El señor Guido Fortuzzi era el prefecto de Carabinieri de Caltassinetta, en 1875 y dejó escrito en un informe dirigido a sus superiores lo siguiente:
“El primer origen de la mafia (...) se debe al aborrecimiento que se tiene a las fatigas del trabajo y la consiguiente avidez de procurarse un medio de vida sin él: de donde la Camorra y la Mafia suelen desnudar a sus semejantes para vestirse a sí mismas mediante la intimidación y el fraude siempre que se evite el aborrecido trabajo”
No soy yo quién para establecer paralelismos históricos entre organizaciones del siglo XIX y empresas de la actualidad y menos aún para conocer qué es lo que anida en las probablemente existentes circunvalaciones cerebrales de algunos Consejeros Delegados.
Pero sí atino a atisbar que existe alguna coincidencia o conexión intelectual (¡que no me oiga Aznar!) entre el panorama que describe el Prefecto y ciertas estrategias presentes en nuestros días que consiguen incrementar la cuenta de resultados a base de la imposición de productos no deseados a quien anda falto de recursos (ya se sabe que a perro flaco todo son pulgas).
Además, para más enjundia de los de la última planta (los americanos la llaman Penthouse; será por lo obsceno de lo que allí se fragua), resulta que la última moda consiste en ni tan siquiera sudar la camiseta con una tarificación, oferta y firma, que eso cansa, sino que se le presenta a firma (sin alternativa salvo las siete plagas) al cliente o cautivo (según se mire) un impreso estandarizado por el que lo de otro pasa a ser suyo. Por ejemplo, una cartera de seguros.
Tal vez algún día podamos leer en un libro o estudio dedicado al seguro en el Siglo XXI algo así como:
“El primer puesto en el ranking asegurador de la XXXXX (...) se debe al aborrecimiento que se tiene a las fatigas del trabajo y la consiguiente avidez de procurarse un medio de vida sin él: de donde XXXX y XXXX suelen desnudar a sus semejantes para vestirse a sí mismas mediante la intimidación y el fraude siempre que se evite el aborrecido trabajo”
Ponga en donde las "X" lo que su intuición le diga y el escenario actual tomará sentido.
Eso, claro, si el tiempo lo permite y la Autoridad no lo impide. ¡Menuda faena!
Saludos,