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                                            FERNANDO ESTEVE MORA

Pensar "fuera del tiesto" es complicado, es difícil. Pero por eso mismo es una muy buena "gimnasia mental". Así que ¡calcémonos nuestras raídas y viejas "playeras"   mentales y lancémonos a  la calle del debate público aunque los demás "corredores"  vayan en otra dirección y nos mire con ese aire de superioridad y desprecio de quienes visten las zapatillas mentales de último diseño más a la moda!

Pues bien. Todo el mundo occidental comparte una clara "secuencia de los hechos" de lo que está pasando. Todo habría empezado por la innata maldad de un sociópata, un tal Putin, que el 24 de febrero de 2022 lanzó a su país a una guerra (cuyo pueblo  no quería) contra otro país dirigido por un angélico actor, Zelenski,  al que Occidente moralmente no podía dejar en la estacada.

Para ayudar a Ucrania, a las élites de los países occidentales (o sea, a las élites del llamado "Occidente Colectivo":  los EE.UU., la Unión Europea, Canadá. Australia, Japón  y Nueva Zelanda) no se les ha ocurrido otra cosa que lanzar una guerra económica contra Rusia para desincentivar a Putin de modo que abandone sus propósitos, se retire de Ucrania y pague su reconstrucción.

Lo que ha pasado es que, de momento y como suele ser demasiado frecuente, esa guerra económica (sanciones, congelamiento de activos, "sanciones" inteligentes contra la élite rusa, presiones indirectas hacia potenciales países neutrales hacia Rusia, etc,) no ha tenido los efectos "deseados" ni los previstos por los economistas y periodistas  en nómina, sino que -todo lo contrario- la está perdiendo  claramente  parte de ese Occidente Colectivo que la ha lanzado, y, singularmente, la Unión Europea.

O sea, que la "secuencia de los hechos" iría de la guerra "militar" a la guerra económica, la primera antecedería, "explicaria" y causaría la segunda, que simplemente sería por tanto un medio o instrumento más para tratar de  ganar la primera. Que, de momento, no esté ocurriendo así sería lamentable para el Occidente Colectivo pero en nada afectaría a esa secuencia, a esa explicación causal de los acontecimientos.

Pues bien, ¿y si esa secuencia fuese sólo aparente, es decir, sólo imaginaria, es decir, irreal por no decir falsa? ¿y si la secuencia verdadera corriese en sentido inverso, o sea, de la guerra económica a la guerra militar de modo que la primera, aunque viniese en la dinámica temporal después, hubiese causado la segunda?

Con arreglo a esta secuencia inversa de los hechos, la causa, el origen, de lo que ha ocurrido y está ocurriendo (la guerra militar en Ucrania) sería lo que en la dinámica temporal ha sucedido después, en segundo lugar, o sea, la guerra económica contra Rusia. Y no, no se trata de una "explicación" de los hechos tipo película de ciencia ficción, de esas de viajes hacia atrás en el tiempo, sino de una consistente aunque alternativa forma de entender y explicar los hechos.

En efecto, ha sido habitual la extrañeza de muchos comentaristas ante el comportamiento de la administración norteamericana en la guerra de Ucrania. Dado que la posición de Ucrania en nada o en poco afecta a los intereses políticos, económicos y militares norteamericanos, para muchos ha sido estratégicamente irracional el que los EE.UU hayan tomado una actitud tan beligerantemente antirrusa en el conflicto ucraniano. Como si Rusia fuese todavía la Unión Soviética. Debilitar a un país débil, como lo es Rusia, carece de sentido si el objetivo claro y declarado de los EE.UU.  es por contra debilitar económica, política y militarmente a su obvio y manifiesto rival estratégico: el hegemón ascendente, China. Habría sido evidentemente más sensato desde un punto de vista estratégico para los EE.UU., integrar a Rusia en la Alianza Atlántica alejándola así de China, lo contrario obviamente que está provocando su guerrera actitud actual  contra Rusia, lo que facilita a China su abastecimiento de energía, agua y otros activos preciosos en su futuro pero cercano enfrentamiento con los EE.UU.

Pero esa "irracionalidad" del comportamiento norteamericano desaparece si se contempla los hechos con la secuencia inversa. Con arreglo a esta, la mejor forma para los EE.UU. de preparase frente al reto China pasa por fortalecerse económica, política y militarmente, y para ello los EE.UU. han de simultáneamente "atacar" económicamente a China, obviamente; pero también a la Unión Europea.

Sí debilitar a la Unión Europea, y fundamentalmente a la industria alemana, beneficia a los EE.UU.. Al igual que conseguir que la Unión Europea se aleje de China cortando radicalmente la posibilidad de una Nueva Ruta de la Seda que conectase a China, Rusia y la Unión Europea, debilita política y económicamente a China.

Nadie hoy duda de que a consecuencia de la presente guerra económica contra Rusia, quien gana económicamente son  los EE.UU, y  no sólo sus sectores enegetico y militar, sino su entero sector industrial que se beneficia de menores precios de la energía así como de las ingentes subvenciones del gobierno federal para favorecer la transición a lo "ecológico". La reindustrialización norteamericana, pieza fundamental en la competencia USA-China, es así fomentada. Y esa política industrial norteamericana se ve incentivada por la debacle industrial europea, pues a la industria europea las sanciones contra la energía rusa la esán sentando "como un tiro".  Ni qué decir tiene que la incapacidad europea de diseñar un sistema de subvención industrial semejante al norteamericano así como los problemas presupuestarios que la ayuda actual y futura a Ucrania supondrán, van a impedir a la Unión Europea enfrentar el desafío que esto la está suponiendo. Hoy por hoy, ante los cada vez más claros enfrentamiento entre Alemania y Francia, entre Francia e Italia, entre Hungría y todos los demás, sin contra la presencia de países quintacolumnistas como son Polonia y los Países Bálticos (que parecen más miembros de los EE.UU que de la Unión Eropea aunque sea esta última quien les paga las facturas presupuestarias) , llevan a que hablar de la "unión" Europea sea más un deseo que una realidad.   

En suma que desde la perspectiva norteamericana para la que asediar la que, por los economistas de la administración USA, era  llamada hace unos pocos años, la "Fortaleza" europea era un paso imprescindible para su fortalecimiento frente a China, es un objetivo claro, la guerra militar en Ucrania puede verse como el medio o  instrumento imprescindible para que sus dirigentes, estúpidamente, se hayan metido en una guerra económica contra Rusia de la que sólo ellos, no los EE.UU. ni Rusia, salen perdiendo. Es decir, que primero estaba la guerra económica sólo que en la sombra y contra la Unión Europea, y luego en el tiempo y como medio para lanzarla en una maniobra típica de "falsa bandera"  ha venido la guerra militar y la guerra económica contra Rusia.

...Se acabó la "carrera", y ya "de vuelta a casa". Al principio cuesta ...pero ¡qué bien se siente uno después de hacer ejercicio, gimnasia mental dura, de ésa de ir "contra la corriente"! ¿No? 
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  1. en respuesta a Fernando esteve
    -
    #3
    27/11/22 01:28
    Y no sólo en Ucrania, Fernando, sino en todos los ámbitos políticos, económicos, sociales, culturales...de esta vida.
    Un placer, y muchas gracias por tus artículos y comentarios.
  2. en respuesta a Ana Páramo
    -
    #2
    26/11/22 16:31
    Pues lo mismo digo. Decía mi añorado maestro, Rafael Sánchez Ferlosio, que "el que qiera mandar guarde al menos un último respeto hacia el que ha de obedecerle: absténgase de darle explicaciones". Y yo estoy más que harto que los que mandan desde los qpoderes económicos, políticos y culturales no me respeten lo más mínimo y me aturdan diariamente con su monolítica, excluyente e infantiloide explicación de porqué está pasando lo que está pasando en Ucrania.
  3. #1
    25/11/22 18:00
    Entiendo que debes de sentirte estupendamente después de esa gimnasia mental. De hecho, yo me siento igual que tú, o parecido, porque creo que hacemos un ejercicio similar.

    Escuchado una vez al ex ministro Margallo empecé también a pensar a contracorriente sobre este tema. Exponía algo parecido a lo que comentas aquí. No son palabras textuales, pero venía a decir que nos enemistamos con nuestro vecino de puerta, y nos aliamos con el del otro lado de la calle.  Y no resulta para nada un buen plan.

    Yo tampoco lo entiendo. Entre nuestra alianza con EEUU, nuestro ecologismo extremo (cuando no somos ni menos los que más contaminamos pero sí los que más sanciones nos autoimponemos contra nuestro desarrollo y favoreciendo así a  los que eso  se la repampinfla) estamos cavando nuestra propia tumba. 

    En fin, es un placer saber que mis pensamientos tienen compañeros afines.