La carta que este viernes difundieron los accionistas minoritarios agrupados en torno a Western Gate ha vuelto a poner al Grupo DIA frente al espejo de sus pecados pasados, justo en el momento en que la compañía trata de demostrar que aquellos ya han quedado purgados. La refinanciación de la deuda que la compañía anunció el pasado miércoles ha sido presentada como la última pieza de una compleja obra de ingeniería financiera con la que los gestores del grupo han sido capaces de mantener en pie un proyecto que por momentos pareció al borde del abismo. Precisamente, los reclamos que dan forma al escrito de Western Gate (en esencia, falta de experiencia en el consejo, falta de compromiso con el mercado y falta de liquidez de la acción) pueden leerse como una continuación de los mismos lamentos que en los momentos más críticos de la compañía, hace ahora algo más de cinco años, llevaron a muchos de los minoritarios del grupo de supermercados a denunciar que les habían "metido la mano en los bolsillos", a medida que veían desinflarse aceleradamente el valor de sus acciones y la compañía se veía abocada a lanzarse en los brazos (permanentemente bajo sospecha) de LetterOne, para evitar el colapso. Pero, en cierto modo, también suponen el reconocimiento de la nueva fase en la que se adentra el Grupo DIA (el propio comunicado habla de "un primer paso positivo") tras sus últimos anuncios, que, en opinión de los analistas, empiezan a mostrarla como una opción a considerar por los inversores, tras un largo lustro de turbulencias que hicieron de la compañía una apuesta solo apta para los amantes del riesgo. Una imagen muy diferente a la que mostró la antigua filial de Carrefour en los primeros compases de su andadura bursátil, iniciada en el verano de 2011, cuando logró posicionarse como uno de los grandes vencedores de la crisis económica que asolaba España. Su vertiginoso ascenso en bolsa (un informe de Banesto Bolsa llegó a hacer un símil entre sus acciones y el campeón de Fórmula Uno Sebastian Vettel) le llevó a rozar los 5.000 millones de capitalización en la primavera de 2015, tras triplicar su valoración en menos de cuatro años. A partir de entonces, sus dificultades para adaptarse a las nuevas condiciones de un mercado cada vez más competitivo, con la poderosa irrupción de enseñas como Mercadona o Lidl, dio paso a un paulatino derrumbe de las cifras de negocio (y de la acción), que se agravaría en los años posteriores, a medida que iban apareciendo en escena los conflictos con los franquiciados, una serie de escándalos contables y, como consecuencia de todo ello, una abultada deuda que puso en cuestión la propia viabilidad del negocio. Fue entonces cuando LetterOne hizo su entrada en escena, como salvador (no exento de críticas) del proyecto. Una tarea a la que se ha encomendado en los últimos cinco años y que ahora parece tener encarrilada. De recuperación a crecimiento "DIA ha logrado mucho en su pasado reciente: ha logrado dar un giro a su mercado principal (España), ha salido de unidades con malos resultados (Brasil, Portugal y Clarel) y ahora ha conseguido financiación, al tiempo que muestra un mayor compromiso para mejorar la comunicación con el mercado", señalaban en una nota publicada este miércoles los analistas de JB Capital. El acuerdo anunciado por DIA implica la obtención de unos 885 millones de euros de financiación, con un vencimiento de entre tres y cinco años y a un tipo medio de 5,56% más euríbor, lo que, grosso modo, sirve para alejar los vencimientos de deuda (que tenían su próxima fecha clave en diciembre de 2025) y mejorar la liquidez disponible, al elevar la capacidad de financiación en unos 92 millones de euros. Entre otras cuestiones, los analistas resaltan la confianza mostrada por los principales acreedores del grupo, alejando los temores a una ampliación de capital que habría sido muy dilutiva para sus accionistas, y señalan que la nueva estructura financiera abre la puerta a una nueva etapa en la evolución de DIA. "Vemos a DIA iniciando un nuevo capítulo, pasando de una historia de recuperación a una de crecimiento, con capacidad de generación de efectivo para financiar sus necesidades de inversión", comentan en JB Capital. Aunque suman un 31% en el año, sus acciones acumulan pérdidas del 77% desde 2019 Los expertos vienen valorando positivamente, desde hace meses, la estrategia seguida por la compañía que dirige Martín Tolcachir, que ya le ha servido para impulsar sus ingresos (en términos comparables) en el primer semestre de este año un 6,3% respecto al mismo periodo del año anterior, tras desprenderse de varios de sus negocios menos rentables. "La cartera ahora está limpia", señalaban en Bestinver Securities en un informe fechado el pasado julio, haciendo referencia a las desinversiones en Clarel, DIA Portugal y DIA Brasil. La firma de análisis proyectaba entonces un crecimiento anual compuesto del ebitda del grupo del 15% entre 2023 y 2026, lo que implicaría rozar los 400 millones de euros ya ese año. "Creemos que DIA tiene una extensa red de proximidad con clientes fieles, una dirección experimentada y un accionista comprometido. Confiamos en el potencial de España y creemos que el relato de inversión es mucho más fácil ahora", indicaban entonces. Todos estos movimientos empiezan a infundir algo de ánimo a sus maltrechas acciones. Tras anotarse un 14% en las tres sesiones posteriores al anuncio de la refinanciación, acumula una subida del 31,36% en 2024. Pero esta mejora queda en nada cuando se pone en relación con el desplome del 77% que firma desde que LetterOne se hizo con la mayoría de su capital, en el verano de 2019, y el 98% que se deja desde sus máximos de 2015. Pero los expertos ven razones para confiar en que la incipiente mejora vaya a más. No solo por la refinanciación, sino por la decisión de la compañía de presentar próximamente un nuevo plan estratégico y realizar una agrupación de acciones (contrasplit), de 1.000 a 1, que le despojará del dudoso honor de ser la cotizada española con los precios de acción más bajos. "Esta refinanciación era el último obstáculo financiero para que DIA se convirtiera en una empresa invertible, y valoramos positivamente que DIA esté dispuesta a volver a relacionarse con los inversores y presentar un nuevo Plan Estratégico, mientras que el contrasplit eliminará la percepción actual de DIA como una 'penny stock' y ayudará a corregir la infravaloración actual (cotizando a tan solo 0,3 veces ventas y 5 veces EBITDA)", apuntaban el miércoles en Alantra Equities. Algunas voces reclaman un aumento de la liquidez para impulsar su cotización La firma le otorga un potencial de revalorización cercano al 30%. Y aún más optimista resulta la visión de JB Capital, que valora la compañía un 93,5% por encima de su precio actual. Sin embargo, algunas voces siguen sin ver claro que DIA haya resuelto todos los problemas que dificultan el interés de los inversores en sus acciones y apuntan, sin ir más lejos, a la baja liquidez de sus acciones. "DIA (y LetterOne) tienen que tomar medidas específicas para aumentar la liquidez del valor", indica en este sentido Patricia Cifuentes, analista de Bestinver Securities, que recuerda que con un 77,7% del capital y tras el desplome de la capitalización hasta los 900 millones actuales, el free float apenas alcanza los 200 millones de euros, un monto demasiado reducido para atraer el interés de los inversores institucionales.