Acceder

Los estudiantes de Economía aprenden nada más empezar sus estudios que los intercambios, o sea, el comercio, si es libre y voluntario, es beneficioso tanto para compradores como para vendedores. Y eso sucede incluso en el caso de que no haya muchos vendedores en un mercado, sino que también ocurre cuando sólo hay uno, un monopolista. Cierto que, en este caso, el único vendedor se aprovechará de su posición ventajosa en el mercado (al no tener competencia) para cobrarle un precio más alto a los compradores por sus productos, pero aún en ese caso, algo sacarán los compradores si aceptan comerciar con el monopolista voluntaria y libremente.

 

Por eso, la alternativa "la bolsa o la vida" que un ladrón armado con una pistola "plantea" a su víctima, pese a que pueda parecer que le "ofrece" la posibilidad de una elección libre, de un intercambio voluntario, no lo es, pues no es  un intercambio voluntario, sino forzado. Es, más bien, la expresión del poder coercitivo de un agente -el atracador- sobre otro -su desafortunada víctima-, disfrazado eso sí como elección libre. La misma calificación puede darse de la "venta" de protección que "ofrecen" los capos mafiosos a sus desventurados "clientes", que "voluntariamente" les compran lo que ellos les venden: una "protección" cuya "necesidad" crean ellos mismos con sus amenazas más o menos soterradas.

 

Nadie duda que el cupo vasco es un "intercambio". La lógica económica del mismo debería ser clara: el cupo debiera ser el "precio" o valor imputado a los servicios que la Administración del Estado presta a la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) que goza, gracias al Concierto, de total autonomía fiscal. Sería de esperar que puesto que esos servicios son valiosos, la CAV pagara por ellos. Por eso es de lo más extraño que el cupo vasco (el "real", no el contable) sea "negativo", es decir,  que el Estado preste unos servicios y, además, "pague" por hacerlo. Que es lo que, no a las claras, sino "bajo mano", sucede y acaba de consagrase como ley para los próximos cinco años.

 

No nos dejemos engañar por las partidas contables que "saca" Hacienda . No hay experto en el asunto que no sepa que el cupo está mal calculado por el uso de muchos mecanismos contables que, más que cuestionables son claramente fraudulentos, entre los que destacan la hipervaloración de las llamadas "cargas asumidas", la sistemática infravaloración de los bienes públicos que proporciona el Estado a la CAV  y, finalmente, por el llamado "ajuste del IVA" (del que hablaré más adelante). No resulta por ello nada extraño que los técnicos de Hacienda tengan enormes dificultades para tratar de  ocultar lo que se ha dicho más arriba: que el Estado acaba pagando a la CAV por los servicios que le presta, y no a la inversa que es lo que debiera suceder si el intercambio fuera voluntario. Como estos técnicos de Hacienda son buenos profesionales casi lo consiguen.

 

¿Incomprensible y absurdo el entero asunto? Pues sí. Es el auténtico mundo económico al revés. Ni en el País de las Maravillas de la Alicia de Lewis Carroll sucedía que alguién vendiera algo y además pagara por ello. Es como si el lector tras tomarse un cafe en un bar en vez de preguntar el típico "¿qué TE debo?" preguntara al camarero "¿cuánto ME debes?". Pero, a lo que se ve estamos en el aún más delirante País de las Maravillas Fiscales del insuficiente ministro don Cristóbal Montero, en donde, por poner un par de ejemplos, los defraudadores fiscales ricos y poderosos son amnistiados, los pobres pagan más impuestos proporcionalmente que los ricos y la "regla" del gasto no está nada "reglada" y parece hecha de plastilina flexible de modo que a unos (el Ayuntamiento de Madrid) se les aplica y a otros no.

 

Enfin, sigamos. Si se trata de entender la negociación del cupo desde la perspectiva de un modelo o situación de intercambios libres y voluntarios, el cupo, tras como se ha establecido para los próximos cinco años, es totalmente incomprensible. Las cosas se aclaran, sin embargo, si el asunto se contempla desde el enfoque de los intercambios forzosos.

 

En efecto, imaginemos (basta un pequeño esfuerzo porque no creo que cueste tanto) al PNV y al PSOE-PSE como dos grupos "mafiosos" locales que se han aliado y que, como hace todo grupo mafioso, ofrecen "protección" (o sea, seguridad y tranquilidad política y social allá en el País Vasco) al Gobierno del Estado. En vez del tradicional "la bolsa o la vida", las "alternativas" entre las que sus capos dan a "elegir" al Gobierno del Estafo  son "o el cupo o el follón" . Y, claro está, lo que éste elige "voluntariamente", dado que la "vida política" de los dirigentes del Estado pasa porque no haya "follón" o líos  en la CAV, que en el pasado ya los hubo bastantes y más aún con el asunto catalán. En suma, que entre la bolsa o cupo y su vida "política", el Gobierno del Estado elige la vida política, pagando el cupo, por más delirantemente absurdo que lo sea desde el punto de vista económico y más triquiñuelas contables les exija a los técnicos de Hacienda para tratar de ocultarlo.. Hay que reconocer , por otro lado, que los capos vascos tampoco tienen que enfrentarse a grandes reticencias por parte de la Hacienda del Estado en esas "negociaciones", siempre a escondidas, pues a fin de cuentas, ella, o mejor, sus gestores, no son los que pagan ese desafuero. Es lo mismo que los pagos a la Mafia siciliana o calabresa por parte de las grandes empresas: simplemente los pasan a sus clientes como un gasto fijo más. En este caso, el chantaje de los capos vascos en forma de "cupo" lo pagamos el resto de los españoles.

 

Y, por supuesto, como está más que demostrado, los capos mafiosos siempre reparten el fruto de sus chantajes entre sus conciudadanos, o sea, la gente de "su" pueblo para ganarse su apoyo y estima. Al igual que quienes dirigen el famoso cartel de Medellín han contribuido a la financiación de la educación, el deporte, la sanidad  o a las finanzas públicas en Medellín, la CAV gracias a su exceso de cupo pude permitirse el tener un gasto por habitante en sanidad, educación y otros gastos sociales muy por encima de la medida del resto de España, sin contar con la capacidad para financiar proyectos de investigación "científica" sobre la Historia Mágica de Euskadi o asuntos similares. 

 

Por supuesto que en ese "intercambio", o sea, en ese chantaje por decirlo con claridad que el Gobierno del Estado está dispuesto a pagar a los capos vascos,  el PP no está sólo. Cómplices de este auténtico desafuero son, entre otros, el PSOE, dados sus compromisos con el PNV en la CAV, y Unidos Podemos, que de modo inexplicable otra vez se une a la "casta" (está cada vez más claro que balo la égida de Pablo Iglesias, Podemos es un partido que aspira a desaparecer en las próximas elecciones generales, y que con seguridad va a tener éxito). Hemos asistido así al nada edificante espectáculo en el Congreso en que como matones de patio de colegio, todos los representantes políticos, desde la rancia derechona del PP y Coalición Canaria y la derecha más moderna del PdeCat, hasta la pseudoizquierda del PSOE, Esquerra Republicana y  Podemos, cual Manada se han unido para hacerle una suerte de "bullying" a don Albert Rivera, que ha tenido la decencia de decir que hay que llamar a las cosas por su nombre, que el cupo, tal y como se calcula, es un chantaje. Sólo este hecho, sólo esta comunidad de actuaciones contra Albert Rivera, sólo esta unidad de acción  parte de tan vaiopintos y siniestros personajes, bastaría en sí misma para hacer dudar de la pureza o sensatez de su defensa del cupo.  

 

Algunos pueden pensar que esta forma de ver las cosas es algo exagerada. No. He desarrollado este asunto en una entrada previa en este blog, de la que me siento muy satisfecho https://www.rankia.com/blog/oikonomia/428877-hipotesis-economica-nacionalismo-linguistico ), Es, por otro lado, la aplicación estricta del "modelo" de Estado del gran economista Mancur Olson, quien ofreció como explicación del surgimiento y comportamiento de los estados lo que se conoce como "teoría del bandido sedentario". La idea es muy sencilla. Imaginemos una sociedad de productores pacíficos dedicados a producir e intercambiar pacífica, libre y voluntariamente los bienes que producen (por ejemplo, una sociedad compuesta de granjeros). Cabe pensar, sin embargo, que no todos se dedicarán a tan productivas actividades, que siempre habrá algunos individuos que estimen que, dadas sus particulares capacidades, les resultaría más rentable dedicarlas a otra: a robar a los pacíficos productores, más que ponerse a "currar" como los demás.

 

Un grupo de bandidos nómadas iría de grupo en grupo de productores pacíficos, despojándolos de todo lo que tuvieran. Pero tal comportamiento no sería económicamente eficiente en el largo plazo, pues acabar con la vida o las posibilidades de existencia de un grupo de productores significa que ya no pueden ser despojados nunca más, con lo que el exceso de "recaudación" en el corto plazo se traduciría en ausencia de ingresos por robo en el futuro. Mal "negocio" pues para un bandido que quiera permanecer en el sector delictivo toda su vida laboral o incluso fundar un negocio de robo con violencia  para sus descendientes un tiempo.

 

Por eso, pronto en ese mundo, se impondría la lógica económica que lleva a la sedentarización de los grupos de bandidos. En efecto, es  más eficiente en el largo plazo para los bandidos el hacerse sedentarios y dedicarse a explotar a "sus" productores de foema continua lo que supone que no tienen que esquilmarlos hasta el grado de hasta hacer peligrar su existencia. Un bandido sedentario tendría también incentivos en defender a "sus" productores de las rapiñas de otros grupos de bandidos, así como en mediar en las disputas entre sus "subditos" que puedan poner en riesgo sus "ingresos" fiscales. Unos bandidos sedentarizados también tendrían intereses en no dedicar todos sus "ingresos" por robo  a gastos de consumo conspicuo, sino que pronto decubrirían que estaría bien dedicar una parte a la producción de bienes públicos (caminos y carreteras, puentes, etc.) que aumentasen la productividad y recursos de sus súbditos, permitiéndoles así que pudieran darles unas bolsas más repletas a cambio de sus vidas.

 

Y así, de modo tan simple se explicaría el surgimiento de los estados, que no serían sino  grupos de bandidos estables o sedentarizados. Por supuesto, con el discurrir del tiempo, los bandidos de cada estado entrocarían con los granjeros más ricos dando lugar a la aristocracia y a la legitimación del bandidaje estatal (se legislaría así que el estado tiene el monopolio en el uso de la violencia). Más adelante, con las revoluciones democráticas, se conseguiría cierto control sobre la depredación fiscal. Pero,pese a todos esos cambios, pese a la suavización de las costumbres, pese a todo el entramado del Derecho, en el fondo, para Mancur Olson, el origen, la -por decirlo así- genética, de los estados marcaría de modo indeleble su actuación. Los aparatos de los estados, en último término, son el bandidaje organizado. Desde esta perspectiva, los jefes de los "bandidos" asentados en la Moncloa han llegado a un acuerdo con los "bandidos" sitos en Ajurianea para pagarles un canon o cupo a cambio de que no monten demasiado lío allá por la frontera Norte.     

 

No aburriré al lector acerca de las formas concretas en que se ha sustanciado contable y "legalmente" ese sistema cuasimafioso del cupo vasco. Están en la prensa estos días y, seguro, que ya las conocen. Me detendré, no obstante, en uno de sus mecanismos más increíbles pues, además, encaja plenamente con el objetivo divulgador de este blog. Me refiero a lo que se conoce como "ajuste por el IVA" que es una de los mecanismos básicpos para que se produzca ese monstruo económico que es el que alguien "pague" no por lo que compra sino por lo que venda.

 

Es el caso que, con arreglo al Concierto Vasco, la Hacienda foral vasca gestiona todos los impuestos en su territorio. Nada que objetar. Pero sí es de objetar que la Hacienda foral se apropie de parte del IVA generado por las empresas vascas cuando venden sus productos fuera de la CAV. No tiene ningún sentido económico.

 

El problema está en que la gente confunde a quien "físicamente"  paga un impuesto indirecto, como por ejemplo, el IVA, en una oficina de hacienda, con  quien realmente lo paga. Es el conocidísmo fenómeno de la traslación e incidencia fiscales. No. Quien abona el impuesto en una ventanilla no es, por lo general, quien realmente lo paga. Y lo siento por TODOS los empresarios que, cansina y sempiternamente, se quejan de que el IVA les "frie". NO. En absoluto. Es facilísimo demostrar que, en el caso general de los procesos de producción en que los costes medios directos de producción no varían con la escala a la que se produce, o sea, en la mayoría de los procesos de producción, quien paga los impuestos indirectos, sean estos cuales sean, no son los empresarios sino los consumidores. El IVA, en el caso general, lo pagan integramente los consumidores finales de los productos aunque quienes lo ingresen en Hacienda sean los empresarios.

 

Pues bien, si está claro que el IVA lo pagamos los consumidores, debería estar claro que la Hacienda vasca no debiera tener ningún derecho a quedarse con parte alguna del IVA que las empresas vascas "recaudasen" fuera de la CAV, así como tampoco debieran tener derecho las empresas de fuera de la CAV a quedarse con el IVA que los consumidores vascos les pagasen por los productos que les compran. La increíble, aunque claramente explicable desde el punto de vista de este post, "torpeza" del también más que claramente insuficiente ministro Montoro, ha sido permitir, dada la diferencia entre el tamaño del mercado vasco y del resto de España, que se produzca un  trasvase a la Hacienda foral vasca de parte del IVA generado por las ventas de las empresas vascas a ciudadanos no vascos a través de un cálculo mal hecho llamado de ese efecto (el "ajuste" del IVA consolidado, o sea, del total del IVA recaudado en España) que se evalúa que asciende a una cifra entre los 1500 y 2000 millones de euros anuales.

 

Y ¿qué se puede hacer? Pues, salvo quejarse,  poco o nada tal y como se realiza en la práctica ese "ajuste del IVA" desde el Ministerio de Hacienda. Quizás sólo una cosa. Y es ser conscientes, si uno no vive en el País Vasco de que cuando  compra una lata de bonito si resulta que  es de Bermeo, entonces el IVA que se paga al comprarla se irá a la CAV en su totalidad, en tanto que si la lata es gallega, por lo menos la mayor parte del IVA que se paga irá a la caja común. 

 

Y, por supuesto, todo lo dicho se aplica, mutatis mutandi, de manera milimétrica a la financiación de la otra comunidad autónoma con autonomía fiscal plena: Navarra 

                                                                  Fernando Esteve Mora

 

 

 

 

 

 

4
¿Te ha gustado mi artículo?
Si quieres saber más y estar al día de mis reflexiones, suscríbete a mi blog y sé el primero en recibir las nuevas publicaciones en tu correo electrónico
  1. en respuesta a Sereno1966
    -
    #4
    24/11/17 11:45

    No te preocupes por la formación de mis alumnos. Cierto. Yo soy el peor de todos sus profesores...pero dado que mi contribución a la formación de cada uno es marginal, poco daño puedo hacerles. Así que, repito, que estés tranquilo.

  2. en respuesta a Riovero
    -
    #3
    24/11/17 11:41

    Lo siento. Por error subí un borrador del post

  3. #2
    23/11/17 20:59

    Creo que el artículo se corta al final...

  4. #1
    23/11/17 20:52

    Como el resto de los profesores de la UAM se documenten tan poco y sean tan poco rigurosos para impartir sus lecciones como muestra el señor Fernando Esteve, saldrán unas promociones de graduados con una formación bastante penosa.