Cuando estudiaba, en microeconomía de quinto nos tocó una profesora, que no destacaba precisamente por sus conocimientos y su didáctica. La señora no hacía otra cosa que repetir un guión que no entendía, y de hecho era tan dramática la situación que daba las clases por los apuntes de alguien de unos cuantos años antes. Apuntes que teníamos todos.
El caso es que en una gráfica tenían un error en una gráfica, sobre las distintas situaciones de mercado, y el análisis a través de las curvas isobeneficio, (curvas de distintas posiciones en las que la empresa obtiene los mismos beneficios), había cometido un error, de tal forma que en determinadas posiciones los beneficios eran mayores que las ventas. Por supuesto, era un error en la gráfica, de forma que daba una solución absurda. El caso es que no se nos ocurrió a un amigo y a mí, ir al despacho a decirle lo del error. Aunque sea difícil de creer, se la tuvimos que explicar porque no lo tenía claro. Y entre que no debíamos explicar bien, o que ella no debía entender bien, al final nos rendimos, la dejamos por imposible y le dijimos “tiene usted razón, acabamos de ver el error que hemos cometido y gracias”. Lo importante era aprobar y nos fuimos.
En el examen nos cayó la pregunta de marras y la señora en cuestión nos suspendió. Era un poco increíble porque con la tontería era lo que mejor llevábamos. Cuando fuimos a la revisión del examen nos despachó con un: “lo vuestro no lo entiendo; llevo cuatro años explicando esta gráfica mal, vais vosotros os dais cuenta del error y en el examen ¡la ponéis mal!; a los que han puesto lo que estaba en los apuntes los tengo que aprobar, pero a vosotros no puedo porque sabíais que estaba mal”. ¡con un par!.
Pues entre esta calidad didáctica, que daba las clases en una letanía para aburrir a las ovejas, (siempre sospeché que para evitar preguntas), que no era muy alta, y que uno de los tipos de curvas que se daban se llamaba “monótona decreciente”, resulta que el mote estaba servido.
Y todo esto viene porque al final ciertas actitudes, ciertas carencias y un discurso monótono, que no sale de un guión y por cierto absurdo del todo es lo que oímos hoy día tras día. La gran diferencia es que hoy ya tengo alguna cana y simplemente no paso y no lo dejo por imposible.
Por eso hoy juro que no entiendo a los empresarios, que salen a la palestra. Todos los días me niego a pensar que todos los empresarios son iguales, pero el caso es que revisando las declaraciones todos los días, nos encontramos una uniformidad que asusta. Todos los santos días nos encontramos con sus cartas a los reyes magos, de tal forma que de alguna forma todo el mundo tiene que sacrificarse por ellos y ellos lo que tienen que hacer es pedir ayudas, pedir negocio en los despachos,(la famosa colaboración pública-privada, o ese gran robo), bajadas de sueldo, peticiones para que el gobierno pare luchas de precios, que se despida a cuanta más gente mejor… y por supuesto, que ellos no paguen impuestos y que el déficit se reduzca.
Hace un año, los empresarios se quejaban de la imagen que se estaba creando de ellos en la sociedad con una bastante más que ridícula declaraciones de la asociación madrileña de la empresa familiar. No acabo de comprender el nivel del absurdo, porque la realidad es que sólo un egocentrismo increíble o un morro aún superior, nos llevaría a defender posiciones que son del todo ridículas. ¿Cómo quieren tener una imagen medio decente si tenemos que luchar para tener la esperanza de que tiene que haber empresarios de verdad escondidos?.
Así día, tras día, y no hay ni un solo día en que no planteen una propuesta que sirva para que tengan clientes. Esto lo puedo entender en el caso de las gasolineras, en el caso de las entidades financieras o en el caso de los monopolios u oligopolios que tenemos por doquier. Por supuesto, lo puedo entender también en el caso de todas las constructoras, concesionarias y demás fauna que bajo el discurso facilón del libre mercado, deambulan por despachos, donde se consiguen enormes beneficios, en lo más parecido a un sistema de economía planificado que se pueda llegar a imaginar.
Y digo que lo puedo llegar a entender, porque en el fondo en el corto plazo e inmediatamente con un par de pelotazos pueden conseguir muchos beneficios, aunque todo el mundo sea capaz de ver que este procedimiento es de todo, menos sostenible.
Pero por supuesto, en el caso de empresarios en los que el negocio no se genera directamente en la administración pública, la realidad es que soy completamente incapaz de entender tanta estrechez de miras. Y lo digo porque realmente, esta semana hemos encontrado al digno sucesor de Díaz Ferrán; curiosamente lo hemos encontrado otra vez en “empresas familiares”, en las que ha hablado tanto Botín, (que curiosamente está adecuadamente ubicado en tal círculo), pidiendo otra vez lo de siempre; y por supuesto, el nuevo Díaz Ferrán, que es Isak Andic, dueño de Mango.
Curiosamente, este señor comparte con Díaz Ferrán el estar en un sector que se ve directamente afectado por las recetas que sin parar nos suelta. Todas y cada una de las medidas que se proponen suponen la caída de la renta disponible, de forma que los consumidores, nos vamos ajustando como podemos. Es así de simple, (y así le expliqué lo que ocurriría después y porqué). Desde luego, los viajes es lo primero en caer, y con ellos, se ha ido al limbo el ¿empresario? Díaz Ferrán; pero es que la ropa va después. Es así de sencillo.
El caso es que en este blog, ya he hablado de Díaz Ferrán, y resulta que no se ha aprendido absolutamente nada. Lo bueno, es que esto simplifica un poco el trabajo de escribir, porque si las recetas son siempre las mismas, las críticas son sencillísimas y lo que he de hacer es colocar un link, para el pasado.
Curiosamente, me gustaría recordar el post que hice sobre unas declaraciones de Adolfo Domínguez en febrero de 2010; que a su vez ya me daba pie a una de las recopilaciones sobre esta historia. Es así de simple.
De aquellas Díaz Ferrán ya tenía problemas, (Air comet había caído, seguros mercurio creo que también), pero aún negaba los problemas de Viajes Marsans, (aunque fuesen ya más que evidentes). A su vez, el modisto gallego, se encontraba también en una rara combinación de caída de las ventas, y pidiendo el despido libre, (aunque sostenido por subvenciones para creación de empleo).
Pero hablando de recopilaciones, ya que estamos me gustaría volver a reciclar otra vez el mismo post tachando nuevos nombres de empresas que han caído. Hoy mientras los empresarios a los que escucha el gobierno, no sean empresarios, sino meros peticionarios de toda clase de prebendas, en este país no se va a crear absolutamente nada, y sin crear, sin mejorar y sin dejar de engañar, para conseguir rascar un poco de donde ya no hay, aquí no hay quien salga de esta crisis.
Y por si no ha quedado claro, la conclusión es que lo peor no es que las medidas que proponen, las soluciones que ofrecen y las medidas que reclaman sean manifiestamente injustas, (que lo son). El problema es que alguien con un poco más de luces que un vespino, comprueba fácilmente que incluso para ellos es la caída. Es decir, Díaz Ferrán no se ha comportado como un caballero, pero es que tampoco ha sido demasiado inteligente a la vista de su situación. ¿de verdad quieren los que van aguantando seguir su camino?.
aguantando seguir su camino?.