Herman Göering era todo un personaje. Uno de los principales jerarcas del III Reich y exmiembro de la escuadrilla del Barón Rojo en la I GM. Acabo sus días suicidándose tras ser condenado en el proceso de Nüremberg.
Göering, que era un hombre de excesos en cuanto a los placeres terrenales, era conocido también por ser un destacado coleccionista ( o mejor dicho acumulador) de Obras de Arte, cosa que esta dada su posición y las prácticas del Régimen nazi no debía ser difícil. Pero también por ello llama la atención una de las frases por las que pasaría a la posteridad:
Cuando oigo hablar de cultura quito el seguro de mi Browning.
Pues a mi me pasa algo parecido. Cuando oigo hablar a un empresario, a un directivo, del EBITDA me echo la mano a la cartera. Para comprobar que siga ahí, vaya.
Y eso que me gusta el análisis financiero. Y eso que me parece un dato interesante para trabajar sobre él. Pero esta tan sobado y manipulado, se ha usado tantas veces para desplumar incautos por los aprendices de brujo que, para mi, tiene una carga negativa importante. De ello me he acordado al leer
el interesante post del no menos interesante Blog de Economía Forense.
¿Qué es el EBITDA? El
EBITDA, tal y como señalan en el post, vienen a ser
los resultados de la empresa descontando las siguientes partidas: Intereses, Impuestos, Depreciaciones y Amortizaciones. De alguna manera es un trasunto del
Cash Flow, de aquel que nos señalaban que era el Beneficio más amortizaciones ( y los más generosos incluían otro tipo de provisiones/previsiones).
Y como aquel, tiene sus fines y sus limitaciones
¿
Qué fundamento tenía el Cash Flow, otro ejemplo de palabra a temer en la boca de algunos? De alguna manera nos indicaba la
tesorería que generaba la empresa, tesorería que venia dada no solo por los beneficios. También
se incluían aquellos conceptos que siendo un coste, como la amortización, no suponían una salida de dinero de la empresa. Esta magnitud, nos indicaba de este modo con que tesorería podía contar la empresa de cara a acometer inversiones o cumplir compromisos de pago.
Pero
en la práctica no es tan sencillo. Y es que en esos beneficios se incluyen las ventas devengadas pero aun no cobradas, por poner un ejemplo. Y eso, que un servidor sepa, no es dinero. Será dinero si un banco nos lo anticipa, y si se hace ahí se genera un riesgo sobre la tesorería futura de la empresa. Estamos entrando en los terrenos del
cash flow operativo, el más útil, pero también el mas desconocido por ser de uso interno de la empresa.
En la practica, cuando oímos hablar a a una empresa muy mucho de su cash flow deberemos recordar lo expuesto, así como empezar a pensar que tanto interés en hablar del cash flow esconde realmente un interés en no hablar de lo que verdaderamente importa a un accionista, cliente, proveedor o financiador: De un beneficio recurrente (que por otro lado también cuenta con limitaciones respecto a su materialización al igual que el cash flow).
En cierto modo, cuando hablamos del EBITDA pasa algo similar. El juego de esas depreciaciones y amortizaciones es equivalente al manifestado. Aunque realmente lo que busca el EBITDA es algo distinto a lo mencionado. Como bien señala José Antonio, el objetivo inicial es que centremos nuestra atención en el core business del negocio, en su meollo. ¿Cómo?
Muy sencillo, prescindiendo de variables que no tiene que ver con dicha esencia.
Se prescinde de los gastos financieros de la empresa, con lo cual da igual si la estructura financiera de la misma es una u otra, si cuenta con fondos propios a tutiplen o si vive colgada del crédito.
Se prescinde de los impuestos, evitando establecer diferencias por los distintos marcos fiscales en los que se mueva cada empresa (Mi Querida España, esa España mía, esa España nuestra). Incluso logramos asi evitar el efecto que sobre los resultados tienen los créditos fiscales derivados de perdidas, las bonificaciones o deducciones originadas por acogerse a determinados supuestos, etc...
Y por supuesto, tal y como hemos dicho se prescinde de las amortizaciones y similares.
¿Y qué me parece todo esto? Pues como a José Antonio, un poco farfolla.
1. Al igual que ocurre con el cash flow si un desconocido te habla de EBITDA eso es que seguramente la sociedad esta en perdidas. Como hablar de eso esta muy muy feo, pues se saca lo del EBITDA, que con un poco de suerte será positivo (si no lo es, pues hablará de clicks, paginas visitadas, ventas brutas o de la influencia de la luna en el comportamiento del consumidor y su correcto posicionamiento astrológico). En todo caso, te dira que el EBITDA demuestra que es un gestor cojonudo, porque ahi esta la nata del asunto. Si le recuerdas que de beneficios nastideplasti, te saldrá con que dada su brillante gestión del EBITDA estos llegarán a paladas mañana mismo.
2. Pero claro, discrepo yo que la estructura financiera no sea parte de la esencia, del meollo de la empresa. De que me sirve tener un negocio cojonudo si los recursos necesarios para desarrollarlo tienen un coste excesivo. ¿Han oído hablar estos gestores de los costes de oportunidad? Señores, la estructura financiera de la empresa es responsabilidad del gestor y parte esencial de sus obligaciones, como lo es también la gestión del circulante y la negociación financiera del mismo con los bancos. He conocido empresas que se han salvado de una crisis general solamente por eso. O sea que es fun-da-men-tal. Otra cosa es que, en ocasiones, la estructura de financiación le viene sobrevenida al gestor, es la que es. me parece bien hacerlo notar, pero no prescindir alegremente de la misma.
3. Otro tanto ocurre con la estructura fiscal de la empresa. Una buena planificación fiscal, un buen aprovechamiento de la economía de opciones nos puede hacer ganar mucho dinero y dar con la viabilidad o no de la empresa. Un marco fiscal cuasiexpropiatorio, donde el Estado se lleva casi todo nuestro margen, solo puede conducir a retornos que desincentiven cualquier inversión. Es responsabilidad del gestor el contar con esta variable, y el jugar hasta donde pueda con ella. No se puede prescindir de la misma a la hora de exponer un negocio, como si fuese la salsa agridulce de un chino.
4. Con las amortizaciones y similares no me voy a extender, depués de lo expuesto. Sólo señalar que un cambio brusco de un año para otro en la política de amortizaciones debe despertar nuestra desconfianza, si no se justifica adecuadamente. Suele esconder practicas de contabilidad creativa dirigidas a distorsionar los resultados financiero-fiscales. Y eso no esta bien, no Sr.
Resumiendo, que el EBITDA puede estar bien para comparar
como evoluciona una empresa a lo largo de los años, puede estar bien para
fijar los objetivos de gestión a un equipo de dirección, puede estar bien para hacer
benchmarking, pero ......pero si notas que lo estan usando para desviar tu atención de los beneficios malos. Y es que el Ebitda, en esos casos, cambia más bien de sexo, mutándose en
EBITdA, Reina de los descamisados (a estas horas no me sale nada mejor, lo siento).