Hoy tengo que recuperar un post de febrero en el que recopilaba una serie de post antiguos para explicar que Grecia no iba a ceder. Creo que es importante releerlo para entender lo que está ocurriendo estos días.
En aquel post (y en muchos otros) exponía que esta historia estaba escrita desde hace bastante tiempo, por lo tanto, ahora no debería sorprendernos. A lo largo de estos meses hemos asistido a la representación de una negociación que en mi opinión no ha existido. Ni la Unión Europea, ni Grecia pretendieron negociar en ningún momento. Todo lo que ha existido es un teatro en el que cada uno de los actores pueda echar la culpa al contrario en el momento en que ocurra lo inevitable. Todos saldrán a decir que han cedido y sacrificado mucho, pero que el adversario es irresponsable.
A Grecia le espera ahora lo anticipado en multitud de ocasiones: corralito, quiebra, controles de capital; además de los problemas internos, deberán tener en cuenta que los van a machacar desde fuera. En fin, ya he hablado muchas veces de esto; en todo caso estoy seguro de que nos lo contarán en repetidas ocasiones.
Explicaba también en esos días de febrero que la salida de Grecia del euro no tendría el mismo impacto que en 2010. Hasta 2010 las entidades financieras (en su más amplio sentido) corrían un riesgo en Grecia, a cambio de unos beneficios que necesitaban. Cuando el riesgo era demasiado alto, se traspasó el riesgo de las entidades financieras a los países. Sin embargo, en 2012, se cambió el diseño del rescate con un único objetivo claro; trasladar el riesgo del rescate desde los países a un ente.
Todo ello lleva a que ahora se haya defendido con vehemencia que el riesgo de Grecia está esterilizado en el sentido de que no afectará ni al sector financiero y ni afectará tampoco de manera inmediata a los distintos países del Eurogrupo. Es decir; ahora Grecia puede quebrar.
El diseño de los rescates ad hoc y una determinación clara del BCE de intervenir en los mercados esteriliza técnicamente el problema. Pero, en la realidad, esta esterilización sólo tuvo siempre dos únicos efectos de los cuales uno es inútil; mejora la posición negociadora de la UE en una negociación que no ha existido y, por otro lado, introduce una cierta confianza en los mercados financieros. La realidad no sostiene esta sensación de confianza.
Esto es así porque lo que está esterilizado es el problema griego. En abril de 2010 colocaba un post que también recomiendo; el problema no es el contagio y nunca lo ha sido; el problema es que en muchos sitios sufrimos la misma enfermedad que se está manifestando de una determinada forma.
El euro es parte del problema (no el problema). Estoy completamente seguro que en los próximos días leeremos numerosos artículos explicando la gravedad de la salida del euro en base a la nueva sensación en los mercados de que el euro es reversible. Se usará dicho argumento para explicar los problemas en las deudas públicas y para justificar las compras del Banco Central Europeo. Será un cuento chino.
Las compras de deuda pública son bastante anteriores a este vodevil (y además son generalizadas en todo el mundo desde hace años) y, desde luego, los problemas en la deuda pública no van a ser causados a partir de la salida del euro. Toda la campaña para convencernos de que el euro era irreversible no es más que un intento de convencernos de que el euro es irreversible. Cuando se hace una campaña para intentar convencernos de que el euro es irreversible sólo hay una razón: todo el mundo sabe desde siempre que es reversible.
Con el desenlace griego ahora tendremos una causa para explicar las caídas de los mercados y tendremos la imagen para mostrar al mundo de los peligros de votar, los peligros de no acceder a las pretensiones y las consecuencias de abandonar el euro. Seamos claros; el euro siempre ha sido reversible y los análisis que leeremos estos días serán otro intento más de mantenerlo.
Ahora queda que todo el mundo se posicione; yo creo que la salida en ningún caso pasa por explicar y entender todo en clave de una película de buenos y malos, asumiendo que los destrozos que se van a producir en todo el mundo son por culpa de unos villanos en Grecia.
La solución pasa por entender que los problemas que vamos a ver no vienen derivados de una salida de Grecia (que se definía primero como imposible y luego como esterilizada) sino que estarán causados por una situación que afecta a casi todo el mundo y que deberá ser afrontada y no escondida en argumentos simplones de buenos y malos.
Por cierto, dudo mucho que se vote el referéndum en Grecia, cuando supuestamente se votase ya no tendría sentido porque todo se habrá precipitado. Entendamos que ha sido la forma de decir "no" de Grecia.