Tu proposición es muy interesante, pero sinceramente me apunto a lo de separar este asunto de otros. Jamás he comprendido como se puede llegar a valorar algo extrapolando de otro tema distinto puesto que ello, sin duda, conduce a falacias lógicas y en este país tanto en política, como en asuntos sociales, como en materia económica somos muy dados a ver nexos causales donde no los hay.
Dicho esto, creo que tu proposición es muy interesante para un foro ético que, per se, tendría que presentarse en un ambiente distinto de un foro titulado "Economía y Política económica".
Para que veas que no quiero salirme por la tangente, he de informarte que yo estudié biológicas.Como puedes suponer sé algo de desarrollo fetal y, por supuesto, desde que existe una sóla célula técnicamente ¡hay vida!Pero desde el punto de vista meramente biológico hay tanta vida como en cualquiera de las células que perdemos al sangrar en un corte por afeitado o en el periodo menstrual. Sé que el comentario puede parecer obsceno pero 1 célula viva = 1 célula viva, en términos absolutos si hablamos de "vida". A ese análisis podemos aportarle o no cualquier ámbito subjetivo.
Si aterrizamos en la reflexión acerca de cuando aparece la conciencia, la consciencia y la tan famosa alma, entonces escapamos del ámbito científico y nos adentramos en el filosófico o religioso.
Asimismo debo confesarte que soy padre de dos critaturas. También tuvimos que "soportar" un desgraciado aborto que nos afectó muchísimo pero que conseguimos superar. Desde muy pronto observamos boquiabiertos las primeras ecografías mirando embelesados a nuestras "habichuelas", esa informe expresión de vida que nosotros pretendíamos humana. Y ni mi esposa ni yo habríamos abortado, por nada del mundo.
Pero también conozco tragedias, falsas familias que lo son solo por decreto de terceros, donde el niño de turno cada día desearía no haber nacido. Donde se está fabricando golpe a golpe, hecho a hecho, un futuro hijo de puta. Y otras situaciones que, sin duda, todos hemos visto o conocido en las que no hace falta llegar a la muerte para encontrar el infierno: se vive en vida. Tal vez en estos casos uno debe plantearse si la moral del Estado debe coincidir con la propia, sin holguras, o si el Estado debe contemplar que existen realidades que exigen otro tratamiento en cuanto el ámbito moral del sujeto lo permita.
Finalmente, para terminar, este es uno de los temas donde más me he encontrado con doble moral a lo largo de mi vida. Solo tuve conocimiento en tiempos de jueventud de dos casos y en ambos se viajó fuera de España, se pagó una pasta gansa, se siguió yendo a misa (como cada domingo) y "la niña" se casó de blanco, por la Iglesia pero... con otro más conveniente.
Supongo que te consta ya mi postura.
Un abrazo.