FERNANDO ESTEVE MORA
(continuación de una entrada previa: https://www.rankia.com/blog/oikonomia/5307679-occidente-rusia-economia-sanciones-i)
2º) La efectividad técnica de las sanciones. O sea, la capacidad de infligir daños al rival que le disuadan de tomar su estrategia más deseada o le impidan el llevarla a cabo. Las sanciones de tipo real se plasman en restricciones a la venta y a la compra de factores de producción, servicios y bienes finales al/del país objeto de sanción . Las sanciones de tipo monetario/financiero consisten en la restricción al uso de servicios financieros incluidos los medios de pagos con los que llevar a cabo sus operaciones de exportación e importación (la exclusión del famosos sistema de pagos internacional SWIFT, por ejemplo)
Obviamente, la efectividad técnica de las sanciones depende de los siguientes factores.
a) la apertura comercial al exterior. Obviamente, las sanciones comerciales serán más efectivas si el país objeto de sanción si la dependencia del exterior medida como la suma del valor de sus importaciones y de sus exportaciones respecto a su PIB es muy elevado. Pero cabe cualificar esa dependencia acentuando el peso relativo de las importaciones, de modo que cabe argumentar que, en principio, las sanciones que dificultan las importaciones son relativamente más eficaces que las que afectan a las exportaciones del país sancionado.
b) la posibilidad de que el país sancionado cuente con otros proveedores y/o compradores sustitutivos.
c) la posibilidad de compensar autónomamente, con producción nacional. Es decir, la capacidad de conseguir internamente productos sustitutivos a los objeto de sanción, lo cual depende de la mayor o menor diversificación de la estructura productiva del país sancionado. , las restricciones.
d) el tipo de los bienes y servicios sobre los que establecen las sanciones. Obviamente, y desde el punto de vista del país sancionado como importador, los bienes y servicios sobre los que más daño pueden hacer unas sanciones son:
-los factores de producción básicos. Es decir aquellos que intervienen en muchos procesos de producción. Singularmente las sanciones a la importación de productos enérgéticos por parte el país sancionado son singularmente efectivas pues intervienen en todos los procesos de producción (y de consumo).
-los factores y bienes de consumo complementarios con otros, pues su ausencia impide realizar los procesos de producción y de consumo. Dado que en muchos procesos de producción (y consumo) los factores de producción han de usarse por razones técnicas de modo conjunto, la sanción sobre uno de ellos vuelve improductivos a todos los demás
-los bienes de consumo necesarios, es decir, los de primera necesidad: alimentos y productos sanitarios.
Son tantas las circunstancias de las que dependen la efectividad de las sanciones que su eficacia real es, en muchos casos, problemática. La realidad muestra que las sanciones contra Afganistán, Irán, Irak, Cuba, Venezuela y Rusia (tras la anexión de Crimea) han sido ineficaces.
Pues bien, a tenor de lo dicho, la efectividad técnica de las sanciones que Occidente ha establecido contra Rusia tras su agresión a Ucrania, pese a todo lo que se dice, no parece que sea muy elevada. Por un lado, en lo que respecta a los factores de producción y bienes de consumo necesarios (energéticos, alimenticios, sanitarios) Rusia parece disfrutar de una autonomía suficiente como para no temer las sanciones sobre ese tipo de productos. Con respecto al resto de factores de producción básicos, Rusia puede encontrar oferentes alternativos a los productores occidentales (singularmente en Asia). En suma, que en principio, cabe pensar que las sanciones occidentales sólo se van a traducir en una disminución de la variedad de productos en los mercados rusos no en su desabastecimiento.
Ciertamente, queda lo que Occidente considera como "arma" de guerra económica definitiva: la exclusión de Rusia del sistema financiero occidental. De nuevo, en la ,medida que esa exclusión no le impida financiar sus compras de otros países asiáticos, y singularmente China, su repercusión no parece que vaya a ser elevada. Y ello sin contar con que Rusia sigue exportando petróleo, gas y cereales.
Rusia ya soportó las sanciones tras la anexión de Crimea, y por lo que han dicho sus mandatarios se han preparado para las sanciones que inevitablemente vendrían tras su agresión a Crimea.
Quizás sea por esa escasa efectividad técnica previsible de las sanciones el que los medios de comunicación occidentales acentúen las sanciones personales, las dirigidas contra los patrimonios de personas concretas (los oligarcas rusos cercanos a Putin y los jerarcas del gobierno ruso). Pues bien, decir que tales sanciones son una "tomadura de pelo", una burla para el público, quizás sea la calificación más apropiada. Pero, ¿quién puede creerse que unos oligarcas que llevan toda la vida operando en el lado oscuro del mundo de las finanzas tienen a su nombre sus patrimonios? Si cualquier mindundi coronado sabe de testaferros y de ingeniería financiera, ¿no van a saber de ello esos taimados oligarcas tras décadas moviéndose por las cloacas del sistema financiero occidental?
3º) La capacidad de implementar las sanciones.
Finalmente, para que unas sanciones sean efectivas moral y técnicamente, el que las quiera implementar tiene que tener la capacidad de hacerlo. En el caso del actual conflicto con Rusia, la cuestión es entonces la de si tiene un Occidente que hace poco demostró que ni siquiera era capaz de tener mascarillas y EPIs para sus médicos en la pandemia, la capacidad de sancionar efectivamente pese a toda su riqueza a un país atrasado y pobre como Rusia. Pues bien, la respuesta es que, pese a esa realidad, es más que dudoso que Occidente tenga la capacidad de imponer sanciones efectivas a Rusia.
Veamos. Vayamos a lo concreto. Por lo que se sabe, una lista de las sanciones que Occidente ha impuesto a Rusia incluyen las siguientes:
Occidente...
-le ha impedido a Rusia ir a Eurovisión (aunque yo creo que eso no es ninguna sanción, sino todo lo contrario),
-le ha quitado la final de la Champion en San Petersburgo,
-le ha impedido que sus deportistas participen en eventos deportivos internacionales
-le ha suspendido los contratos a sus bailarines
-le ha quitado el "stand" en el Mobile de Barcelona,
-le ha impedido participar en el Festival de Cannes
-le ha quitado a los rusos el acceso a YouTube (y me imagino también a HBO, Netflix y otras plataformas).
-le ha impedido a los rusos pudientes comprar Apple y iphones,
-le ha impedido a los rusos ver las nuevas películas de Pixar, Disney y demás.
-le ha impedido comprar a los rusos coches Mercedes (y supongo que también de otras marcas occidentales).
-le ha impedido a los rusos comprar en Zara y en Tandem
-le ha expulsado parcialmente del sistema SWIFT (para alegría de los deudores con Occidente que ya no tienen porqué pagar sus deudas con los bancos occidentales), pero no le impide cobrar en dólares por su gas y petróleo, y me imagino que tampoco por sus cereales en el inmediato futuro conforme la crisis de los precios agrícolas se agudice (con las cosas de comer y de calentarse no se juega?
-y una infinidad de otros productos: champán francés, quesos italianos, videojuegos americanos, etc., etc.
Pero nada, nada que China no pueda proporcionar. Y es que si China , el "taller" del mundo, el país que hace de todo para todos como podemos ver en todos los envoltorios de los productos que compramos el que sí que realmente tiene capacidad de sancionar no sanciona a Rusia (y no parece que lo vaya a hacer dadas las buenas relaciones que tienen entre sí) , las sanciones occidentales son -diré la palabra- estéticas, meramente quedarán en poco.
El problema de la economía occidental para imponer sanciones en una guerra económica es doble: por un lado, en un mundo globalizado, Occidente ya es sólo una parte de la economía global por lo que en los mercados internacionales pueden encontrarse sustitutivos para todos o casi todos los productos que los paíse de Occidente pueden sancionar; y, por otro, ocurre que Occidente se ha ido especializando lógicamente en los sectores de mayor valor añadido, lo cual es muy útil para la competencia económica en los mercados pero no para la guerra económica.
Sin duda que la especialización en bienes y servicios "de lujo" (o sea, con alta elasticidad renta) es lo normal y adecuado para una economía "rica", pero de poco sirven para la guerra económica los restauradores de alta cocina, los modistas, los artistas, los financieros, los creativos de publicidad y marketing, los contables, los diseñadores, ...y tantos otros que componen la fuerza de trabajo de nuestros ricos países. Nuestras economías occidentales son como pavos reales con espléndidos y vistosísimos plumajes que se pavonean en parques y jardines bien protegidos, pero que a la intemperie, en la naturaleza, en caso de guerra , son presa fácil de depredadores vulgares. Una vez más en la guerra económica parece darse la misma pauta que Tucídides, Tácito, Cicerón y Ibn Jaldún entre otros hallaron para la guerra convencional: que el lujo debilita la capacidad de hacer la guerra de las sociedades que lo disfrutan.
Y, por supuesto, todo esto sin hacer mención a los costes para los sancionadores de la implementación de las sanciones, lo que de por sí merece un tratamiento particularizado. Es decir, sin hablar no de la eficacia sino de la eficiencia de las sanciones.Tan sólo señalar que "las cosas" hay que verlas desde una perspectiva global y a medio plazo. Por ejemplo, a resultas de la nula cosecha de cereales de este año en Ucrania, el "granero de Europa", la posición de Rusia como productor de grano sube. La subida del precio de los cereales podrá ser sólo una "incomodidad" para nosotros, los habitantes de los países ricos. Pero la experiencia histórica señala que esa subida de los precios de los alimentos básicos genera inestabilidad política y militar en los países menos ricos (la última vez fue la conocida como "primavera árabe") cuyos efectos distan de ser menores. En un mundo globalizado y de dinámicas no-lineales, es difícil predecir y circunscribir los efectos colaterales de las sanciones.
Y para acabar. Ya sé que la posición descrita en esta entrada se. enfrenta a lo que pregonan los expertos de todos los medios de comunicación occidentales que prevén que Rusia se aventura a volver a la Edad de Piedra por estas sanciones. Me puedo equivocar, quizás así ocurra al final, pero de momento me parece que poco efecto disuasorio cabe predecir de cualquier programa de sanciones a Rusia si China no acompaña.
(continuación de una entrada previa: https://www.rankia.com/blog/oikonomia/5307679-occidente-rusia-economia-sanciones-i)
2º) La efectividad técnica de las sanciones. O sea, la capacidad de infligir daños al rival que le disuadan de tomar su estrategia más deseada o le impidan el llevarla a cabo. Las sanciones de tipo real se plasman en restricciones a la venta y a la compra de factores de producción, servicios y bienes finales al/del país objeto de sanción . Las sanciones de tipo monetario/financiero consisten en la restricción al uso de servicios financieros incluidos los medios de pagos con los que llevar a cabo sus operaciones de exportación e importación (la exclusión del famosos sistema de pagos internacional SWIFT, por ejemplo)
Obviamente, la efectividad técnica de las sanciones depende de los siguientes factores.
a) la apertura comercial al exterior. Obviamente, las sanciones comerciales serán más efectivas si el país objeto de sanción si la dependencia del exterior medida como la suma del valor de sus importaciones y de sus exportaciones respecto a su PIB es muy elevado. Pero cabe cualificar esa dependencia acentuando el peso relativo de las importaciones, de modo que cabe argumentar que, en principio, las sanciones que dificultan las importaciones son relativamente más eficaces que las que afectan a las exportaciones del país sancionado.
b) la posibilidad de que el país sancionado cuente con otros proveedores y/o compradores sustitutivos.
c) la posibilidad de compensar autónomamente, con producción nacional. Es decir, la capacidad de conseguir internamente productos sustitutivos a los objeto de sanción, lo cual depende de la mayor o menor diversificación de la estructura productiva del país sancionado. , las restricciones.
d) el tipo de los bienes y servicios sobre los que establecen las sanciones. Obviamente, y desde el punto de vista del país sancionado como importador, los bienes y servicios sobre los que más daño pueden hacer unas sanciones son:
-los factores de producción básicos. Es decir aquellos que intervienen en muchos procesos de producción. Singularmente las sanciones a la importación de productos enérgéticos por parte el país sancionado son singularmente efectivas pues intervienen en todos los procesos de producción (y de consumo).
-los factores y bienes de consumo complementarios con otros, pues su ausencia impide realizar los procesos de producción y de consumo. Dado que en muchos procesos de producción (y consumo) los factores de producción han de usarse por razones técnicas de modo conjunto, la sanción sobre uno de ellos vuelve improductivos a todos los demás
-los bienes de consumo necesarios, es decir, los de primera necesidad: alimentos y productos sanitarios.
Son tantas las circunstancias de las que dependen la efectividad de las sanciones que su eficacia real es, en muchos casos, problemática. La realidad muestra que las sanciones contra Afganistán, Irán, Irak, Cuba, Venezuela y Rusia (tras la anexión de Crimea) han sido ineficaces.
Pues bien, a tenor de lo dicho, la efectividad técnica de las sanciones que Occidente ha establecido contra Rusia tras su agresión a Ucrania, pese a todo lo que se dice, no parece que sea muy elevada. Por un lado, en lo que respecta a los factores de producción y bienes de consumo necesarios (energéticos, alimenticios, sanitarios) Rusia parece disfrutar de una autonomía suficiente como para no temer las sanciones sobre ese tipo de productos. Con respecto al resto de factores de producción básicos, Rusia puede encontrar oferentes alternativos a los productores occidentales (singularmente en Asia). En suma, que en principio, cabe pensar que las sanciones occidentales sólo se van a traducir en una disminución de la variedad de productos en los mercados rusos no en su desabastecimiento.
Ciertamente, queda lo que Occidente considera como "arma" de guerra económica definitiva: la exclusión de Rusia del sistema financiero occidental. De nuevo, en la ,medida que esa exclusión no le impida financiar sus compras de otros países asiáticos, y singularmente China, su repercusión no parece que vaya a ser elevada. Y ello sin contar con que Rusia sigue exportando petróleo, gas y cereales.
Rusia ya soportó las sanciones tras la anexión de Crimea, y por lo que han dicho sus mandatarios se han preparado para las sanciones que inevitablemente vendrían tras su agresión a Crimea.
Quizás sea por esa escasa efectividad técnica previsible de las sanciones el que los medios de comunicación occidentales acentúen las sanciones personales, las dirigidas contra los patrimonios de personas concretas (los oligarcas rusos cercanos a Putin y los jerarcas del gobierno ruso). Pues bien, decir que tales sanciones son una "tomadura de pelo", una burla para el público, quizás sea la calificación más apropiada. Pero, ¿quién puede creerse que unos oligarcas que llevan toda la vida operando en el lado oscuro del mundo de las finanzas tienen a su nombre sus patrimonios? Si cualquier mindundi coronado sabe de testaferros y de ingeniería financiera, ¿no van a saber de ello esos taimados oligarcas tras décadas moviéndose por las cloacas del sistema financiero occidental?
3º) La capacidad de implementar las sanciones.
Finalmente, para que unas sanciones sean efectivas moral y técnicamente, el que las quiera implementar tiene que tener la capacidad de hacerlo. En el caso del actual conflicto con Rusia, la cuestión es entonces la de si tiene un Occidente que hace poco demostró que ni siquiera era capaz de tener mascarillas y EPIs para sus médicos en la pandemia, la capacidad de sancionar efectivamente pese a toda su riqueza a un país atrasado y pobre como Rusia. Pues bien, la respuesta es que, pese a esa realidad, es más que dudoso que Occidente tenga la capacidad de imponer sanciones efectivas a Rusia.
Veamos. Vayamos a lo concreto. Por lo que se sabe, una lista de las sanciones que Occidente ha impuesto a Rusia incluyen las siguientes:
Occidente...
-le ha impedido a Rusia ir a Eurovisión (aunque yo creo que eso no es ninguna sanción, sino todo lo contrario),
-le ha quitado la final de la Champion en San Petersburgo,
-le ha impedido que sus deportistas participen en eventos deportivos internacionales
-le ha suspendido los contratos a sus bailarines
-le ha quitado el "stand" en el Mobile de Barcelona,
-le ha impedido participar en el Festival de Cannes
-le ha quitado a los rusos el acceso a YouTube (y me imagino también a HBO, Netflix y otras plataformas).
-le ha impedido a los rusos pudientes comprar Apple y iphones,
-le ha impedido a los rusos ver las nuevas películas de Pixar, Disney y demás.
-le ha impedido comprar a los rusos coches Mercedes (y supongo que también de otras marcas occidentales).
-le ha impedido a los rusos comprar en Zara y en Tandem
-le ha expulsado parcialmente del sistema SWIFT (para alegría de los deudores con Occidente que ya no tienen porqué pagar sus deudas con los bancos occidentales), pero no le impide cobrar en dólares por su gas y petróleo, y me imagino que tampoco por sus cereales en el inmediato futuro conforme la crisis de los precios agrícolas se agudice (con las cosas de comer y de calentarse no se juega?
-y una infinidad de otros productos: champán francés, quesos italianos, videojuegos americanos, etc., etc.
Pero nada, nada que China no pueda proporcionar. Y es que si China , el "taller" del mundo, el país que hace de todo para todos como podemos ver en todos los envoltorios de los productos que compramos el que sí que realmente tiene capacidad de sancionar no sanciona a Rusia (y no parece que lo vaya a hacer dadas las buenas relaciones que tienen entre sí) , las sanciones occidentales son -diré la palabra- estéticas, meramente quedarán en poco.
El problema de la economía occidental para imponer sanciones en una guerra económica es doble: por un lado, en un mundo globalizado, Occidente ya es sólo una parte de la economía global por lo que en los mercados internacionales pueden encontrarse sustitutivos para todos o casi todos los productos que los paíse de Occidente pueden sancionar; y, por otro, ocurre que Occidente se ha ido especializando lógicamente en los sectores de mayor valor añadido, lo cual es muy útil para la competencia económica en los mercados pero no para la guerra económica.
Sin duda que la especialización en bienes y servicios "de lujo" (o sea, con alta elasticidad renta) es lo normal y adecuado para una economía "rica", pero de poco sirven para la guerra económica los restauradores de alta cocina, los modistas, los artistas, los financieros, los creativos de publicidad y marketing, los contables, los diseñadores, ...y tantos otros que componen la fuerza de trabajo de nuestros ricos países. Nuestras economías occidentales son como pavos reales con espléndidos y vistosísimos plumajes que se pavonean en parques y jardines bien protegidos, pero que a la intemperie, en la naturaleza, en caso de guerra , son presa fácil de depredadores vulgares. Una vez más en la guerra económica parece darse la misma pauta que Tucídides, Tácito, Cicerón y Ibn Jaldún entre otros hallaron para la guerra convencional: que el lujo debilita la capacidad de hacer la guerra de las sociedades que lo disfrutan.
Y, por supuesto, todo esto sin hacer mención a los costes para los sancionadores de la implementación de las sanciones, lo que de por sí merece un tratamiento particularizado. Es decir, sin hablar no de la eficacia sino de la eficiencia de las sanciones.Tan sólo señalar que "las cosas" hay que verlas desde una perspectiva global y a medio plazo. Por ejemplo, a resultas de la nula cosecha de cereales de este año en Ucrania, el "granero de Europa", la posición de Rusia como productor de grano sube. La subida del precio de los cereales podrá ser sólo una "incomodidad" para nosotros, los habitantes de los países ricos. Pero la experiencia histórica señala que esa subida de los precios de los alimentos básicos genera inestabilidad política y militar en los países menos ricos (la última vez fue la conocida como "primavera árabe") cuyos efectos distan de ser menores. En un mundo globalizado y de dinámicas no-lineales, es difícil predecir y circunscribir los efectos colaterales de las sanciones.
Y para acabar. Ya sé que la posición descrita en esta entrada se. enfrenta a lo que pregonan los expertos de todos los medios de comunicación occidentales que prevén que Rusia se aventura a volver a la Edad de Piedra por estas sanciones. Me puedo equivocar, quizás así ocurra al final, pero de momento me parece que poco efecto disuasorio cabe predecir de cualquier programa de sanciones a Rusia si China no acompaña.