existía un problema y por supuesto, si fuese demasiado difícil saber cuál de los tres ascensores es el bloqueado con gente dentro, siempre podrían preguntar al ¡que les llama por teléfono desde el ascensor!.
El segundo problema que adujeron es que si se estropeaban dos ascensores a la vez, sólo podrían hablar de uno en uno. La verdad es que este problema tendría más sentido, si olvidamos que la situación de una avería de dos ascensores simultánea es improbable y en todo caso, la espera sería de una llamada de teléfono. Por otra parte dudo mucho que la compañía de ascensores enviase dos equipos a sacar a las personas, por lo que tampoco se iba a avanzar absolutamente nada en la rapidez en salir del ascensor. Por supuesto, el retraso en el hipotético segundo ascensor averiado, (al igual que el primero), lo podemos entender como el tiempo de la llamada, y el tiempo de reacción de la empresa, que ha de trasladarse, y realizar las tareas. El tiempo de la llamada es claramente marginal, por lo que el retraso para el segundo ascensor sería ínfimo en una situación realmente improbable.
Por supuesto, no estábamos tampoco en la compañía con cuota más barata, porque estábamos en otra que nos ofrece las llamadas más baratas. Por tanto, la idea en conjunto era en principio cambiarse a una línea con la cuota más baja, ¡y que nos claven por las llamadas si quieren a precio de 806!. A fin y a cuentas los cálculos me dicen que a día de hoy, no ha existido ni una sola llamada en 7 años.
No ha habido forma de conseguir esto, ni con actas, ni con ser un tema recurrente, ni por haber expresado todos los vecinos que había que hacerlo ya. Simplemente no se ha conseguido y una de las razones es que por el medio se han ido colando diversas situaciones. La primera es que se me ocurrió buscar alguna forma de aprovechar este gasto tonto de la línea del teléfono. Es sencilla, y supongo que muy obvia, y está relacionada con internet. Somos bastantes del edificio los que tenemos internet, y la mayoría mediante dispositivos inalámbricos. Cuando selecciono entrar en las redes, me encuentro con que tengo un buen número de líneas disponibles.
Teniendo una línea de teléfono desaprovechada, teniendo sistemas de wifi que podríamos proteger con contraseñas y teniendo a numerosos vecinos pagando una cuota de adsl, (entre ellos el que escribe), la idea es obvia; Contratar una línea adsl de elevada capacidad, y repartir el gasto entre los vecinos interesados, (es un servicio que se puede individualizar). Dado que una línea de 10 megas es más barata que 5 líneas de 2 megas, todos tendríamos mejor servicio, sobre todo teniendo en cuenta que a poco que los horarios que usemos difieran incluso mejoraríamos notablemente.
El problema es el de siempre en España. ¿Por qué no se hacen estas cosas?. Pues es sencillo ver que el beneficio para nosotros, (evidente y desde luego elevado), supone una pérdida de beneficio para las empresas. La conclusión tras unas cuantas llamadas, (de las que me ocupé yo), es que las compañías no prestan servicio a comunidades de vecinos. Ni somos particulares, ni nos consideran empresas por lo que se han negado en redondo a prestar ni tan siquiera ofertas.
Luego me pueden hablar de innovación, de gestiones, de eficiencia y de servicio al ciudadano, mientras los gobiernos pueden hablar de que están protegidos nuestros derechos, pero la realidad de la situación es que las compañías no quieren hablar para nada de la idea, a pesar de que incremente la eficiencia, consigamos reducir las facturas sin perder servicio y desde luego que eso no lo podamos reclamar absolutamente a nadie. La verdad es que no suponía un ahorro para la comunidad de vecinos, sino que significaba un ahorro importante para los vecinos que tuviésemos internet. El problema es que es fácil echar unas cuentas rápidas e imaginar que de repente tuviésemos a todas las comunidades de España haciendo exactamente lo mismo.
Yo tenía entendido que las comunidades de vecinos, no eran más que una agrupación de vecinos en las que nos uníamos para lograr que los gastos fuesen menores para cada uno de los vecinos a cambio de unas cuotas; sin embargo en esta guerra me quedó claro, que por un lado existe cierta tendencia a que los gastos se disparen cuando estamos ante el caso de una administración de fincas, (más volumen, más negocio y quizás ciertas compensaciones de los proveedores a la administración), y por otro lado nos encontramos con que las empresas tratan de aprovechar el poder que tienen en el mercado para bloquear las opciones más beneficiosas para los usuarios, sin que nadie haga absolutamente nada.
Y entre una cosa y otra, …¡no conseguido!, y lo peor es que derivado de estas líneas del teléfono nos encontramos con otra anécdota más expresiva de lo que es la situación en España que tocará mañana.