Sacyr es el ejemplo clásico del tipo de empresa cotizada en la que yo nunca invertiría. A todos aquellos infortunados que se hayan quedado con acciones de esta compañía "esperando el rebote" o algo por el estilo, creo están aprendiendo de la manera más difícil una de las lecciones que da el mercado.
¿Por qué yo nunca invertiría en Sacyr?
Sacyr es una empresa en donde el inversionista minoritario tiene todas las de perder:
En las compañías donde el "free float" (acciones que se cotizan libremente en el mercado) es superior al 50%, el mercado tiene la posibilidad de comprar compañías donde la dirección es mediocre y añadirles valor al cambiar la directiva por una más competente. Sacyr, es una de esas compañías (muy comunes en la Europa continental), donde la cantidad de acciones que pueden comprarse libremente en el mercado nunca serán las suficientes para obtener el control y cambiar a una directiva mediocre. Así que el accionista minoritario está condenado a poner toda su fe en que la directiva será capaz de llevar el negocio de forma óptima, y lo más importante, que los rendimientos del negocio serán usados de la "mejor forma".
¿Y cuál es la "mejor forma"?, a los inversionisas nos gusta que cuando la empresa no pueda reinvertir las ganancias en el propio negocio, pues que nos entreguen ese dinero en forma de dividendos. Ya nos encargaremos nosotros de reinvertirlo de la forma que consideremos más conveniente.
En el caso de Sacyr, ellos tenían un excedente que no podían reinvertir en el negocio y han decidido invertir en un negocio totalmente inconexo a su actividad.
En la operación de Repsol, invirtieron 1500 millones de Euros, y pidieron un préstamo de 5000 millones de Euros para una inversión total de 6500 millones de Euros (redondeando cifras por supuesto, millones más millones menos). Compraron a un precio promedio de 26,71 euros por acción, y al cierre del viernes pasado las acciones de Repsol cerraban a 14,84. Ya prácticamente durante el cierre, Ecuador le comunica a Repsol que rescinde su contrato de explotación en ese país.
La situación se complica para Sacyr porque los bancos están ya muy nerviosos por el préstamo de 5000 millones para comprar un activo que hoy en día vale 3500 millones. El hueco de 1500 millones lo están garantizando con sus acciones de la inmobiliaria Testa, que hoy en día valen menos de 2000 millones de Euros.
Si Repsol sigue bajando en bolsa, tendremos que ver cómo Sacyr va a cumplir con el banco para garantizar su préstamo.
En definitiva, y para no extenderme más, Sacyr en vez de devolverle el dinero a sus accionistas, decidió invertir con un fuerte apalancamiento en un negocio que no conoce, en el que no conseguía ningún tipo de sinergias y no conocía o no supo calibrar bien el riesgo.
Son varias las empresas en Europa que invierten de este modo, donde el interés del accionista minoritario es totalmente obviado y sus directivos son movidos por otros motivos aparte del de maximizar el valor del accionista. Es por esto, que yo nunca invierto en empresas del tipo de Sacyr.