Vemos así, que el principal límite de lo que los bancos pueden prestar, es la cantidad de capital que tienen para respaldar el préstamo que están haciendo. Las directrices que dictan la cantidad de capital que debe respaldar cada préstamo están establecidas en el acuerdo conocido como Basilea II.
Haciendo banca sin ser banco
Los últimos años ha visto la proliferación de instituciones que juegan un papel similar al de la banca tradicional, en el sentido de que recogen dinero por un lado al emitir papeles comerciales, y lo prestan por el otro de forma indirecta al comprar papeles colateralizados por hipotecas o directamente hipotecas, dependiendo de su papel en la cadena. Las entidades que conforman este “sistema bancario paralelo” están compuestas por varios tipos de instituciones: bancos de inversión, hedge funds, SIV’s, entre otros.
Estas instituciones no están reguladas, y como consecuencia el capital que ellas mantienen es totalmente independiente de la cantidad de papeles comerciales que emiten, lo que ha causado que estos papeles no contaran con un respaldo suficiente en el evento de que los créditos "vayan mal". Los hay que argumentan que este capital viene representado por el “equity tranche” que todo estructurado lleva (porción de capital que soporta la primera pérdida en un estructurado), sin embargo, la historia ha demostrado que en los estructurados el “equity tranche” ha sido pésimamente calculado (asumiendo torpeza y no mala fe) por las estructuradoras. Esto ha causado una “corrida” del Shadow Banking System o del sistema bancario paralelo, ya que al empezar a presentarse “hipotecas malas”, los que compraron los papeles comerciales respaldados por estas hipotecas trataron de venderlos de vuelta a las instituciones que se las emitieron (o cualquiera que se los quisiera comprar) o simplemente no renovaron los papeles al llegar éstos a su vencimiento.
Lo importante de esto es el efecto que este sistema retroalimentado ha causado en la economía real. Como expliqué arriba, la cantidad de dinero que puede prestar un banco está limitada por su capital, pero con el "Shadow Banking", la banca tradicional pudo burlar los límites impuestos por su capital.
Un ejemplo sería el siguiente: un Banco de Inversión compra un grupo de hipotecas, las empaqueta (creando un MBS) y las vende (supongamos que el ratio es 1:1, aunque en realidad podían venderlo más caro de lo que las habían comprado debido a su “ingeniería financiera”). El Banco de Inversión luego usa ese dinero para comprar más hipotecas, volverlas a empaquetar y venderlas.
En este ejemplo la cantidad de dinero que el banco de inversión podría prestar sería teóricamente infinita. Y es infinita porque la Banca Paralela tenía una capacidad (casi) infinita de comprar hipotecas y venderlas. Este fenómeno pudo producirse por la falta de regulación mencionada anteriormente. La cantidad de dinero que tienen que poner de su bolsillo estas instituciones para soportar los estructurados que emitían no esta regulado, los niveles de apalancamiento no están regulados, el riesgo de los papeles estaba siendo mal medido (con las calificadoras de riesgo haciendo la vista gorda), etc.
Se dice que un dólar “real” de un Banco de Inversión generaba 85$ de papeles estructurados. Es decir, por cada dólar que la banca paralela podía recoger se producían 85 dólares “nuevos”.
Sin embargo, para que este circuito siga funcionando debe haber una oferta de hipotecas constante y creciente para que se sigan empaquetando y vendiendo. Esto era posible ya que este dinero creado en el Shadow Banking System encontraba su vía hasta la banca tradicional, que al vender sus hipotecas se volvía a capitalizar, dándole de nuevo la capacidad de emitir más hipotecas. Vemos de este modo que las directrices de Basilea II fueron burladas con este método. Los bancos podían emitir hipotecas de un modo indefinido ya que se volvían a capitalizar al venderlas. Debido a que los MBS eran papeles muy demandados por los clientes de la Banca Paralela, los bancos podían vender sin problemas su paquete hipotecario con una ganancia.
Es por esto que muchos se confabularon para mantener este maquiavélico circuito funcionando. Los requerimientos para otorgar hipotecas se fueron haciendo cada vez más laxos, hasta llegar al límite de dar hipotecas a gente sin trabajo, en condiciones de pago de “sólo interés”, entre otras locuras.
La avaricia llevó al sistema al colmo de, para asegurar su propia supervivencia, se le regalara dinero a la gente. Si a un desempleado sin casa le dices que le vas a dar dinero para que se compre una y no tiene que empezar a pagar el crédito hasta dentro de dos años y sólo los intereses, el desempleado dirá “¡¡claro!! ¡¡dónde firmo!!” total, ¿Qué es lo peor que le puede pasar? Quedarse sin casa? de todos modos no tenía….
El efecto de este indiscriminado reparto de dinero fue sentido por todos nosotros en inflación: energía, materias primas, capital humano, servicios, nada se salvó del efecto inflacionario.
El efecto normal de un momento de expansión económica fue amplificado por esta burbuja de crédito inmobiliario que extendió sus efectos a todos los sectores económicos. ¿O tal vez fue la expansión económica una consecuencia del sistema retroalimentado de creación de dinero por el Shadow Banking System?. El punto donde termina uno y empieza el otro es difuso y probablemente no se sepa nunca.
Fue mucha la gente de uno y otro lado del charco que se re-hipotecó para usar ese dinero en compras de coches, viajes, reformas a la casa, u otros bienes de consumo. Simplemente se estaba comprando mucho más de lo que la economía era capaz de producir.
Y bueno, la fiesta se terminó. La burbuja creada en el mercado inmobiliario que tuvo sus ramificaciones en el resto de la economía explotó, y ahora estamos precisamente en el efecto contrario. El proceso de “des-apalancamiento” y menor crecimiento que hubiera sido normal en un momento de contracción económica está siendo amplificado por la destrucción de todo el Shadow Banking System. Esos 85$ por dólar que habían sido creados están desapareciendo del sistema y esto está causando los efectos deflacionarios lógicos de esta destrucción de masa monetaria y de nuevo, nadie se salva: materias primas, energía, capital humano, todos están sufriendo un proceso deflacionario.
Los Bancos Centrales, están todos ocupados en tratar de mantener el sistema funcionando y que no se termine de despedazar, pero este trauma sin duda será una lección que no olvidarán y que ocasionará cambios en la regulación del sistema financiero.
Lo curioso es que los bancos de inversión (los que han sobrevivido) se han convertido en bancos tradicionales con el objetivo de obtener las ayudas que los gobiernos están dando a la banca. Así son, sin regulación para hacer dinero, pero no hay problemas con la regulación para recibir ayudas.
Tiempos interesantes nos ha tocado vivir. Eventos como la crisis subprime, estafas como la de Madoff, quiebras de bancos legendarios, transformarán la industria financiera en su totalidad.